Cada vez más estudios enfatizan la importancia de investigar la relación déficit e implicación funcional, es decir, las consecuencias para la independencia en las AVD así como en el entorno socio-familiar de la persona que ha sufrido el TCE.
Técnicas de tratamiento específico.
-
Síndromes Agnósicos: Las estrategias suelen ir dirigidas al reconocimiento visual de objetos mediante la presentación en diferentes contextos, posiciones, colores, intensidad de la luz,etc; acompañamiento de información verbal durante la manipulación de los objetos funcionales relevantes para el paciente o en casos severos poniendo etiquetas a los objetos cotidianos. También es utilizada la potenciación de la visión central en detrimento de la periférica (75), así como el empleo de los sentidos indemnes a la lesión con el fin de compensar los déficits visuo-perceptivos.
-
Alteraciones visuo-espaciales y del esquema corporal: Una de las recomendaciones utilizada como técnica de intervención consiste en que el paciente aprenda a moverse de manera más lenta dentro de su entorno con el fin de facilitar la localización de los referentes espaciales que le rodean, así como de su propio cuerpo y utilizando pautas verbales como feedback. Durante la realización de actividades cotidianas, alinear los botones con sus ojales antes de abrocharlos o trabajar la capacidad de orientar el lazo de las zapatillas pueden servir como ejemplos. Las alteraciones del esquema corporal pueden verse mejoradas facilitando el conocimiento del paciente de las propias partes de su cuerpo, reconociendo partes del cuerpo en el terapeuta, solicitando al paciente que identifique espacialmente unas partes con otras a través de preguntas cómo por ejemplo, ¿están tus rodillas por encima de tus tobillos?, etc. El empleo de puzzles de figuras humanas y de otros materiales de rehabilitación que soliciten al paciente la identificación de las partes del cuerpo.
-
Estrategias para el análisis y la síntesis visual: Las características de color, tamaño, forma, dirección, grado de luminosidad de los objetos pueden ser entrenadas determinando en primer lugar el nivel que posee el paciente para estas habilidades. Podríamos poner el siguiente ejemplo como tratamiento, si el paciente no puede seleccionar una lata de guisantes del armario de la cocina que está entre latas del mismo tamaño, el terapeuta podría facilitar la tarea disminuyendo el número de latas y con ello el grado de densidad de la imagen visual, clasificando las latas en cajas diferenciadas para aumentar el contraste espacial, colocando la lata a seleccionar por delante del resto para facilitar la figura del fondo, aumentando el nivel de luminosidad de la zona donde están situadas las latas, etc. De tal forma, que el objetivo inicial de tratamiento no sería la compensación del déficit sino la recuperación de las capacidades de análisis y síntesis visual(76).
-
Síndrome de Negligencia: Las técnicas específicas aplicadas son diversas pero de forma general pueden ser clasificadas en: recomendaciones generales, técnicas de compensación, reentrenamiento específico en AVD, técnicas de activación del hemisferio afecto(77) y tratamientos farmacológicos. De estas las que mayor eficacia han mostrado son, el entrenamiento del paciente para conseguir un rastreo visual apropiado, la activación del miembro superior del lado no atendido, técnicas de rotación del tronco y el uso de pautas verbales con el fin de jerarquizar la actividad que se encuentra afectada por este déficit(78).
-
Otras técnicas:
Otras técnicas de tratamiento como la estimulación sensorial, basándose en los principios del modelo de integración sensorial de Ayres (1985) (79) también están siendo investigadas por su posibilidades terapéuticas en adultos con TCE. Estudios como el de Butler (2000) (80) plantea cuestiones interesantes sobre la efectividad de este tipo de técnicas (asociadas a otras estrategias de intervención) de forma inmediata y posterior al tratamiento en pacientes con apraxia ideomotora.
-
Generalización e Impacto ecológico en el funcionamiento diario:
Otros aspecto en la neurorrehabilitación como reto de estudio teórico, experimental y clínico (incluyendo la observación en contextos reales de la vida cotidiana) es la posibilidad de generalización. En relación con los pacientes con trastornos práxicos, diversos estudios como el Goldenberg y Hagmann (1998) (81) y Goldenberg, Daumuller y Hagmann (2001) (82) , basados en el entrenamiento directo de las AVD básicas e instrumentales, encontrarion que cuando se llevaban a cabo tareas específicas (aquellas que habían sido entrenadas previamente) los resultados obtenidos eran positivos; sin embargo, no hubo mejora ni en otras actividades (aunque fueran similares), ni cuando se introducían cambios en el entorno (realizar la misma actividad en contextos diferentes). También se observó que las habilidades entrenadas se mantenían en el tiempo si éstas se practicaban de forma habitual en su domicilio (entorno familiar).
Por otra parte, cada vez más estudios enfatizan la importancia de investigar la relación déficit e implicación funcional, es decir, las consecuencias para la independencia en las AVD así como en el entorno socio-familiar de la persona que ha sufrido el TCE. En esta línea, destacan las investigaciones de Foundas et al (1995) (83) sobre el desempeño de AVD como la selección adecuada de cubiertos y su utilización durante la alimentación en pacientes con y sin déficits práxicos, donde se evidencian resultados muy contrastados entre ambos grupos en variables como la organización y secuencia de pasos durante la actividad al igual que en el número de objetos correctos y gestos funcionales empleados en la misma. Asimismo, estudios como el de Sundet, Finset y Reinvag (1988) (84) encontraron una relación altamente significativa entre la gravedad de la apraxia y la necesidad de asistencia así como los niveles de dependencia en las AVD estimados por los cuidadores.