Su propio cuerpo lo traicionaba, el crecimiento de si mismo lo enfrentaba con un ajuste del medio ambiente que sus sentidos no podían controlar, nuevamente el dolor y el sufrimiento, como dominar sus movimientos.
Al nacer Gino fue todo lo que una madre hubiera esperado: hermoso, sano, despierto y muy alegre
Las primeras manifestaciones del autismo pasaron totalmente inadvertidas para todos, incluyendo los especialistas. Mas los amigos algo notaron pero por temor no lo mencionaron.
Y es que los padres muchas veces se niegan a aceptar que algo sucede con los bebes hasta que ya es imposible cerrar los ojos ante un comportamiento que no puede ser consecuencia del engreimiento o la timidez .
Pero las señales existen: terrores nocturnos, falta de concentración, falta de interés ante objetos o personas, retrazo en la conciencia psicomotora , falta de imitación, ansiedad o apatía, berrinches, muchas conductas que se presentan en los primeros meses antes de cumplido el primer año de vida.
El instinto de madre da la alerta, pero los temores son acallados por los mismos especialistas que no quieren adelantar diagnóstico hasta que la tormenta está sobre sus cabezas y el comportamiento de los hermosos bebes se transforma en algo anormal e intolerable.
Y esa fue la realidad de Gino., los años pasaron y el autismo fue borrando de su vida y la de su familia todas las expectativas de vida que se pronosticaron cuando nació
Un futuro incierto y colmado de terapias y un inmenso silencio se apodero de su vida.
Años sin dormir, intolerancia a la frustración, la sensación de no ser comprendido a veces inclusive no amado, un mundo cambiante a su alrededor, un mundo de sonidos estridentes que dolían, de lamentos y gritos que no podían ser callados. La impotencia de no poder expresar sus pesares, sus tormentos y sus alegrías.
Solo esperar a que algo cambie, a que aquellos a quienes amaba cambien, a que el amor a través del silencio se manifieste.
Su propio cuerpo lo traicionaba, el crecimiento de si mismo lo enfrentaba con un ajuste del medio ambiente que sus sentidos no podían controlar, nuevamente el dolor y el sufrimiento, como dominar sus movimientos. Caminatas en puntas, aleteos, mirada perdida y sobre todo el no lograr que sus sentimientos se transformen en palabras comprensibles, el no lograr que ese aullido parecido a un lamento se transforme en un mensaje, en un EXISTO
Entre ese mundo agresivo e incomprensible solo la voluntad y capacidad por ser feliz le dio el consuelo de una sonrisa, a veces repetida hasta al cansancio hasta volverse una carcajada estridente que atemorizaba.
Mirada perdida que encierra el universo, un mundo pleno y perfecto que no puede darse a conocer, el niño perdido entre terapias, sin posibilidad de juegos y amigos.