La LF puede, también, relacionarse con la psicología o antropología forense. Las ciencias del lenguaje, al servicio de la administración de justicia, estudian las muestras de habla o escritos como evidencia judicial.
Cuando uno se inicia en el estudio del lenguaje – lingüística – nunca se imagina lo largo del vuelo y la amplitud de paisajes que se pueden avizorar. Me ocurrió cuando siendo alumno de la profesora Lidia Miquel en el Instituto Pedagógico, Universidad de Chile aprendí a ver la importancia de este campo en la enseñanza de lenguas y los aportes de la psicología de los aprendizajes verbales. Yo quería ser solo un profesor de inglés dispuesto a desempeñarme en cualquier parte de nuestro territorio. Después surgió la posibilidad de colaborar- ya en Valdivia - en la formación de futuros colegas acá en la Universidad Austral de Chile, y ganar una Beca Fulbright de investigación en estas materias que hice en la North Dakota State University, Fargo, EE.UU. Después en docencia de psicolingüística en Educación Diferencial y Educación Parvularia, por mi interés en la relación lenguaje- pensamiento, adquisición y aprendizaje de lenguas. Posteriormente, en la Araucanía apareció un espacio para “enseñar” en carreras de Fonoaudiología y Pedagogía en Lenguaje y Comunicación.
Poco a poco, y la amplitud del ámbito de las ciencias del lenguaje, me encontré con el tema del lenguaje en los ambientes judiciales cuando fui invitado a un Congreso de Lingüística en la Universidad Nacional de Colombia, Fac de Ciencias Humanas, Depto de Lingüística, Bogotá (2004). Allí percibí el entusiasmo de varios lingüistas por la “lingüística forense” o LF. El vocablo forense lo asociamos a menudo a los “muertos”, extraño ¿Qué relación puede haber entre “muertos” y ciencias del lenguaje? ¿lenguas muertas? Nada semejante. En apretada síntesis, se trata de estudiar las evidencias lingüísticas como cartas, notas, declaraciones policiales en la comisión de delitos, etc. Importante la “voz delatora” tema que desarrollé en columnas anteriores y recordando algo un programa de la televisión abierta titulado “el cuerpo no miente”, “dime como te expresas y te diré quién eres”, “lo pillamos por la lengua”. En la jerga policial “cantó Gardel”, “cuándo canta Gardel”. “en la cadencia del verso se esconde el delito”.
¿Por qué forense? El vocablo latino “forensis” o “fórum” = plaza pública o foro. En la Roma antigua la justicia se administraba en el “foro público” o “tribunales de justicia”. La LF, en consecuencia, es una interfaz entre la justicia, el derecho y las ciencias del lenguaje aplicables en la práctica jurídica, desde la implementación de herramientas lingüísticas en la interpretación de disposiciones legales , contractuales y jurisprudenciales, hasta la intervención lingüística en procesos judiciales en la determinación de confidencialidad de testimonios, informes policiales y otros documentos y la vinculación de muestras de habla o textos como grabaciones de video y audios como evidencias para proceder a imputar o condenar culpables. A menudo se le relaciona con la grafología y la documentología o el reconocimiento de rasgos caligráficos de las personas, y, la segunda, con la verificación de la autenticidad de los documentos o muestras presentadas.
La LF puede, también, relacionarse con la psicología o antropología forense. Las ciencias del lenguaje, al servicio de la administración de justicia, estudian las muestras de habla o escritos como evidencia judicial. El habla es siempre psicológica, el lenguaje es una facultad del cerebro, la lengua el medio por el cual se manifiesta la “cognición. El ámbito de la lingüística con mayor aplicación al campo jurídico es la “atribución de autoría” sobre las dudas que puedan surgir sobre la identidad de quien las dice o escribe. Surge aquí la importancia del concepto de “idiolecto” versión propia o individual de una forma de hablar de un usuario de la lengua. Hay que tener presente que la expresión de un individuo es el resultado de las interacciones con otros hablantes. El habla depende de factores geográficos, económicos, educativos, socio-culturales, y familiares en elementos léxicos o vocabulario típico y sintácticos (elaboración de frases u oraciones). En términos simples, formas particulares o propias de hablar. Es el “ADN lingüístico” o “singularidad lingüística”, afirma Coulthard (1995) y que todo hablante posee. Otros autores lo llaman “huellas dactilares lingüísticas o HDL
En la literatura relevante, no poca, existen informes en Inglaterra y los EE..UU. anécdotas sobre una disciplina tan particular que incluso jueces se preguntan qué puede hacer un lingüista en un juicio. Coulthard y Johnson (2010) citan ciertas “observaciones” de magistrados como ¿“un lingüista vendrá a corregirnos lo que decimos o escribimos en los fallos?,entre otras cuestiones. En Australia, Inglaterra EE.UU. y Canadá existe una Asociación Internacional de Lingüística Forense, ya. Como también detallados informes sobre el caso del “doctor muerte”, “violadores”, o el caso Coleman por adulterio. Es bastante la evidencia lingüística en investigaciones de crímenes, detección de plagios, , etc. que los autores antes citados explican con más detalles.
En nuestro medio latinoamericano, Colombia en la Universidad Nacional destacan los profesores J. Baquero y F. Pardo por desarrollar esta línea de investigación en torno a la LF con programas de formación sobre argumentación, interpretación de datos, redacción de informes periciales, incluso “inglés jurídico”, consultorías, dentro de lo que se llama “interfaz entre ciencias del lenguaje y derecho”. Los lingüistas UNAL afirman que “en una palabra o en la organización de un grupo de palabras puede estar la diferencia entre un texto sano y otro acosador, o discriminatorio”. Así la aplicación adecuada de técnicas de interpretación a la luz de elementos semánticos, sintácticos y pragmáticos es una herramienta fundamental en la solución de problemas de comprensión y definición de “marcos legales” y “jurisprudenciales”. Debemos tener en cuenta, también, la importancia de las variaciones dialectales (individual) y sociolectales (grupales) relevantes en el seguimiento de “pistas” como el “reconocimiento de voces” (fonética forense) la “narratología forense” y “técnicas de entrevista” en testigos vulnerables, o desde el “habla flaite” a la formalidad del discurso académico, etc..
Concluyendo, la LF es un “campo aplicado” que se agrega ya a otros tantos como la lingüística educacional, la sociolingüística, etnolingüística, psico/neurolingüística como ciencia auxiliar de la justicia. Habría que mirar cómo está el campo en las universidades de nuestro chile “deconstruido” por ideologías irrelevantes, donde los temas discurso y cultura predominan. “Como dijo el poeta, tienes toda la muerte por delante”, N. Parra. O “el problema de la filosofía es quién lava los platos”.