Un trastorno del desarrollo del lenguaje articulado también puede crear reacciones familiares desajustadas por falta de aceptación del problema, ante esta situación las reacciones de los menores dependen de la forma en que son asumidas sus dificultades articulatorias por la familia, el rechazo a la comunicación hasta llegar al mutismo, es una reacción común generada por risas y burlas que hieren su autoestima; la indiferencia ante situaciones comunicativas familiares que van condicionando el surgimiento de una forma más compleja de desviación (los retrasos del lenguaje) que abarcaran no solo el componente fonético sino el léxico semántico y morfosintáctico.
Por otra parte, una articulación defectuosa también puede propiciar situaciones de inhibición y de aislamiento, bloqueándose su socialización e integración en el grupo.
Esto puede desencadenar un rechazo a todo el proceso escolar, con repercusiones negativas para su futuro. Ante las consecuencias que la dislalia puede tener en el proceso escolar del sujeto que la padece, se hace necesaria su corrección antes de que se hagan sentir sus efectos en este ámbito, (J. Barrera, 2011).
Por esta situación puede tener una reacción de frustración, manifestándose en forma de agresividad. Otra forma es el retraimiento y timidez, en estos casos evitara todos los contactos y posibilidades de relacionarse con los demás.
Cuando el niño en esta situación escolar presenta este defecto de articulación, supone, por lo general, una incapacidad para su integración social en el grupo y para conseguir un rendimiento en proporción a su capacidad, fundamental para la adquisición del lenguaje oral y de la lecto-escritura.
Un trastorno del desarrollo del lenguaje articulado también puede crear reacciones familiares desajustadas por falta de aceptación del problema, ante esta situación las reacciones de los menores dependen de la forma en que son asumidas sus dificultades articulatorias por la familia, el rechazo a la comunicación hasta llegar al mutismo, es una reacción común generada por risas y burlas que hieren su autoestima; la indiferencia ante situaciones comunicativas familiares que van condicionando el surgimiento de una forma más compleja de desviación (los retrasos del lenguaje) que abarcaran no solo el componente fonético sino el léxico semántico y morfosintáctico.
Las reacciones desajustadas de la familia ante las dislalias en etapas muy tempranas del desarrollo infantil se justifican a partir del desconocimiento que las mismas poseen sobre el origen fisiológico de éstas. Su falta de preparación les hace desconocer la superación de las mismas en un período madurativo superior, que generalmente pasa sin dejar secuelas en los niños.
Ante la persistencia de las desviaciones articulatorias en aquellas edades en las que deben haber sido resueltas por el propio proceso madurativo, los padres deben procurar la asistencia especializada que los oriente en las acciones a desarrollar para corregirlas.
La personalidad del niño diagnosticado con dislalia varía en dependencia de los factores causales que generan la alteración, los problemas de origen orgánico requieren de una atención más esmerada por parte de los padres que deben procurar la investigación y el tratamiento oportuno por los especialistas responsables de su solución (ortodónsico, quirúrgico, fonoaudiológico), de no ser resuelta la situación las reacciones de los sujetos varia en dependencia de cómo afecte el daño orgánico, no solo la pronunciación sino la manifestación armónica de los órganos que participan en el acto fono articulatorio y que dan la imagen física del interlocutor, pero estos son los casos menos comunes.
Ante estos, en las edades tempranas, los sujetos no son totalmente conscientes del impacto social que tienen sus desviaciones, con los años hay una actitud critica ante estas dificultades y las reacciones varían de un caso a otro, no sólo por los trastornos y la edad, sino también por el sexo, las hembras, en la adolescencia se retraen con mayor frecuencia y evitan las burlas de sus colectivos escolares, ya para la juventud el problema se asume con otra responsabilidad y tiene una importante implicación en las decisiones profesionales que deben ser adoptadas.