Raúl trajo su objeto fobígeno para que yo lo viera y creara otra mirada, una mirada con corte, corte y empalme…
En otra sesión Raúl trae un juguete. Veo que es una arañita negra. La saca para jugar él solo, para manipularla hasta que ve que lo veo y le pregunto qué es, para qué tiene esa arañita con él. Dice que no se llama arañita, que se llama Martita, diminutivo con el que llaman a su mamá en cada uno de sus trabajos… Le agradezco haberla traído para mostrármela.
Raúl trajo su objeto fobígeno para que yo lo viera y creara otra mirada, una mirada con corte, corte y empalme…
Martita y Martín (su segundo nombre) son homofónicos, excepto en la “n” que cae y su mamá no respeta el NO: Raúl tomó pecho hasta los dos años y tres meses.
Y no es que nos volvimos kleinianos ni representantes de no sé qué teoría: es que el pecho materno cobra valor en la cesión del don (recordemos la estructura del vel: y – o (conjunción – disyunción), pero también mayor – menor) y en la función de corte para el niño y para la madre (siempre y cuando la Ley haya operado en ella, desde ella). Esto no ha sido logrado efectivamente en la madre, primer acceso a lo que no vio en su hijo, y que reapareció luego en forma de síntoma. Los objetos a son representantes de esto que se pierde.
Le pregunto si la idea es llevarla a la Escuela para asustar a sus compañeras (dado que es muy parecida a una araña real), y frente a su afirmación, le pido que “me deje a Martita, yo la cuidaré hasta la próxima sesión”. Era mi propuesta de domesticar a la mamá, como quizás intentó el Principito domesticar al zorro, cuando se ofrecía como objeto frente al salvajismo de la indefensión, metafóricamente comparada.
Los objetos fobígenos nombran una precariedad, siempre indican al significante fálico, porque es el significante de la falta…¿de quién?: de la falta del A, ese Otro materno, tesoro de los significantes, precariedad del Padre Real también. La fobia a la oscuridad sufrió un desplazamiento a la araña. Él es portador del objeto fobígeno. La oscuridad es el antecedente de la araña, aparece desplazado años más tarde. Esta aparece en el medio de ser el falo. El objeto fóbico viene a cumplir su función sobre el fondo de la angustia.
Si seguimos a Daniel Paola nos dice que: “La significación es una especie de distracción sobre el fenómeno de la “necesidad”, sino fuera así, estaríamos a perpetuidad sin conceptualizar entre lo externo y lo interno, a merced sólo del estímulo. Si todo real es supuesto, es un efecto a posteriori y no está adherido a lo real como caos. Ese realsaber expresa un tiempo donde la pulsión es primordial y no se ha producido su recorrido. En un análisis establecemos la separación entre real y saber porque esta adherencia resta siempre en la raíz del síntoma”. En el dibujo citado precedentemente, Raúl junto a su madre, establece esta adherencia ubicándose él en el lugar del padre junto a la madre, en clara actitud de burla frente a la mirada de quien lo solicitó, el Gabinete Psicopedagógico de la Escuela a la que iría a ingresar, lugar de la Ley que no ha operado adecuadamente en él, función del Padre Simbólico, aquel con el cual no hay forma de ganar, y que es el Nombre del Padre.
Raúl dibujó en su lugar la “burla” según interpretación de la madre. Lo cual concuerda con la figura de su verdadero padre, del cual fue separado a los dos años de Raúl por su adicción a drogas. El padre de Raúl no se ha hecho presente a mis pedidos de entrevista. Aún, por el contrario en tales ocasiones, esperó a su hijo sentado en un umbral en la vereda frente al consultorio, sin tampoco avisar de su ausencia. Es de hacer notar que también las siguientes parejas de la madre que Raúl conoció, eran adictos a drogas.