La familia apoya a los niños en la preparación para la vida escolar y la escuela debe ayudar a los niños a identificar y cumplir con su función social. Socialmente éste es un paso decisivo, ya que requiere que las actividades se realicen conjuntamente con otros, es cuando aparecen los juicios del valor de cada tipo de trabajo, la situación tecnológica de cada cultura, los prejuicios sobre las condiciones sociales de cada uno y todos estos aspectos puede limitar el deseo y la voluntad de aprender.
Llega un momento, dice Erikson (1976), que los niños de todas las culturas pasan por una educación sistemática, ya sea en clase o en el campo o en la selva. Desde el momento en que psicológicamente tienen los rudimentos de un genitor, antes de convertirse en un padre biológico, el niño debe aprender a producir para ser alguien que pueda sostenerse por sí mismo. Es a través de esta producción que quiere conquistar la consideración de las personas. Sus actividades ahora no sólo objetivan el placer o la satisfacción de sus posibilidades. Ahora empieza a ajustarse a otras leyes exteriores - las herramientas para su acción (LOPEZ, ORTIZ, 1999). El sentido de "industria" le sitúa como uno entre los otros en la situación de la producción. Su ego se expande hasta donde van sus herramientas y habilidades, de modo que el enfoque y la necesidad de realizar es para ver el resultado. Lo que Piaget (1994) denominó como el periodo operatorio concreto coincide con el nacimiento del sentimiento de la "industria" de Erikson (1976), cuando las acciones se dirigen a una tarea colectiva de cooperación.
Además de un lenguaje socializado en ese momento las explicaciones de los problemas son más convencionales (Etxebarria, 1999). El lado dominante se estabilice, la definición de cual hemisferio tiene la iniciativa en el acto de motor, interfiriendo directamente en el aprendizaje y en la consolidación de las praxias (LE BOULCH, 1988). A menudo, la inestabilidad de la atención, tal como se manifiesta tanto en la negación y en la pasividad como en la excesiva actividad, proviene de una mala definición de lateralidad, causando dificultades en el aprendizaje y en la ejecución de tareas (Fonseca, 1988).
Una praxia global y fina desarrollada permite una mayor independencia y el acceso a la responsabilidad de la vida social. La educación por el movimiento se ocupa de las verdaderas dificultades de la vida, ya sea en el trabajo o en la zona de ocio, o en la vida social. Cualquier problema en la acción, ya sea en la lectura o en la escrita, ya sea en el aspecto de motor, no se resuelve centrándose en la actividad en cuestión. bajo una visión psicomotora, la formación debe ser apoyada por las leyes de desarrollo, lo que permite una evolución fluida, que se refleja en un movimiento expresivo y eficaz y un equilibrio emocional, las condiciones esenciales para la ejecución de las funciones mentales (LE BOULCH, 1986). Tanto el reconocimiento de las emociones como la empatía depende de la percepción y desarrollo cognitivo. La interacción social modula la activación y expresión de las emociones (LOPEZ, ORTIZ, 1999).
La propia escuela es para el niño, en su conjunto todo un universo cultural, con objetivos y límites que se determinan de acuerdo con la realidad social en la que se inserta. Permite a los niños a los avances y / o fracasos, también puede generar un sentido de "insuficiencia" y "inferioridad". Al no poder comprender esta asociación "industrial", el niño no reconoce sus medios y capacidades de realización, o su lugar en el grupo, así ello retrocede a la etapa anterior, rivalizando con aquellos que piensan estar superiores a ella (Erikson, 1976). Los adultos necesitan favorecer su comprensión de la importancia de la tecnología y de la economía de la sociedad (LOPEZ, ORTIZ, 1999). La familia apoya a los niños en la preparación para la vida escolar y la escuela debe ayudar a los niños a identificar y cumplir con su función social. Socialmente éste es un paso decisivo, ya que requiere que las actividades se realicen conjuntamente con otros, es cuando aparecen los juicios del valor de cada tipo de trabajo, la situación tecnológica de cada cultura, los prejuicios sobre las condiciones sociales de cada uno y todos estos aspectos puede limitar el deseo y la voluntad de aprender. Otro impedimento es la sobrevaloración de lo "productivo", de acuerdo con los valores hegemónicos, lo que limita los horizontes del individuo (Erikson, 1976).
El ser humano es esencialmente social por una necesidad íntima, genéticamente determinada, porque sólo si individualiza se oponiendo al SOCIUS. El entorno social presenta condiciones de existencia colectiva, variada y transitoria que permite las diferencias individuales. Es difícil separar el hombre y de la sociedad, porque el estudio de la sociedad se basa en los cambios que el hombre ha hecho en la naturaleza (WALLON, 1986).
El desarrollo afectivo y social es una dimensión evolutiva que se refiere a la incorporación de los individuos en la sociedad en la que han nacido. El estudio del desarrollo personal y social de la humanidad pasa por la comprensión de uno de los elementos centrales, más personal e inalienable de la realidad psicológica del sujeto, que es el Yo, y de los sentimientos relacionados con ello. El Yo es su identidad personal, sus características individuales y la definición de quién es. La autoestima es la dimensión valorativa del Yo, lo que el sujeto siente acerca de su forma de ser, es una " realidad psicológica multidimensional ", que se divide en: autoestima física, con respeto al valor que la persona da a sus características físicas, habilidades y destrezas corporales, autoestima social, sobre el valor dado a las relaciones con los padres, compañeros y personas significativas, y la autoestima académica, en relación con el rendimiento escolar (Palacios, 1999, p . 241).