La finalidad de este trabajo es la de dar cuenta de lo que el cuerpo de un niño oncológico habla, ya sea con gritos, o de lo que con su voz nos habla, y de la construcción una red simbólica que le permita transitar aun a pesar de lo terrible que es la llegada imperante de una enfermedad, es dar un significado a su dolor físico y psíquico, así como brindar un acompañamiento en una etapa crítica de su tratamiento médico.
Los gritos de un infante. La preservación de lo simbólico en la clínica hospitalaria.
Coautoría del artículo: María del Carmen Rojas Hernández
Es la muerte la mayor crisis que enfrenta el hombre inoxerablemente. Pone a prueba su aparato psíquico y el intricado manejo del narcisismo.
Freud, S. (1923)
Preámbulo
Este trabajo nace a partir de la experiencia clínica realizada con pacientes oncológicos infantiles en distintos momentos de su tratamiento médico: consultas semanales, períodos de hospitalización, o durante la suministración de la quimioterapia.
El escenario: Hospital Central Dr. Ignacio Morones Prieto, área de oncología infantil en la ciudad de San Luís Potosí. El servicio médico remitía a aquellos pacientes que a su criterio necesitaban la atención clínica, de acuerdo a la fenomenología que manifestaban (depresión, inquietud, agresividad, angustia).
Las sesiones clínicas que se llevaban a cabo comprendían un tipo de abordaje denominado la clínica del acompañamiento debido a que las condiciones no permitían otro tipo de abordaje, ya que el contexto no era propicio para las sesiones clínicas habituales. El objetivo de aquel estudio fue el de mostrar la transformación del lazo social, a partir del deterioro del cuerpo debido al cáncer y al tratamiento médico, bajo una consideración hipotética de que existe una posibilidad de intervención ética en la clínica hospitalaria.
En términos de llevar a cabo un trabajo clínico con una significación particular, se partió de la historia de cada uno de los pacientes y desde el análisis clínico de cada caso, tomando como instrumento el lenguaje.
Desarrollo
Referir la práctica clínica con niños y jóvenes con leucemia es remitirnos a hablar de cuerpo, muerte y rupturas. Las investigaciones en torno a la subjetividad del enfermo oncológico son aun incipientes y por lo tanto ellos no cuentan con un espacio en el que puedan expresar su sentir y su preocupación; aun así el deseo de aquellos que quieren prestar su escucha para que los sujetos que son acallados o silenciados en la clínica hospitalaria.
Por ello, la finalidad de este trabajo es la de dar cuenta de lo que el cuerpo de un niño oncológico habla, ya sea con gritos, o de lo que con su voz nos habla, y de la construcción una red simbólica que le permita transitar aun a pesar de lo terrible que es la llegada imperante de una enfermedad, es dar un significado a su dolor físico y psíquico, así como brindar un acompañamiento en una etapa crítica de su tratamiento médico.
Con la llegada de la enfermedad aparece una afectación psíquica que resulta de muchas pérdidas y cambios: esta afectación se evoca a partir del conjunto de situaciones traumáticas, terapias agresivas, complicaciones físicas, hemorragias, hospitalizaciones frecuentes y cambios físicos a partir del tratamiento medico o por la propia enfermedad.