La práctica docente crítica, implica en el pensar acertadamente, encierra el movimiento dinámico, dialéctico, entre el hacer y el pensar sobre el hacer. (Freire)
Enseñar exige investigación.
Enseño porque busco, porque indagué, porque indago y me indago. Investigo para comprobar, comprobando intervengo, interviniendo educo y me educo. Investigo para conocer lo que aún no conozco y comunicar o anunciar la novedad. (Freire, 2000: 30)
Pensar acertadamente es hacerlo de manera crítica y por lo tanto, se convierte en procesos de un ciclo gnoseológico donde la curiosidad transita de la ingenuidad a una curiosidad epistemológica, es decir, se pasa de la doxa a la episteme.
Es por eso, que el docente continuamente se encuentra en dos momentos gnoseológicos un primero en el que enseña y un segundo en donde aprende. El primero es donde el conocimiento ya existe y el segundo donde todavía no existe hay que formar.
Enseñar exige respeto a los saberes de los educandos.
Pensar acertadamente implica que el docente otorgue libertad a sus alumnos de expresar sus pensamientos y al mismo tiempo de respetarlos, pero esto no sólo es tarea del él, sino también, de la escuela. Y para el alumno implica responsabilidad por lo que dice y hace.
Esto hace importante establecer esa conexión entre el conocmiento obtenido en la calle y llevarlo a la comunión con el conocimiento de la escuela para no les sea indiferente el conocimiento científico, que sea práctico y aplicable así entorno actual.
Enseñar exige crítica.
En la diferencia y en la distancia entre la ingenuidad y la crítica, entre el saber hecho de la experiencia y el que resulta de los procedimientos metódicamente rigurosos, no hay para mí una ruptura, sin o una superación. La superación y no la ruptura se da en la medida en que la curiosidad ingenua, sin dejar de ser curiosidad, al contrario, al continuar siendo curiosidad, se hace crítica. Al hacerse crítica, al volverse entonces, me permito repetir, curiosidad epistemológica, rigorizándose metódicamente en su aproximación al objeto connota sus hallazgos de mayor exactitud. (Freire, 2000: 32)
La curiosidad ingenua basada en la doxa, que al momento de hacerse critica y al conducirla a través del rigurosidad metódica no acercamos cada vez más a la verdad del objeto cognoscente, mediante la curiosidad epistémica.
Precisamente porque la promoción de la ingenuidad a la crítica no se da de manera automática, una de las tareas del docente en su práctica educativa es exactamente desarrollar esa inquietud del desarrollo crítico de nuestros alumnos a través de la curiosidad crítica, insatisfecha, indócil.
Enseñar exige estética y ética.
La necesaria promoción de la ingenuidad a la crítica no puede o no debe ser hecha a distancia de una rigurosa formación ética siempre al lado de la estética. (Freire, 2000: 34)
Es necesario transformar la práctica educativa de los adiestramientos técnicos por un verdadero ejercicio educativo fundamentalmente humano, que no enseñe a respetar la naturaleza ser; la enseñanza de los contenidos no puede darse alejada de la formación moral del educando. Educar es también formar.
Hay que tener cuidado de divinizar o satanizar a la tecnología o ciencia porque ello nos hará formar pensamiento errados, rotulando verdades absolutas, mismas que serán trasferidas a nuestros alumnos. Por ello, pensar acertadamente demanda pensamientos profundos, basados en la compresión y en la interpretación de hechos. También supone la capacidad y disponibilidad de revisión de los hallazgos, la posibilidad de cambiar de opción, apreciación.
Enseñar exige la codificación de las palabras en el ejemplo.
Quien piensa acertadamente está cansado de saber que las palabras a las que le falta la corporeidad del ejemplo poco o casi nada valen. (Freire, 2000: 35)
No existe un pensamiento acertado fuera de la práctica testimonial que lo redice en lugar de decirlo. Es por ello, que el docente de ser congruente en pensamiento y acción, incluso quizás más que decir, el alumno tiene que observar en él actitud y aptitudes que lo guíen así el camino critico y reflexivo.
Enseñar exige riesgos asunción de lo nuevo y rechazo de cualquier forma de discriminación.
Cuando se piensa acertadamente se encuentra sujeto a cualquier riesgo, al asumir lo nuevo que no puede ser negado o recibido simplemente porque es nuevo, así como criterio de rechazo a lo viejo no es solamente cronológico. Lo viejo que preserva su validez o que encarna una tradicional o marca una presencia en el tiempo continua nuevo.
El pensar acertadamente se toma por si mismo y de eso se hable o una práctica que simplemente se describa, sino algo que se hace y que se vive mientras se habla de ella con la fuerza del testimonio. Pensar acertadamente implica la existencia de sujetos que piensan mediados por el objeto u objetos en que incide el propio pensar de los sujetos.
La tarea coherente del docente es pensar acertadamente, mientras ejerce como ser humano la práctica irrecusable de entender, desafiar al educando con quien se comunica y a quien comunica, a producir su comprensión de lo que viene siendo comunicado. No hay entendimiento que no sea comunicación e intercomunicación y que no se funda en la capacidad de diálogo. Por eso el pensar acertadamente es diálogo y no polémico. (Freire, 2000: 39)
Enseñar exige reflexión crítica sobre la práctica.
La práctica docente crítica, implica en el pensar acertadamente, encierra el movimiento dinámico, dialéctico, entre el hacer y el pensar sobre el hacer. (Freire, 2000: 39)
El saber ingenuo, es un saber hecho de la experiencia al que le falta un rigor metódico que caracteriza a la curiosidad epistemológica del sujeto.
El pensar acertadamente supera al ingenuo tiene que ser producido por el mismo aprendiz en comunión con el profesor formador. Por otro lado, es preciso insistir otra vez en que tanto la matriz del pensar ingenuo como la crítica es la propia curiosidad, característica del fenómeno vital.
Por ello, el momento fundamental en la formación permanente de los profesores es el de la reflexión crítica sobre la práctica. Pensando críticamente la práctica de hoy o la de ayer se puede mejorar la próxima.
Enseñar exige el reconocimiento y la asunción de la identidad cultural.
Asunción o asumir tiene importancia en la práctica educativa crítica debido a que propicia las condiciones entre educandos y docente para que puedan ensayar su experiencia y asumirse como seres sociales, históricos, pensantes, creadores, capaces de expresar emociones y de amar.
Freire (2002) Asumirse como sujeto porque es capaz de reconocerse como objeto.
El aprendizaje de la asunción del sujeto es incompatible con el adiestramiento pragmático o con el elitismo autoritario de los que se cree dueños de la verdad y del saber articulado (Freire, 2000: 43)
Lo que también resulta importante es reconocer en la formación del docente, no es la repetición mecánica de gesto, sino la comprensión del valor de los sentimientos, de sus emociones, del deseo, de la inseguridad que debe ser superada por la seguridad, del miedo al ser educado y ha generarnos valor ello.
Por lo tanto ninguna formación del docente puede realizarse distanciada de estos nueve saberes basados en el ejercicio de la critica que implica la curiosidad ingenua a una curiosidad epistemológica, sin reconocer el valor de las emociones, de la sensibilidad, de la afectividad, de la intuición como el camino de la doxa a la episteme.