Aunque una estrategia dirigida a niños de alto riesgo es más rentable económicamente, el incremento de gasto y de dificultades no es tan amplio como para dejar de diagnosticar al 50% de las hipoacusias infantiles.
Usuarios directos e indirectos potenciales de los resultados del proyecto
Se entiende dentro del periodo neonatal como población de riesgo a quien pertenezca a uno de los siguientes grupos
1. Antecedentes familiares de sordera
2. Infección gestacional TORCH.
3. Malformaciones craneofaciales
4. Peso<1.500 gramos
5. Hiperbilirrubinemia grave
6. Agentes ototóxicos en la gestante o en el niño
7. Meningitis bacteriana
8. Accidente hipóxico-isquémico
9. Ventilación mecánica o estancia en incubadora
10. Apgar bajo. Asfixia. 0-3
11. Síndromes asociados a hipoacusia
Existen lugares en los que se realiza únicamente tamizaje auditivo a la población con indicadores de riesgo de hipoacusia, pero ocurre que casi el 50% de las hipoacusias neonatales se dan en niños sin factores de riesgo. Aunque una estrategia dirigida a niños de alto riesgo es más rentable económicamente, el incremento de gasto y de dificultades no es tan amplio como para dejar de diagnosticar al 50% de las hipoacusias infantiles.
Teniendo en cuenta que el número de casos de sordera en la población neonatal general es del 1 al 5 por 1000 nacidos vivos (18), una estrategia dirigida a la población de alto riesgo supondría dejar sin diagnosticar precozmente entre 13 y 50 hipoacúsicos al año. Por ello, una estrategia que consiga la máxima detección y por tanto la máxima efectividad deberá aplicar un programa con carácter universal.
Dentro de los criterios bioéticos recordemos que no se puede realizar ninguna actuación en el ámbito sanitario y en especial cuando se actúa sobre la población, sin tener en cuenta unos criterios éticos mínimos. El tamizaje de la sordera infantil se adapta a los criterios de justicia, no causa ningún tipo de complicaciones en los recién nacidos, pretende conseguir efectos beneficiosos y además es voluntario, apoyado por información a los padres y empleando un documento de consentimiento informado. Un posible problema, que se ha podido observar en otros programas establecidos, es la angustia causada en los padres, sobre todo en los que no pasan la primera fase del tamizaje. En estos casos se debe extremar la comunicación y la información a los padres, estando siempre en disposición de hacer cualquier aclaración y asegurando la realización de las siguientes fases del tamizaje lo antes posible.
El diagnóstico y tratamiento inmediato de la hipoacusia -antes de los seis meses de vida brinda a los niños la posibilidad de alcanzar un desarrollo normal del lenguaje, mejorando el rendimiento escolar, el aprendizaje y el ajuste adecuado en la sociedad. Realizar este trabajo de detección y actuación temprana de forma coordinada, junto con la ayuda de las nuevas tecnologías, servirá para que en un futuro prácticamente la totalidad de los niños que nazcan con problemas auditivos puedan adquirir lenguaje