Un sujeto llega a su análisis provisto de una gramática y una sintaxis, su narrativa da forma a su fantasma, dicha gramática es el código con que puede leer los actos propios y los de los otros.
- ¡Qué planeta raro! Es seco, puntiagudo y salado. Y los hombres no tienen imaginación. Repiten lo que se les dice…
…En mi casa tenía una flor: era siempre la primera en hablar…
…Me creía rico con una flor única y no poseo más que una rosa ordinaria…
Tendido sobre la hierba, el principito lloró…la extrañaba…
Entonces apareció el zorro, el principito le propuso jugar con él y el zorro dijo:
- No puedo, no estoy domesticado, domestícame…
-¿Qué significa “domesticar”?
- Crear lazos, si me domesticas tendremos necesidad el uno del otro. Serás para mí único en el mundo, seré para ti único en el mundo…mi vida se llenará de Sol, conoceré un ruido de pasos que será diferente de todos los otros. Los otros pasos me hacen esconder. El tuyo me llamará fuera de la madriguera, como una música.
Lo esencial es invisible a los ojos: he ahí el secreto.
- El tiempo que perdiste por tu rosa hace que tu rosa sea tan importante - dijo el zorro.
Voy a ceñirme a hablar de adopción en el niño/adolescente como función de inscripción psíquica.
Sabemos que un niño es traído al mundo por Otro, por fruto del Amor, (se supone). ¿Qué de ese amor no se puede sostener?, (¿motivo por el cual es entregado a otro Otro?)
Sabemos que un niño es adoptado por Otro, por fruto del Amor, (se supone). Tenemos aquí dos contingencias, dos Otros, dos lugares del Código, para un ser humano cuyo baño del lenguaje estará marcado por AMBOS: abandono y adopción. Lacan dice: El Otro es el lugar donde viene a inscribirse todo lo que puede articularse del significante, es en su fundamento RADICALMENTE el Otro.