En el proceso de aprendizaje, la articulación defectuosa, puede favorecer la aparición de problemas y confusiones en la lecto-escritura, ya que en ocasiones existen causas comunes en las alteraciones del lenguaje hablado y el escrito, como son las dificultades de percepción y de discriminación auditiva.
Sintomatología en el proceso escolar
Los defectos de articulación que presente el niño o la niña al iniciar su escolaridad van a influir muy negativamente en la misma. En la etapa de Educación Infantil, aunque el desarrollo del lenguaje no sea el que corresponda a su edad, este hecho no tiene tanta repercusión. En esta etapa se manifiesta menos la diferencia del habla del niño o la niña con el de sus compañeros y no toman conciencia del hecho afectando menos al niño que presenta un retraso del lenguaje. Puede afectar más, en edad temprana, cuando las deformaciones articulatorias están tan generalizadas, que el lenguaje se convierte en una jerga ininteligible que impide comunicarse y hacerse entender por los demás, creándole ya desde el principio un grave problema. En la etapa de escolaridad obligatoria, al iniciarse la Educación Primaria, el mantener problemas dislálicos le va a suponer una gran dificultad, tanto para el proceso de aprendizaje como para su integración social con los compañeros.
En el proceso de aprendizaje, la articulación defectuosa, puede favorecer la aparición de problemas y confusiones en la lecto-escritura, ya que en ocasiones existen causas comunes en las alteraciones del lenguaje hablado y el escrito, como son las dificultades de percepción y de discriminación auditiva. Todo ello va a llevar al niño o la niña a una disminución en su rendimiento escolar, quedando por debajo de lo que le correspondería en relación con su capacidad.
Por otra parte, una articulación defectuosa también puede propiciar situaciones de inhibición y de aislamiento, bloqueándose su socialización e integración en el grupo. Esto puede desencadenar un rechazo a todo el proceso escolar, con repercusiones negativas para su futuro. Ante las consecuencias que la dislalia puede tener en el proceso escolar del sujeto que la padece, se ve necesaria su corrección antes de que se hagan sentir sus efectos en este ámbito.
Diagnóstico
Ante un problema de articulación, antes de iniciar un tratamiento de recuperación, es preciso llevar a cabo una valoración diagnóstica que nos indique, en cada caso, cuáles son los factores etiológicos responsables del problema.
A la hora de detectar una dislalia no nos podemos conformar con un mero análisis de la articulación, aunque sea una parte importante del diagnóstico completo, sino que es necesario detectar en cada caso la causa o causas que han creado la dificultad articulatoria, para que el tratamiento, con un enfoque pluridimensional, vaya dirigido inicialmente a todos aquellos aspectos en los que existe un deterioro o déficit, para que sea corregido y favorecer así la enseñanza de la articulación correcta.
La anamnesis o historial es el primer paso necesario en todo diagnóstico. En la anamnesis habrá que hacer constar:
Datos personales:
Filiación
- Nombre y apellidos.
- Fecha de nacimiento.
- Dirección.
- Nombre de los padres.
- Número de hermanos y lugar que ocupa entre ellos.
Historia personal
- Historia del defecto que presenta.
- Cuándo lo han percibido y si se ha dado alguna circunstancia especial en torno al momento de su aparición.
- Circunstancias del embarazo y del parto.
- Enfermedades significativas sufridas por el niño, traumatismos, otitis frecuentes o disminuciones percibidas en su audición.
- Dificultades respiratorias.
- Desarrollo del lenguaje:
- Cuándo comenzó a hablar.
- Expresividad o retraimiento en su comunicación.
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Desarrollo de la motricidad:
- Cuándo comenzó a andar solo.
- Habilidad manual
-
Personalidad:
- Actividad del niño o la niña en la vida familiar
Relación con los padres y hermanos.
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Escolaridad:
Actitud del niño frente al medio escolar.
Rendimiento.
Datos familiares:
Nivel socio-cultural de la familia.
Antecedentes de defectos del habla.
Actitud de los padres con el niño o la niña y su problema.
a) Exploración funcional de la articulación
ÓRGANOS BUCOFONATORIOS
En primer lugar debemos observar la presencia o ausencia de alteración orgánica periférica de labios, lengua, paladar, mandíbula, dientes y fosa nasal.
Material necesario: una espátula lingual o guía-lengua, un espejo de bolsillo, la hoja de registro y la hoja de perfil de resultados. Para explorar la anatomía y funcionalidad de los órganos articulatorios pedimos al niño que abra la boca y observamos cada uno de sus órganos bucales.
Nos podemos encontrar con las siguientes alteraciones periféricas de los labios:
- Labio fisurado (labio leporino) o malformación congénita del labio, especialmente el superior, que se puede presentar en forma unilateral o bilateral acompañado o no de fisura palatina.
- Frenillo labial o repliegue membranoso que une la parte media y posterior del labio superior a los dientes incisivos. Deberemos observar el tamaño del repliegue membranoso (normal o corto).
- Tono labial de los labios. Deberemos observar la hipotonía e hipertonía labial, así como la incoordinación, asimetría y torpeza de los labios en la realización de los ejercicios con o sin palabras (prueba praxias bucofaciales).
Nos podemos encontrar con las siguientes alteraciones periféricas de la lengua:
- Tamaño lingual. Para valorar el tamaño lingual observaremos la normalidad (lengua normal), la lengua excesivamente pequeña (microglosia) que apenas puede salir de los labios y la lengua excesivamente grande (macroglosia) que ocupa plenamente toda la base de la boca y sobresale de esta teniéndola siempre abierta. Además, la incapacidad para elevar y mover la lengua con habilidad en la emisión de los sonidos, bien por defecto o por exceso, nos ayuda a valorar el tamaño lingual.
- Frenillo lingual o repliegue membranoso situado en la cara inferior e interna de la lengua que imita los movimientos del ápice lingual. Para valorar si hay frenillo lingual se observa si el ápice lingual no toca el alvéolo superior y la lengua no sale de los labios para realizar los fonemas ápico-alveolares y los interdentales.
- Tono lingual o tonicidad muscular de la lengua. Para valorar el tono lingual se observa la normalidad (tono normal), la disminución de la tensión lingual o flacidez (hipotonía) por mover la lengua de manera incontrolada y el aumento exagerado de la tensión lingual o rigidez (hipertonía) por mover la lengua con torpeza. Además, la poca presión y la movilidad exagerada de la lengua en la realización de los ejercicios con o sin ayuda de palabras (prueba praxias bucofaciales: ítems de la lengua) nos ayuda a valorar el tono lingual.
Nos podemos encontrar con las siguientes alteraciones periféricas del paladar:
- Paladar ojival. Para valorar el paladar ojival observaremos si el paladar es estrecho, muy elevado y se asemeja a la forma de una campana. El paladar ojival se presenta, generalmente, asociado a los malos respiradores o respiradores bucales y en aquellos niños y niñas que tienen el mal hábito de chuparse el dedo. Al respirar continuamente por la boca hay una mala posición de la lengua, que presiona sobre el paladar y lo eleva en su arte media. El tratamiento es protésico y corresponde al odontólogo corregir esta alteración orgánica.
- Fisura palatina o división del paladar óseo y blando en dos mitades, dejando en directa comunicación las cavidades bucal y nasal. Para valorar la fisura palatina se observa si existe cicatriz debido a una fisura operada.
- Tamaño del paladar. Para valorar el tamaño del paladar observaremos la normalidad (paladar normal), o la deficiente longitud congénita del paladar, generalmente del óseo, ocasionada por un velo demasiado corto y poco móvil (paladar pequeño), o por un cavum demasiado grande (paladar grande), o lo que puede determinar una voz nasal agravada y acompañada de ronquera.
Nos podemos encontrar con las siguientes alteraciones de la mandíbula:
- Oclusión dentaria. Para valorar la oclusión dentaria observaremos si el alumno o alumna al abrir o cerrar la boca, dejando los labios entreabiertos, realiza una oclusión dentaria correcta o una mala oclusión dentaria. La mala oclusión puede ser provocada por la retracción (retrucción) del maxilar inferior o, por el contrario, la proyección (progenia) exagerada del maxilar inferior. Su consecuencia será la deformación de los fonemas que tienen como punto de articulación la zona interdental, y de aquellos en que la lengua tiene como punto de apoyo los dientes y alvéolos.
- Abertura bucal o coordinación maxilar para abrir y cerrar la boca sin dificultad. Para valorar la abertura bucal se le pide al alumno o alumna que abra y cierre varias veces la boca y se observa si la abertura bucal se realiza sin dificultad, presenta dificultad de coordinación o apenas puede abrir la boca.
- Salivación o exceso de saliva en la boca. Para valorar la salivación observaremos al niño o niña en diferentes situaciones y percibiremos en qué momentos se produce la salivación y cuándo con mayor intensidad. El exceso de saliva va unido a la boca abierta. Al mantener la boca abierta hay caída de saliva por las comisuras labiales, encharcamiento en la boca o excesiva saliva en el momento de hablar.
- Boca abierta en reposo, debido a un mal hábito adquirido, o a una insuficiencia respiratoria y/o a una obstrucción nasal. Para valorar si el niño mantiene la boca abierta se le observa en diferentes situaciones y actividades. La boca abierta no necesariamente va unida a salivación. Los niños y niñas que respiran por la boca suelen padecer hipertrofias adenoideas y presentar una mala respiración nasal, lo que podría conllevar una deficiente ventilación de la caja timpánica y un trastorno de la audición.
Nos podemos encontrar con las siguientes alteraciones periféricas de la implantación dentaria:
- Falta de pieza dentaria (agenesia) debida a un desarrollo insuficiente o defectuoso de los dientes. No se debe confundir la falta de pieza dental debida al cambio normal de la segunda dentición con la agenesia.
- Separación de las piezas dentales (diastema) o separación anómala entre dos piezas dentarias. No se debe confundir la excesiva separación dentaria con la extracción de una pieza dental o con el cambio normal del la segunda dentición (falso diastema).>li>Malformación de piezas dentales o ausencia de piezas dentarias o caries dentales de grave afectación, debido a una deficiente nutrición, mal uso y abuso de jarabes (automedicación).
- Prótesis dental o colocación de una dentadura o prótesis artificial para la corrección dentaria.
- Prótesis palatina o colocación de un paladar artificial.