Hay diferentes formas de ayudar a estudiar para entender un texto. Algunas de ellas son presentar cuestionarios con preguntas que pongan en evidencia las malas intelecciones o las cuestiones que no han sido entendidas, solicitar que se verifique si es posible o no extraer ciertas conclusiones de texto leído, pedir al alumno que explique con su propia forma de expresarse el contenido del texto (es decir, que realice una paráfrasis) a otra persona que no lo ha leído, presentar problemas que requieran para su solución la intelección correcta del texto en cuestión, solicitar que se intente justificar acciones del relato sin salirse del mismo, buscar coherencias o incoherencias en el perfil de los protagonistas del relato.
¿Qué caminos alternativos tenemos los docentes para ayudar a un alumno a entender un texto?
Hay diferentes formas de ayudar a estudiar para entender un texto. Algunas de ellas son presentar cuestionarios con preguntas que pongan en evidencia las malas intelecciones o las cuestiones que no han sido entendidas, solicitar que se verifique si es posible o no extraer ciertas conclusiones de texto leído, pedir al alumno que explique con su propia forma de expresarse el contenido del texto (es decir, que realice una paráfrasis) a otra persona que no lo ha leído, presentar problemas que requieran para su solución la intelección correcta del texto en cuestión, solicitar que se intente justificar acciones del relato sin salirse del mismo, buscar coherencias o incoherencias en el perfil de los protagonistas del relato, etc. Todas estas técnicas permiten no sólo organizar la tarea del alumno sino verificar si se produjo la intelección. Además tienen la ventaja de que no sólo favorecen el desarrollo de la habilidad intelectiva del alumno sino también su habilidad elocutiva.
Es muy importante señalar que la tarea del alumno es individual y la del docente personalizada. Cada alumno tiene sus propias dificultades para entender y expresar ideas ya que pone en juego sus habilidades lingüísticas y sus creencias.
Uno de los problemas planteados en la práctica docente cotidiana es la falta de una actividad guiada por el docente que ayude al alumno estudiar los textos para entender. En general la tarea de comprensión de los textos corre por cuenta exclusiva del aprendiz. El docente interviene solicitando una prueba escrita o una lección oral en la que evalúa lo que aprendió el alumno. Justamente, falta verificar que se haya cumplido con la etapa de entender.
No hay que confundir las actividades realizadas para entender un texto con las que suelen proponerse como técnicas de estudio. Las sugerencias más comunes en este ámbito tienen que ver con la optimización del esfuerzo y del tiempo así como con la eliminación de prácticas perjudiciales para las actividades intelectuales; pero presuponen la comprensión de los textos con los que se ha de trabajar.
Ejemplo.
Vamos a ejemplificar con el caso concreto de un alumno que debe estar en condiciones de razonar a partir de las afirmaciones de un texto. Por ejemplo el siguiente:
"Si se exceptúa a algunas pequeñas y torpes víboras de coral, la totalidad de nuestras serpientes venenosas son yararás. Puédese casi asegurar a ciencia cierta que todo hombre o animal doméstico o salvaje muerto por una víbora, ha sido mordido por una yarará.
Estas víboras pertenecen a ocho o diez especies distintas, pero sumamente parecidas entre sí. Tan vivo es el parentesco, que apenas algunas especies se diferencian del resto de la familia por dos o tres caracteres sensibles.
En la Argentina, la yararacusú goza en primer término de este privilegio, por ser la más grande, la más fuerte, la más hermosa y la más mortífera de todas las primas hermanas. Merece, pues, ser considerada la reina de nuestras víboras." De LA YARARACUSÚ, de Horacio Quiroga, publicado en Caras y Caretas, el 13-XII-1924.
Empecemos por presentar un cuestionario de comprensión:
No pienso en preguntas como las siguientes:
¿De qué víboras habla el texto?