Los programas académicos cuyos objetivos son formar personas en las destrezas fundamentales para manejar una segunda lengua o lengua extranjera (L2), generalmente, entregan un producto menos satisfactorio de lo que se espera, principalmente en “metodología”.
Características: a) presentar el vocabulario en contextos y oraciones explicativas, b) la escritura no importaba mucho, era pospuesta hasta momentos posteriores. c) se debía contar con concurrencia de profesores nativos, d) “diálogos” dramatizados, e)contextos culturales de la lengua, f) la enseñanza se impartía segúnlas diferencias individuales de los alumnos (edad, experiencia previa, etc.) Surgieron así las series de textosconocidos como “ Intensive Course for Latin American Students” que contenía los principios y técnicas que en adelante lo conoceríamos como “New Approach” o “Nuevo Enfoque” que contenían par la enseñanza de la gramática los “ejercicios mecánicos orales, ejercicios significativos y ejercicios comunicativos “trilogía para la enseñanza de la gramática”.
Hoy, encontramos muchos textos que contienen una enorme cantidad de prácticas de la lengua, pero siempre queda la duda de que se usen adecuadamente, o, solo para cubrir el texto en uso. Lo importantes son las investigaciones provenientes de la lingüística, psicología del aprendizaje, la teoría del conocimiento, bilingüismo, y – por qué no – la antropología. Se hace imprescindible que los autores de textos, organismos oficiales que determinan las políticas educacionales, instituciones formadoras de profesores y los profesores mismos, se mantengan alertasante todo los avances que se han venido aproximando. Incorporando los avances en la elaboración de programas y textos o afines.
No es adecuado seguir observando que, a pesar de la importancia que tiene el inglés hoy, nos digan que debemos ser “bilingües” (Chile bilingüe, Abre Puertas, Communicative Englishy tantos otros) mirando“cómo caen los frutos de un árbol envenenado”. O cómo departamentos académicos en varias Universidades se han convertido en “coordinaciones” o “centros de idiomas. Ello es quitarle el carácter científico y académico a la enseñanza de la lengua.
A MODO DE EPÍLOGO
¿En qué estamos? Mejor dicho, ¿en qué está la enseñanza de inglés en el mundo, particularmente en nuestro país? Habiendo tanta tecnología, ¿podemos seguir cultivando la esperanza de “ser bilingües”? Afuera - no sé cuánto hay de investigaciones TEFL en el mundo académico chileno, - sí las revistas especializadas dan cuenta regularmente de los resultados de éste u otro método, enfoque y técnicas (ahora le llaman eufemísticamente “estrategias”). ¿Y la formación de profesores de inglés? Interrogantes que aún están sin respuestas satisfactorias. Todo, parece “coser y cantar”
Hemos pasado revista a gran parte de lo que ha habido desde inicios del siglo xx, incluso antes con los aportes de entonces la enseñanza de lenguas clásicas (griego y latín), etc. etc. etc. Después de mi retiro he podido asistir a algunas presentaciones en universidad locales donde se ve la completa desaparición de métodos. Hoy con la idea de una metodología o “enseñanza postmétodo” parece ser “trending topic” o enseñar de cualquier forma como diciéndole “bye-bye” a la historia de los métodos, olvidando o ignorando los “andamios de la historia”. Más aún se piensa que uno o varios laboratorio multimedia son suficientes. Tampoco se sabe cuál es el rol del profesor. La formas de evaluar los aprendizajes de la lengua, permanecen siempre en un plan de estudio de una carrera universitaria con “aprobado/ reprobado” (A-R). La enseñanza del inglés ha pasado a ser un simple adorno, como para decir si “tuvo inglés” o “tuve inglés”. Cuando postulé a una JC en una universidad local un Rector y Jefe de Personal (ambos no eran lingüistas aplicados) me manifestaron que bastaba con que los profesores supieran “apretar botónes” para cumplir con el “requisito” de mostrar “proficiencia” en la lengua. ¡Qué falta de criterio académico! Lo peor que los otros colegas que componían la comisión de concurso asintieron al criterio de la autoridad académica. En todo caso ya es “página leída” de una situación de concurso y de otras que puedan darse por allí o por acá, etc.
Los programas académicos cuyos objetivos son formar personas en las destrezas fundamentales para manejar una segunda lengua o lengua extranjera (L2), generalmente, entregan un producto menos satisfactorio de lo que se espera, principalmente en “metodología”. Las razones, pienso, por las que no se utilizan nuevos enfoques pude ser que lo profesores no los entienden, o, simplemente en su formación metodológica no se los entregaron. Después se comenta que los resultados de la enseñanza resultan dudosos, o, que no hubo tiempo para innovar, o, simplemente que es mejor seguir con las prácticas convencionales pues – según el profesor - resultan mejor.
Si los departamentos de lenguas y profesores de lenguas no introducen los cambios necesarios para ir más allá de las destrezas básicas, seguiremos percibiendo los deplorables resultados que constituyen una amenaza a la credibilidad de nuestra profesión. Kumaravadivelo (1990) un lingüista aplicado, en el afán de echar por tierra los métodos y enfoques, acuña livianamente el término “condición postmétodo” como el “inicio de una ¡nueva pedagogía! Como alternativa a la idea de método(s) en el desarrollo de los que hemos reseñado en “Historia …. “ (ver www. Elinformadordigital.cl). Complicando más el campo de la enseñanza, entiende por método una “construcción” y a la metodología, una “conducta”. Más aún, a nivel de educación superior muchos estudiantes toman inglés como requisito en uno o más semestres sólo para cumplir con cierto número de créditos y así poderse titular o graduarse.
Entonces no es extraño hoy seguir escuchando a diseñadores de políticas públicas, respecto a inglés, referirse a una herramienta de “desarrollo personal y profesional”. Algo ayuda a la motivación de los estudiantes, pero huele más a “embrollo” cuando se patrocinan con etiquetas como “aulas multisensoriales”, “pedagogía del amor”, “aprendiendo con las emociones”, “redes de docentes TEFL”, certificaciones, etc. etc. Como decíamos en columnas anteriores, son muchas las décadas de confusión en las metodologías de enseñanza y aprendizaje de inglés. La formulación de mallas en la formación docente es un asunto aparte: amplio y profundo, digno de abordar de una vez por todas. La enseñanza postmétodo obnubila más el panorama. Grandes y fecundos fueron los tiempos (década de los 70s), cuando se extendieron por Chile los respetados Institutos Norteamericanos de Educación y Cultura – Institutos Chileno-Británicos también - que llenaban sus niveles con una fuerte motivación por aprender inglés, y, ¡ cómo se aprendía! … y con metodología muy simples y sencillas basada en la lingüística descriptiva y el conductismo en psicología del aprendizaje. Hoy confundimos la “anestesia” con la “magnesia”. Seguiremos así por mucho tiempo más ¿Quién sabe? ¡al debe! Se me vienen a la mente también los tiempos del Instituto Pedagógico, Universidad de Chile cuando en clases de metodología de la enseñanza la profesora Lydia Miquel S. junto a su equipo nos daban “clases demostrativas” sobre cómo presentar y ejercitar los distintos aspecto de la lengua (cómo enseñar vocabulario, cómo enseñar la gramática, contextos de uso.. ), y, siempre teniendo presente que mirar o estar atento al conocimiento científico proveniente de la Lingüística y de la Psicología de los Aprendizaje Verbales para enriquecer el trabajo de aula. No suficiente con ello, recuerdo, que en mi Práctica Docente en el Liceo Experimental Darío Salas me solicitó 15 minutos de la clase para “demostrarme” que se podía hacer mejor. Era una buena costumbre formadora de esta insigne profesora que hacían de nuestras prácticas un agrado. Nunca pensé que desde la década de los 70s me iba a convertir en Profesor de Didáctica Especial del Inglés en la UACH donde me desempeñé por 25 años. En mi retiro estoy siempre alerta a lo “nuevo”. ¡Mirando, leyendo lo que fluye!