¿Es la comunicación una ciencia? - podríamos preguntar con cierto escepticismo, ya que nada hay más cotidiano que el acto de comunicarnos constantemente con los demás. También cabría preguntarse si es más bien un arte, como ha sido sostenido por algunos filósofos. Si pensamos en los medios de información y su enorme desarrollo actual, podríamos hablar más bien de una tecnología. Una reflexión sobre la importancia de la comunicación en las relaciones interpersonales nos conduciría a enfatizar los aspectos psicológicos, emocionales de la comunicación.
LA CIENCIA DE LA COMUNICACIÓN
Tomado del material de apoyo de la maestría en comunicación para profesionales de la salud y de la autora: Dra. Victoria Ojalvo
¿Es la comunicación una ciencia? - podríamos preguntar con cierto escepticismo, ya que nada hay más cotidiano que el acto de comunicarnos constantemente con los demás. También cabría preguntarse si es más bien un arte, como ha sido sostenido por algunos filósofos. Si pensamos en los medios de información y su enorme desarrollo actual, podríamos hablar más bien de una tecnología. Una reflexión sobre la importancia de la comunicación en las relaciones interpersonales nos conduciría a enfatizar los aspectos psicológicos, emocionales de la comunicación.
Lo fascinante de esta temática es que cada una de estas suposiciones tendría su espacio en la comprensión de los procesos comunicativos, es por esto que la comunicación ha sido calificada como "una ciencia múltiple y dispersa" (3, p.31) de reciente incorporación al campo científico, aunque poseedora de una larga historia, que se remonta a los momentos en que el ser humano fue consciente de su capacidad de comunicarse con otros.
Algunos autores ubican el surgimiento de la comunicación como ciencia a partir de los años 30, con el auge de la propaganda en los países capitalistas más desarrollados, sin embargo, pueden encontrarse huellas mucho más remotas, en la filosofía griega de la Antigüedad: en su Oratoria, Aristóteles define los elementos que permiten construir un discurso persuasivo, mientras que en la Retórica, se caracterizan los medios para lograr el fin deseado a través de la palabra. A estos medios el filósofo los llamó: ethos, pathos y logos haciendo referencia a lo que actualmente sería la credibilidad del comunicador, el establecimiento de premisas emocionales y la disposición de los argumentos lógicos del mensaje.
En el pasado más reciente encontramos un valioso aporte a la comprensión científica de la comunicación en los trabajos de C.Marx, quién señaló por vez primera, la doble acepción del concepto, en los planos material y espiritual, enfatizando así los estrechos vínculos entre las relaciones sociales y las interpersonales, dando lugar a un desarrollo conceptual propio de la psicología de orientación marxista que se examinará más adelante.
A la conformación del cuerpo teórico y metodológico de la comunicación han contribuido tanto filósofos, teólogos, psicólogos, antropólogos, sociólogos, como matemáticos, físicos y cibernéticos, los cuales, analizando desde ópticas propias sus diferentes aspectos, han enriquecido su aparato conceptual, contribuyendo a dotarlo de gran complejidad y diversidad. Es así que pueden distinguirse tres fuentes fundamentales en el surgimiento de la ciencia de la Comunicación:
- teorías sistémico - matemáticas
- teorías antropológicas y lingüísticas
- teorías psicológicas y socio psicológicas
Examinaremos brevemente los principales aportes de estas fuentes:
1. Teorías sistémico-matemáticas de la Comunicación
Estas teorías identifican el concepto de comunicación con el de información y su medición técnica.
En 1928 Hartley introdujo el término en el mundo científico, al crear una medida de la capacidad relativa de transmisión de información de los sistemas eléctricos. Sobre esta base, Shannon y sus colaboradores elaboraron una teoría que aplicaba nociones matemáticas para explicar la transmisión de información, con el objetivo de buscar soluciones a problemas de calidad de las telecomunicaciones. De esta forma surge la Teoría de la Información, cuyos principales objetos de estudio son: la cantidad de información a transmitir, la capacidad del canal de comunicación, el proceso de transformación del mensaje en señal y su inversión, de señal a mensaje (codificación y decodificación), los efectos del ruido o de interferencias en la transmisión.
La teoría de la información ha ejercido una enorme influencia en la conceptualización de la comunicación, introduciendo una terminología particular en este campo, que aún está vigente, tal como sintonía, ruido, frecuencias, etc. así como proporcionando una identificación tácita entre comunicación y transmisión de información, que es todavía dominante en la definición de los procesos comunicacionales.
A pesar de sus aportes, la teoría de la información responde a un modelo puramente técnico, telegráfico, sin la menor referencia al significado del mensaje ni a las relaciones sociales e interpersonales que caracterizan a la comunicación humana, haciendo abstracción de los intereses de los comunicantes. Por estas razones es fuertemente criticada actualmente, pues... "no ha cumplido la expectativa de
proporcionar una mayor comprensión de la comunicación" (2). Esta teoría estudia las condiciones técnicas en las cuales la comunicación ocurre pero no los problemas derivados de los contenidos de la misma.
Sin embargo, dentro de estos límites, ha sido útil en diversos campos, incluido el educacional, ya que se interesa por la cantidad de información a asimilar por el alumno y la capacidad de transmisión de los canales empleados, concluyéndose que si la información a transmitir es menor que la capacidad del canal o si se emplean diversos canales para la transmisión de un mensaje, se producirá una alta fidelidad en su recepción.
Otro importante aporte a la conformación de la comunicación como ciencia lo encontramos en la Cibernética. En 1948 Wiener publicó una obra que revolucionó el mundo científico, con el principio del feed-back o retroalimentación por medio del cual, determinados dispositivos controlan y regulan su propio funcionamiento, constituyendo lo que se ha denominado servomecanismos. Este descubrimiento se generalizó rápidamente a diferentes procesos.
La importancia de este principio para la comunicación es fundamental, ya que permite el cuestionamiento de la explicación lineal tradicional de ese proceso: todo efecto retro actúa sobre su causa, por lo que es preciso concebir cualquier proceso según un esquema circular. La comunicación no puede entenderse más como una mera transmisión unidireccional de información.
La idea de la retroalimentación juega un decisivo papel en el desarrollo de la Teoría General de los Sistemas, que surge en 1950 con la obra de un biólogo: Bertalanffy.
Empieza entonces a reconocerse la naturaleza sistémica de los fenómenos en múltiples campos, no sólo biológicos. La Teoría General de los Sistemas y la Cibernética se integran en lo que actualmente se denomina Sistémica, la cual ha repercutido considerablemente sobre la interpretación de los procesos comunicativos, como reacción crítica a la concepción lineal y simplista derivada de la Teoría de la Información.
Es así que se desarrolla la comprensión de la comunicación como sistema, integrando los principales logros no sólo de la Sistémica, sino de diversas ciencias que van enriqueciendo su modelo teórico haciéndolo cada vez más complejo e interdisciplinario.
Este enfoque resulta mucho más abarcador que el "modelo telegráfico: y ha continuado desarrollándose e integrándose con otras disciplinas científicas. Una variante es la llamada perspectiva etológica de la comunicación" (2), cuyo objetivo principal es ensanchar sistemáticamente la perspectiva en el estudio de la comunicación para alcanzar la relación interactiva entre el sistema y su entorno. En este abordaje se entiende por sistema todo conjunto de elementos organizados que actúan unos sobre otros y en el que puede ser definido un comportamiento global; puede tratarse de sistemas inanimados y su relación con el medio físico (roca en relación con el agua, el aire, etc.), o sistemas vivos como la célula, el sistema nervioso, el organismo humano, o la sociedad, según el punto de referencia del que se parta.
En los seres vivos tienen lugar interacciones entre unos sistemas y otros, a través de los cuales se producen intercambios materiales (de determinadas sustancias, por ejemplo) o simbólicos (señales, lenguaje, etc.).
Aplicado a la educación, este enfoque la interpreta como un sistema constituido por tres subsistemas: educador, educando y situación. Unos sistemas pueden ser entornos de otros, o constituir sistemas de mayor magnitud a los cuales es preciso definir sus entornos correspondientes. En la escuela el maestro puede constituir un sistema que es entorno para los alumnos, ya que constituye una importante condición para su aprendizaje. A su vez los alumnos son entorno para el sistema maestro.
Como se observa, el concepto de entorno es relativo, depende del criterio de demarcación de la realidad que se tome. Igualmente relativos son los límites de los sistemas en dependencia del punto de atención y de sus características propias.
Un aspecto esencial en la Teoría de Sistemas es la comprensión de la permanencia del sistema en dependencia de su organización interna y de las interacciones con su entorno: las modificaciones del entorno pueden favorecer o perjudicar al sistema; crear condiciones en el entorno es influir sobre los sistemas correspondientes. Es preciso subrayar que, en el caso de los seres humanos, su ambiente tiene características específicas, que no pueden reducirse a su naturaleza física, química o geográfica, sino que tiene un carácter socio histórico y cultural.
Siguiendo el enfoque sistémico, un grupo de investigadores norteamericanos han hecho una importante contribución a la concepción científica de la comunicación.
Este grupo surge en la década del 50, encabezado por G. Bateson y es conocido posteriormente como "Escuela de Palo Alto", lugar de su ubicación. Propugnan que la ciencia humana de la comunicación debe tener un modelo propio, multidisciplinario, que se nutra de diversas especialidades, principalmente de la Antropología y la Psiquiatría.
En el siguiente epígrafe, profundizaremos en esta propuesta.
2. Teorías antropológicas y lingüísticas de la Comunicación
Las teorías antropológicas de la comunicación se ocupan de los intercambios significativos a partir del lenguaje y su relación con la cultura. Entre sus principales autores están E. Sapir, E. Cassirer, S. Hayakawa.
Tal como se señaló antes, la Escuela de Palo Alto presenta un modelo sistémico de la comunicación, que se inscribe en las teorías antropológicas. Sin embargo, su centro no es el individuo que, se comunica, éste toma parte en una comunicación mucho más general, en la cual él es sólo un elemento de un sistema múltiple y plural.
El hombre está inmerso en un contexto cultural dado, del cual no puede aislarse; la comunicación es un proceso permanente, que integra múltiples modos de comportamiento: palabras, gestos, miradas, mímica, manejo del espacio, es un todo integrado del cual no puede aislarse una parte. La significación de un mensaje es preciso buscarla en el contexto del conjunto de modos de comunicación, relacionándolo a su vez con el contexto de interacción. Para este grupo, el análisis del contexto es mucho más importante que el análisis del contenido de la comunicación.
A esta concepción se le ha denominado "modelo orquestal de la comunicación", en oposición al "modelo telegráfico" propuesto por Shannon, y supone una acción conjunta donde cada elemento juega un papel determinado, aún de forma involuntaria, ya que en ninguna situación podemos dejar de comunicarnos.
Los principales aportes de la Escuela de Palo Alto a la conceptualización de la comunicación como ciencia son:
R. Birdwhistell y E.T. Hall, extienden el campo de la comunicación a la gestualidad (kinesíca) y al espacio (proxémica). Birdwhistell desarrolla una antropología de la gestualidad; estudia las relaciones entre el lenguaje oral y gestual. Gestualidad y lenguaje se integran en un sistema constituido por diversos modos de comunicación, como el tacto, el olfato, el espacio y el tiempo. E.T.Hall estudia la "dimensión oculta" de la cultura: las relaciones del hombre con el espacio.
Goffman, también miembro del grupo, analiza el complejo código de las relaciones interpersonales, apoyándose en la dramaturgia. Parte del supuesto de que todo comportamiento humano brinda información social: gestos, miradas o silencios se integran en una semiótica general; la sociedad es un sistema de códigos perfectamente definidos e identificados y nuestra participación depende del conocimiento que tengamos de esos códigos y su valoración.
El aporte mayor de este enfoque es la búsqueda de una nueva epistemología para el estudio de la comunicación; más que el estudio psicológico de los individuos, trabajan con los sistemas en los que ellos se insertan: familia, interacciones, instituciones, grupos, sociedad, cultura.
Las teorías lingüísticas comienzan a contribuir a la ciencia de la comunicación con la diversificación de los estudios sobre el lenguaje, que surgen en las primeras décadas de este siglo y continúan su desarrollo en la actualidad.
La gran diversidad de estudios lingüísticos pueden clasificarse en tres grupos de aspectos: el semántico, relativo al significado de los términos que componen una lengua; el sintáctico, que abarca el análisis de las convenciones o regularidades que estructuran una lengua y como hay que utilizarla y por último, el pragmático, vinculado con los usuarios del lenguaje, que estudia la relación entre los signos y las personas.
El estudio del aspecto pragmático de la comunicación resulta el más novedoso y propicia el establecimiento de una distinción fundamental entre la lengua y el habla.
En cuanto a los otros dos aspectos, aunque los lingüistas los habían tratado en otros momentos, en este período lo abordarán desde nuevas perspectivas.
En el seno de la Filosofía se estudian también contenidos del lenguaje, como en la obra "The Meaning of Meaning", de Ogden y Richards (1923), la cual contribuyó grandemente a impulsar el estudio de los signos, elemento esencial del lenguaje. En este siglo proliferan las teorías sobre el lenguaje, desde el estudio de aspectos específicos hasta el abordaje del lenguaje como fenómeno universal. Estos estudios dan lugar al surgimiento de nuevas áreas de estudio interdisciplinarios, como la Sociolingüística, la Psicolongüistica y la Semiología o Semiótica. Esta última integrará los tres aspectos antes mencionados, entrando en relaciones estrechas y conflictivas con la Lingüística.
Los pioneros en la constitución de la Semiología o Semiótica son S.C.Pierce y F. de Saussure, norteamericano y europeo respectivamente, quienes darán denominaciones y enfoques distintos a la misma.
Mientras que Peirce se interesa fundamentalmente por la función lógica de los signos y trata de elaborar la Semiótica para aplicarla al estudio de cualquier rama del saber, Saussure se preocupa por la función social de los signos y habla de Semiología, como disciplina que superaría a la Lingüística, la cual considera parte de la nueva ciencia que propone. La Semiología está más ligada a la Psicología Social, ya que considera la lengua en su dimensión sociocultural.
Otro importante hito en el desarrollo de las teorías lingüísticas es el trabajo de Morris, publicado en 1938 en el cual, basándose en las concepciones de Peirce e integrando, teorías de diversa índole, presenta a la Semiótica como una disciplina capaz de proporcionar a las ciencias humanas una base común, que sería la noción de signo, comparable con el concepto de átomo para los biólogos.
Aunque no se ha logrado esta unidad de las ciencias en un fundamento común, la sistematización brindada por Morris tuvo un gran impacto que provocó la proliferación de los estudios semióticos. Sus aportes fundamentales son los siguientes:
- El concepto de semiosis: "el proceso en el que algo funciona como signo".
- La división de este proceso en tres componentes: "lo que actúa como signo, aquello a lo que el signo alude y el efecto que produce en un determinado intérprete, en virtud del cual la cosa en cuestión es un signo para el".
- La doble instrumentalización de la Semiótica como herramienta analítica ocupada del estudio a los signos y como metateoría de las otras disciplinas, así como su división en tres ramas (5, p.55).
Las ideas de Morris han perdurado durante mucho tiempo, pensándose en un cuerpo de conocimientos unitario sobre los signos en general, del cual la Lingüística sería una disciplina subsidiaria.
Es R. Barthes quién, siguiendo a F. de Saussure y tras reconocer la necesidad de la Semiología como la Teoría General de los Signos, justifica la inversión de las relaciones entre esta nueva ciencia y la Lingüística ya que ..."no es en absoluto cierto que en la vida social de nuestro tiempo existan, fuera del lenguaje humano, sistemas de signos de cierta amplitud" (cit. en 5, p.55).
Aunque la apreciación de Barthes es algo exagerada pues no toda atribución de significado tiene lugar por la vía del lenguaje, su señalamiento permitió el establecimiento de mayor rigor en los términos de la obra de Saussure, cuya influencia sigue siendo notable.
Con el tiempo, algunos autores llegarían a establecer una distinción entre Semiótica y Semiología: la primera estudiaría los signos sin dependencia especial de la Lingüística, mientras que la segunda utilizaría, cuando menos, modelos cuasi-lingüísticos o paralingüisticos.
En la actualidad sigue aún sin resolver el problema de la extensión del objeto de estudio de la Semiótica o Semiología pues, por un lado, existe la posibilidad de analizar cualquier fenómeno en términos semióticos y por el otro en no trascender a la Lingüística.
En conclusión, la Semiótica o Semiología ha brindado una importante contribución a la Teoría de la Comunicación, llegando a confundirse con ella en algunos momentos, pues los límites de la pragmática son cada vez más difusos.
3. Teorías sociológicas y psicológicas de la Comunicación
Bajo este rubro presentamos la concepción marxista de comunicación, los aportes de la Sociología norteamericana, a partir de finales del siglo XIX, la sociología europea y los estudios de corte socio-psicológicos desarrollados principalmente en los Estados Unidos.
Concepción marxista de la comunicación
La psicología marxista se ha nutrido de las concepciones de Marx sobre comunicación en algunos de sus trabajos filosóficos, para desarrollar científicamente esta temática.
El concepto de comunicación que sostiene se diferencia sustancialmente de la interpretación del mismo por autores de otras orientaciones.
El concepto de comunicación marxista parte de su interpretación como una condición vital para el desarrollo de la sociedad y de los individuos, el cual está indisolublemente ligado a la actividad material, productiva del hombre con sus semejantes.
En los trabajos de Marx, la comunicación tiene una doble acepción: se maneja en un sentido amplio, como conjunto de relaciones sociales entre los hombres, y en un sentido más limitado, como relaciones espirituales entre ellos.
La comunicación en sentido amplio, también llamada comunicación material, se refiere a las relaciones sociales que están en la base de las relaciones espirituales condicionándolas de alguna manera.
Estas relaciones sociales no se establecen entre individuos por sí mismos, sino entre grupos humanos: clases sociales, profesiones, partidos políticos, etc.; son relaciones impersonales, es decir, que aunque se dan entre personas, las mismas interactúan en calidad de representantes de diferentes grupos sociales. Son ejemplos de relaciones impersonales los vínculos que se establecen entre el obrero y el capitalista, el profesor y sus alumnos, el jefe y los subordinados. Dichas relaciones están determinadas socialmente, dependen de la posición que cada uno ocupa en el sistema de relaciones sociales.
Ahora bien, para que estas relaciones sociales se produzcan, para que se establezcan vínculos materiales, productivos, políticos, ideológicos, etc., es imprescindible su concreción en vínculos entre personas concretas. Las relaciones sociales tienen su forma de manifestación en las relaciones interpersonales, espirituales entre ellos. Es sólo a través de las relaciones interpersonales que pueden darse las relaciones sociales y que la sociedad puede ejercer su influencia sobre los individuos.
Aunque las relaciones sociales determinan en última instancia a las relaciones interpersonales, esta determinación no debe entenderse de modo mecanicista. Las características personales de cada uno de los interlocutores y los vínculos emocionales entre ellos juegan un papel determinante en el establecimiento de la comunicación.
Las relaciones interpersonales se caracterizan por su base emocional. En la relación mutua se forman sentimientos, afectos, emociones, etc., que determinan el clima emocional en el grupo y pueden afectar su función social.
En la situación del aula, por ejemplo, la calidad de las relaciones que se establecen entre el profesor y sus alumnos y entre los educandos, puede facilitar o entorpecer el proceso docente, ellas influirán en las relaciones sociales derivadas de los roles de maestro y alumnos.
Retomando el concepto de comunicación de Marx, podemos decir que, en su acepción del término, se refiere a la manifestación de todo el sistema de relaciones del hombre, tanto material como espiritual, a partir de su actividad vital conjunta. De esta forma su concepto subraya la identificación de la comunicación con las relaciones sociales e interpersonales, su papel en el surgimiento de la sociedad y de la personalidad su unidad con la actividad social en la determinación del psiquismo humano.
La psicología de orientación marxista asume el principio metodológico de la unidad de la actividad, la comunicación y la conciencia. Esta unidad se basa en su origen común, de índole social: es en la interacción social donde se origina el psiquismo humano.
En la comprensión científica de la comunicación en su doble aspecto: social y psicológico, así como en el esclarecimiento de su papel en el desarrollo del psiquismo humano y de la personalidad, juega un papel determinante el enfoque histórico cultural de L.S. Vigotsky y los trabajos de sus seguidores inspirados en las concepciones marxistas vistas anteriormente.