El código alfabético es un sistema de reglas que asigna a cada fonema de la lengua una representación gráfica distinta. Estas reglas permiten comprender una serie de signos ortográficos nunca vista con anterioridad y también permiten crear nuevas series de signos para representar conceptos nuevos, de manera que sus representaciones sean inteligibles para toda persona que conozca el sistema.
Adquisición del código alfabético: una comparación entre sordos y oyentes.
El código alfabético es un sistema de reglas que asigna a cada fonema de la lengua una representación gráfica distinta. Estas reglas permiten comprender una serie de signos ortográficos nunca vista con anterioridad y también permiten crear nuevas series de signos para representar conceptos nuevos, de manera que sus representaciones sean inteligibles para toda persona que conozca el sistema. Es decir, que la relación entre una palabra escrita y su significado no es arbitraria en la medida en que explota la asociación preexistente entre el significado de cada concepto y la pronunciación correspondiente (Alegría, 1999). Por tanto, la identificación de palabras nuevas hará intervenir la fonología, es decir, que las letras o grupos de letras se pondrán en relación con los elementos fonológicos correspondientes utilizando las reglas de conversión grafema-fonema. El proceso de codificación fonológica, está directamente ligado a la existencia de una entrada fonológica en el léxico interno del lector. En el caso de los oyentes, este proceso está garantizado por el hecho de conocer de forma oral la mayor parte de las palabras que encuentran al leer, gracias a esto pueden “convertir oralmente” las palabras mediante la aplicación de reglas de transformación.
Para aprender a leer en un sistema alfabético es necesario ser capaz de discriminar explícitamente los fonemas o fonos del flujo acústico. La capacidad para hacer distinciones entre los segmentos fónicos es conocida como habilidad de segmentación. Para un adulto familiarizado con el código alfabético, realizar distinciones entre las palabras gota y goma no representa ningún problema, ya que distingue perfectamente que cada palabra está constituida por cuatro segmentos y que sólo uno de ellos es diferente, lo que le permite hacer la distinción entre una y otra palabra. En cambio para un niño que todavía no domina el código alfabético, esta situación representa un problema realmente difícil de solucionar. En este sentido, Alegría (1985) defiende la idea de que la toma de conciencia del principio alfabético es indispensable para adquirir el código alfabético y por consiguiente para leer. Adquirir el código alfabético significa que el lector novato debe aislar mentalmente los elementos del habla en sus letras correspondientes. Dichos elementos o segmentos son unidades fonéticas. Alegría y Morais (1991) insisten en que la única forma de comprender el principio alfabético, involucra llevar a cabo un análisis segmental a nivel consciente. Para estos autores, aprender a leer es esencialmente la adquisición de una nueva parte del conocimiento lingüístico basada en la representación escrita del lenguaje.
Para explorar la toma de conciencia de la estructura fonética de la palabra en niños pequeños de 4 a 5 años, Liberman, Shankweiler, Fischer y Carter (1974) realizaron pruebas de segmentación en sílabas y en fonos. En dicho estudio, los sujetos después de oír una palabra pronunciada por el examinador, debían dar tantos golpes en la mesa como sílabas o fonos tenía la palabra. Para realizar esta tarea el niño debe aislar mentalmente los segmentos, sílabas o fonos, contarlos y dar su respuesta. Los resultados de esta tarea, demostraron que los niños eran capaces de detectar correctamente las sílabas pero no los fonos. Los autores del estudio en cuestión, señalan que la diferencia de dificultad que se observa entre fonos y sílabas proviene probablemente del hecho de que a las sílabas corresponde un parámetro físico simple. El análisis acústico del mensaje oral muestra, en efecto, una sucesión de picos de intensidad que corresponde casi perfectamente a los núcleos vocálicos de la sílaba. El sujeto, para aislar una sílaba, puede usar este parámetro con relativa facilidad. Esta es la razón por la cual los niños de cuatro o cinco años son capaces de realizar tareas que implican la manipulación de sílabas, que son el más aparente de los segmentos de palabra que carecen de significado.