La EF aspira a establecer bases firmes y perpetuas de una rica vida psicológica, ética, espiritual y material para honra y bienestar de la sociedad humana. Amor y sabiduría son la base real de una completa educación para la humanidad.
La pedagogía es la ciencia que trata sobre la mejor manera de enseñar o el “arte de educar”. Se desprende de aquí que puede aplicarse al enfoque más idóneo que quiera darse a la formación del “ser humano”. Así, la más elevada pedagogía debiera ser aquella que orienta los legítimos caminos de sabiduría y libertad de conciencia a la “psiquis” o “fondo anímico del Hombre”. Orientar, guiar o conducir acertadamente su conducta, desde los momentos más tiernos de la vida, hasta el ocaso de la misma y que solo puede ser plasmado en el papel de un verdadero “maestro” (vocablo del latín “magister”). Define aquel que sabe o conoce profundamente una determinada materia y, en consecuencia, puede “señalar” a otros el modo de aprenderla y aplicarla. Así se pueden resumir las ideas del Dalai Lama sobre educación en “Ancient Wisdom, Modern World: Ethics for the New Millennium! (2009, Abacus)
La EF aspira a establecer bases firmes y perpetuas de una rica vida psicológica, ética, espiritual y material para honra y bienestar de la sociedad humana. Amor y sabiduría son la base real de una completa educación para la humanidad. Hasta ahora nuestras generaciones han sido “instruidas” intelectualmente, pero a un elevado precio, al haber sido “vampirizadas” emocional y espiritualmente. Una verdadera “reforma educacional” debería redundar en una “revalorización del ser humano” para convertirlo en dueño de sus pensamientos, emociones y actos, es decir, un “individuo integro”.
Hemos llegado a un elevado desarrollo tecnológico que, de repente, amenaza con destruirnos. Ante esto, deberíamos disponer de una nueva pedagogía o “philokalia” (gr. = filo/ amor: kallos= belleza. Amor por lo bueno y hermoso. Enseñanza que entregue a la humanidad un camino de regreso a la hermandad entre los seres humanos, los pueblos, y las naciones.
Debemos volver a darnos cuenta de los valores humanos que hemos perdido en la medida que nos fuimos olvidando del estudio de sí mismo para caer en la peor de las desgracias: la negligencia, y el abandono de los preceptos de la “filosofía eterna” o “gnosis” (Dios dentro de cada ser humano). Los verdaderos sabios nos han hablado desde sus mismas obras: un ser humano es lo que es su vida. Y podemos añadir “al árbol se le conoce por sus frutos, y al hombre por sus obras”. Palabra sagrada es la del sabio, y, palabra de oro la de quien la escucha y sigue.