Esta inhibición del habla raramente remite de forma espontánea y puede prolongarse durante muchos años si no se interviene.
El mutismo selectivo.
Durante el desarrollo infantil las dificultades más frecuentes y evidentes suelen ser las relacionadas con el retraso madurativo y el aprendizaje, sin embargo, existen otras, más latentes y silenciosas, que a menudo pasan desapercibidas o no se las concede la suficiente importancia. Una de estas dificultades es el mutismo selectivo.
Se puede definir el mutismo selectivo como la dificultad que presentan algunos niños /as para comunicarse verbalmente en entornos y situaciones sociales poco familiares o con personas poco conocidas para ellos.
Esta definición indica, por una parte, que los niños con mutismo selectivo tienen una competencia lingüística y comunicativa adecuada para su edad, y por otra parte, que esta buena competencia se manifiesta habitualmente en el entorno familiar próximo pero no se manifiesta en otros ambientes y con otras personas menos conocidas.
La característica esencial del mutismo selectivo es, por lo tanto, la inhibición persistente del habla en situaciones sociales específicas (Olivares, 2007). Su inicio se produce generalmente en los primeros años de vida y se manifiesta, en muchas ocasiones, de forma evidente, durante la escolarización en la etapa de educación infantil. Muchos de los niños y niñas con mutismo selectivo suelen presentar además algunos rasgos de personalidad característicos como timidez, retraimiento social, dependencia, perfeccionamiento…que, en el casi de concurrir en el alumno/a, pueden agravar el problema o contribuir a su consolidación.
Esta inhibición del habla raramente remite de forma espontánea y puede prolongarse durante muchos años si no se interviene.
El mutismo selectivo conlleva altos niveles de sufrimiento personal, y tiene como consecuencia importantes problemas de adapatación al entorno.
En general poseen una competencia lingüística y comunicativa ajustada a su edad comprobada en el ambiente familiar próximo y durante los momentos de mayor distensión en la escuela. Habitualmente, cuando se le hace una pregunta en clase, en lugar de comunicarse mediante las verbalizaciones usuales, el niño/a se muestra retraído, comunicándose con monosílabos, o con voz alterada, en ocasiones sin apenas utilizar expresiones faciales.