Todos los problemas que surjan en el lenguaje repetido aparecerán igualmente en las otras formas de expresión, ya que no puede realizar por imitación tampoco lo puede llevar a cabo de forma espontánea.
ARTICULACIÓN.
A continuación es necesario analizar la pronunciación del niño o la niña tanto en el lenguaje repetido, como en el dirigido y en el espontáneo, ya que con frecuencia varían sus dificultades de articulación de uno a otro.
Todos los problemas que surjan en el lenguaje repetido aparecerán igualmente en las otras formas de expresión, ya que no puede realizar por imitación tampoco lo puede llevar a cabo de forma espontánea. Por el contrario, al hacer la valoración del lenguaje dirigido y del espontáneo, nos centraremos con frecuencia en las articulaciones, que habiendo podido emitirlas correctamente por imitación en la repetición, a la hora de tener que reproducirlas en la expresión libre comete cualquiera de los errores o síntomas descritos.
Lenguaje repetido
Para la realización de esta prueba nos sentaremos junto al niño o la niña ante el espejo, con el fin de que pueda ver cómo imita nuestros movimientos bucales y facilitar así su reproducción.
Le iremos dando una serie de palabras cortas y sencillas que pertenezcan a su vocabulario habitual y que contengan el sonido analizado en distintas posiciones y seguido de diferentes vocales, una a una, de forma lenta y claramente pronunciadas, para que sean repetidas por el niño o la niña. Es necesario pasar palabras con todos los sonidos y con los grupos silábicos de consonantes dobles o sinfones, para confirmar la valoración real de la capacidad del niño o la niña.
El resultado de la prueba se plasma en una ficha donde quede reflejado el estado de todas las articulaciones. Cuando la alteración de un sonido esté condicionada a la posición en que aparezca dentro de la palabra, ya sea inicial o medial, lo hacemos constar en el apartado de observaciones para tenerlo en cuenta a la hora de su reeducación.
Lenguaje dirigido
También valoraremos el habla en una forma de expresión más libre, sin que medie un modelo de pronunciación dada para imitar y conocer así si tiene generalizada la articulación correcta en aquellos sonidos que supo emitir bien por repetición. Iremos conduciéndole para obligarle a decir palabras con el sonido que queremos analizar, sin darle el modelo previo. Lo conseguiremos mostrándole láminas con dibujos de objetos conocidos cuya denominación contiene este sonido, para que los vaya nombrando. Si el niño o la niña sabe leer, podemos incluir aquí una prueba de lectura, para conocer cómo es su articulación en la misma.
Lenguaje espontáneo
Por último, para completar la valoración de la expresión hablada, llevaremos a cabo una observación de la misma en el diálogo espontáneo, entablando una conversación dirigida a los datos que queremos analizar. Como elementos motivadores podemos utilizar cuentos, láminas, preguntas sobre el colegio, la familia, amigos, los juegos, los programas de televisión que suele ver, etc.
Cuando existen diferencias entre las alteraciones que se dan en el lenguaje repetido y el espontáneo, conviene recoger en otra ficha todas las anomalías que aparecen en este último, incluido el resultado del examen del lenguaje dirigido, ya que, al no tener en él un modelo previo para repetir, completa el resultado de la situación del lenguaje espontáneo del niño o la niña.