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El jardín de infantes es el lugar donde los niños aprenden a emplear su lenguaje para autorregular su conducta, enriquecen su vocabulario, imitan expresiones lingüísticas y también es el lugar donde se detectan algunos problemas de lenguaje.
El lenguaje oral es el medio de comunicación entre los seres humanos. En la adquisición de este intervienen varios factores: psicológicos, ambientales y sociales entre otros; sin embargo, es en el jardín de infantes donde se pretende que el niño tome el lenguaje como un instrumento para autorregular su conducta. Durante este proceso la maestra juega un papel fundamental, pues al establecer una relación con el niño le brinda seguridad para expresarse, y a la vez es modelo de expresión lingüística para sus alumnos.
Sin duda, la escuela influye en el lenguaje del niño, pero no por ello le resta validez a la familia, que también juega un papel importante. En la escuela, el lenguaje es importante, ya que el niño tiene que interactuar con adultos y con otros niños, así, deja de tener un carácter puramente afectivo-familiar.
Dentro de la escuela, el niño amplía y adapta su vocabulario de acuerdo a las nuevas experiencias que allí vive, y es también el lugar donde se detectan algunos problemas del lenguaje que serán importantes atender ya sea dentro o fuera del jardín de infantes.
La comunicación dentro del salón de clases permite la interacción social, y a la vez es el medio por el cual se transmiten los conocimientos (proceso de enseñanza-aprendizaje). Por medio del juego educativo, lectura de cuentos o escenificaciones los niños van enriqueciendo su vocabulario y mejorando su pronunciación.
Podríamos pensar que el niño aprende a hablar sin dificultad, debido a su desarrollo natural, por lo que quizá no se planea ninguna estrategia educativa para la mejora del lenguaje. El niño imita modelos lingüísticos y por su creatividad es capaz de inventar palabras, además las personas que lo rodean contribuyen para que el niño enriquezca su lenguaje, por lo que es importante que la familia y las maestras no utilicen un lenguaje infantilizado.
El lenguaje afecta el contenido del conocimiento pues es una herramienta mental, hace que el pensamiento sea más abstracto, flexible, permite crear nuevas ideas y compartirlas con otros. Forma parte del proceso cognitivo.
En el desarrollo de conversaciones el niño irá perfeccionando su vocabulario, lo enriquecerá con palabras nuevas, corregirá su fonética y su sintaxis.