En ciencias, siempre cualquier disciplina tiene que enfrentar ciertas fuerzas contradictorias. La lingüística no ha sido la excepción. Ello, por la necesidad de dar respuestas a ciertos problemas relevantes e inmediatos, para ser una disciplina autónoma e independiente.
No hace mucho tiempo, solía decirse que el campo de la lingüística era un sub-campo de muchas otras disciplinas académicas, desconociendo su importancia. La antropología – entre otras - aún mantiene la idea de que pueden recurrir a ella como una sub-disciplina, y que les pertenece. Para una información más apropiada y relevante recomiendo la lectura o consulta de mi texto co-editado con la Dra. Mireya Cisneros E. Profesora de la Universidad Tecnológica de Pereira, Colombia titulado “La Conformación de la Ciencia Lingüística: Antigüedad y Siglo XX”, 2010, Ed. UTP.
En ciencias, siempre cualquier disciplina tiene que enfrentar ciertas fuerzas contradictorias. La lingüística no ha sido la excepción. Ello, por la necesidad de dar respuestas a ciertos problemas relevantes e inmediatos, para ser una disciplina autónoma e independiente. Anterior a la década de los 60s el mayor trabajo de esta ciencia del lenguaje fue contribuir a la enseñanza y aprendizaje de lenguas, trabajos de traducción de la Biblia y tratar de relacionar la teoría con campos como, psicología, y educación. Justamente aquí vemos el nacimiento de lo que hoy conocemos como “lingüística aplicada”. Una de las preocupaciones mayores- entonces - fue deshacerse de aquellas nociones o conceptos que no aportaban mucho a la comprensión del lenguaje humano y las lenguas, por ejemplo, explicar el origen del lenguaje y los criterios de corrección en el uso de la lengua y que no debía estar controlada por una autoridad (academias) o diccionarios.
Otra gran preocupación durante la década de los 60s fue que hubiese un trasfondo teórico potente para explicar hechos de la vida real como una ciencia autónoma. Como decíamos en el párrafo anterior, aquí ya encontramos el germen de llegar a campos aplicados, sin llamarse todavía lingüística aplicada con una gran preocupación por diseñar una pedagogía del lenguaje, la lengua y el habla. Ello fue una gran señal de un crecimiento o desarrollo que prácticamente está presente hasta nuestros días. Al declararse una ciencia autónoma, se separa de otras como la antropología, la psicología y la educación. Pero posteriormente vemos que vuelve a relacionarse en sub-campos híbridos, pero relevantes, como la sociolingüística, psicolingüística, lingüística educacional, ahora con mayor propiedad.
Siendo un campo independiente y autónomo en los años 50s las investigaciones lingüística se centraron en la fonología (fonemas o sonido en contextos como las formas más diminutas de una lengua) y la morfología (formación de palabras). En otros términos, las investigaciones se centraron en las unidades mínimas de la lengua o fonemas como unidades accesibles, fáciles de manejar y analizar. Seguidamente, hay que mencionar la irrupción de Noam Chomsky que hizo cambiar el paradigma de investigación en las ciencias del lenguaje. Dos fueron las publicaciones que el ahora Profesor Emérito del MIT, Massachussets, EE.UU. En 1957 Syntactic Structures y Aspects in the Theory of Syntax, 1965. Rápidamente el cambio de paradigma significó hacer de la lingüística como las matemáticas, Cartesiana y algo más complicada, no empírica, teórica pero independiente. El foco cambia, a partir de ahora, para centrarse y dar cuenta de los patrones de las interacciones sociales humanas, y así entender los “universales de la mente humana”, probablemente la antropología, la psicología, y la educación comenzaron a mirar con nuevos ojos el desarrollo de las ciencias del lenguaje o lingüística. Interesante la historia de la enseñanza de lenguas.
Alrededor de la década de los 70s-80s se nota- en la literatura relevante - una especie de regreso de las ciencias del lenguaje hacia una interacción interdisciplinar con renovado interés por el estudio y análisis de “unidades mínima” (fonemas) de una lengua al mismo que se ponía el foco de atención en unidades de mayor significación llamadas “oraciones” (sintaxis). El lema ha sido de la forma a la función, al significado, la pragmática y los “actos de habla”. Ello, observando el proceso de desarrollo/adquisición del lenguaje en la infancia. Se posibilitó así el regreso a la antropología, psicología, y ciencias pedagógicas (psicología del aprendizaje verbal), la sociología, filosofía, e incluso la crítica literaria. El campo de la lingüística empieza, así, a trasladarse a ámbitos más amplios para explicar la comunicación verbal humana en muchas de las actividades humanas.
Hablando históricamente, no todos los lingüistas han seguido la tendencia natural que, desde los orígenes, han orientado el desarrollo de las ciencias del lenguaje, o, simplemente “lingüística”, especialmente los aspectos sociales del lenguaje, los usos de la lengua y el habla. Algunos, a pesar de ello, han continuado con los estudios de la sintaxis, fonética y fonología de una lengua, incluyendo la semántica. Otros, con mayor dedicación interdisciplinar, se han centrados en variables sociales como la “sociolingüística”, aspectos psicológicos o “psicolingüística”, o procesos neurobiológicos como “neurolingüística”, la “filosofía del lenguaje”, “filosofía de la mente” (naturaleza de los fenómenos mentales, y el mundo físico, significados, intencionalidad del pensamiento), o la “lingüística computacional” (procesamiento verbal en computadores, síntesis del habla, y traducción). Y ¡claro! Las “etnografías del habla y de la comunicación” (uso del lenguaje por un determinado grupo social). El campo en la actualidad se ve bastante amplio. Entonces, ¿por qué tiene un espacio tan limitado en las universidades de nuestro país?
Las proyecciones de estos esfuerzos híbridos han sido enormes si miramos el ámbito de la relaciones humanas, ambientes laborales, la educación/ pedagogía (lingüística educacional, lenguaje y aprendizaje). Y más allá como en el campo del derecho (lingüística forense), o, la misma medicina (comunicación médica). Sea como fuere, siempre habrá un ámbito teórico, un análisis, metodologías de trabajo, y actitudes con hilo comunes o líneas de investigación útiles de la lingüística como una “ciencia aplicada” a la comunicación humana.