Marco Referencial
Uno de los temas que más preocupan en la actualidad a los educadores de niños sordos son las grandes dificultades que estos alumnos presentan en el proceso de adquisición de la lectura y la escritura.
Los bajos niveles lectores que presentan la mayoría de los sordos que egresan del sistema escolar, son preocupantes. Algunas de las razones que diferentes estudiosos esgrimen como posibles causas que impedirían a los sordos ser buenos lectores y productores de textos competentes, son: los métodos pedagógicos (Herrera, 2007; Sánchez, 2008), una deficitaria competencia lingüística (Herrera, 2007; Sánchez, 2001) y la ausencia de entornos de lectura apropiados (Sánchez, 2001; Fourcade, 2006).
En este trabajo describiremos una experiencia de lectura de cuentos en Lengua de Señas Argentina (LSA) a una población infantil de niños sordos en un marco de educación no formal.
El concepto de educación no formal alude al derecho y obligación, en tanto necesidad humana de educarse toda la vida, insertarse y construir simultáneamente un espacio cultural en el que se pueda aprender en relación con el medio. En el caso de los niños sordos se les brindará la posibilidad de obtener un entorno de lectura y escritura apropiado y acorde a sus pautas culturales.
Los cuentos privilegian situaciones de disfrute y goce estético, permiten compartir experiencias con otros, conocer el mundo e imaginar otros mundos posibles o imposibles.
Los cuentos recibidos en la infancia cumplen un papel fundamental en el desarrollo de la fantasía, a partir de ellos los niños aprenden sobre experiencias o emociones que no han vivido, conocen personajes y lugares remotos, también plantean situaciones básicas e importantes en la vida del ser humano (el amor, el odio; la muerte, la vida; el bien, el mal; la amistad, etc.), representan la manera de percibir, creer y crear el mundo que nos rodea, son la esencia de la creatividad humana. Asimismo, representan la manera de percibir, creer y crear el mundo que nos rodea, son la esencia de la creatividad humana, cumplen un papel fundamental en el desarrollo de la imaginación y la fantasía infantil, los niños aprenden sobre experiencias o emociones que no han vivido, conocen personajes y lugares remotos…
“Participar en la cultura escrita supone apropiarse de una tradición de lectura y escritura, supone asumir una herencia cultural que involucra el ejercicio de diversas operaciones con los textos y la puesta en acción de conocimientos sobre las relaciones entre los textos; entre ellos y sus autores; entre los autores mismos; entre los autores, los textos y su contexto…” (Lerner, 2001) Un niño tiene contacto significativo con la Lengua Escrita (LE), cuando esta lengua es utilizada en el entorno próximo como una práctica social. Un entorno en el cual los adultos que lo forman interactúan entre sí y con el niño, adultos competentes en LE que la emplean cotidianamente en sus actividades, adultos que leen y les leen, variedad de textos en especial cuentos y textos que pongan en juego la fantasía, la creatividad, adultos que escriben y les permiten escribir, que hablan sobre lo que leen y escriben; a esto se lo denomina “entorno de lectura” (Sánchez, 2002)