Al estimular a nuestros hijos durante el embarazo tendremos bebés más despiertos, atentos y alerta desde el nacimiento.
Estimulación precoz del recién nacido.
La estimulación debe comenzar durante el embarazo a partir del quinto mes, cuando el feto es capaz de oír y ver, y debe continuar hasta los 6 años. Está demostrado que cuando el pequeño es estimulado en el vientre con música clásica, después de nacer cuando está intranquilo oye la misma melodía y se calma rápidamente, lo mismo que si escucha la voz de su papá después que éste le habló durante el embarazo.
Si esperas un bebé y tienes más hijos, es bueno que éstos le hablen al nonato. Serán reconocidos por el bebé después. Hay personas que aconsejan ponerle al feto una luz y moverla para estimular el seguimiento visual pero, ¿te imaginas que estés durmiendo y te pongan una luz directamente a los ojos?.
Es bastante desagradable ¿verdad? Si a nosotros nos parece así, al feto no tiene por que gustarle. La mayoría de los niños estimulados con luz son bastante inquietos, comparados con otros cuyo comportamiento ha sido influenciado solamente por música.
Al estimular a nuestros hijos durante el embarazo tendremos bebés más despiertos, atentos y alerta desde el nacimiento. La estimulación se debe realizar en las áreas del lenguaje, auto-ayuda, socialización, cognición y desarrollo motor.
Colaborando con el desarrollo del bebé en estas áreas, lo ayudamos a alcanzar más rápida y fácilmente el desarrollo esperado. Desde el primer mes de vida y cuando ya conocemos los patrones de alimentación y sueño del pequeño, puede comenzar una rutina de estimulación.
En los ejercicios deben intervenir todos los miembros de la familia para que el bebé responda a todos de la misma manera y no a unos más que a otros. Cada vez que el bebé muestre
la conducta que se espera de él, recompénselo con un beso, un abrazo o una caricia, acompañada de una frase dulce ("muy bien mi amor", "¡lo lograste, qué
inteligente eres...", etc).
Las siguientes son las principales conductas que se esperan del niño durante su primer año de vida en las áreas de lenguaje y autoayuda.
Lenguaje
Repite sonidos que otros hacen
Dedica un rato al día para "hablar" con tu bebé utilizando sonidos simples y repitiendo vocales varias veces. Después de algunas semanas él comenzará a repetir tus sonidos. Si puedes hacerlo varias veces al día, mejor.
Repite la misma sílaba dos o tres veces
El bebé comienza a repetir sílabas (ta, ma, pa, da): cada vez que lo haga vuelve a pronunciarlas, para reforzar su desarrollo del lenguaje. Además, enséñale otra con
la misma vocal.
Obedece una orden simple cuando va acompañada de ademanes
Si le das ordenes como "ven acá, siéntate aquí, vamos a dormir", etc., acompáñalas de gestos simples que el bebé pueda asociar con la orden que se le está dando.
Cuando se le dice "no", deja la actividad que está realizando
Alrededor de los 10 meses comienza la etapa del no, por lo que se debe ser cuidadoso en la cantidad de veces que se le dice que esta palabra, para que el niño no se acostumbre a ella y crea que es sólo una palabra más sin discriminar, de entre otras, su real significado.
Combina 2 sílabas distintas en sus primeros intentos de hablar
Notas que el bebé comienza a repetir distintas sílabas: refuérzalo repitiéndoselas. Aunque para ti no tenga sentido lo que el bebé "dice", imítalo para ayudarlo a desarrollar su lenguaje.
Imita los patrones de entonación de la voz de otros
Háblale al niño durante el día mientras realizas distintas actividades con él y emplea diversas entonaciones para que se acostumbre a oírlas e imitarlas. Así aprenderá a dar la entonación correcta según la frase que emplea.
Usa una sola palabra significativa para designar alguna persona u objeto
Cuando el niño comienza a hablar encontrará una sílaba o palabra que para él sea significativa (ata, eta, tata, tete, etc) para identificar personas o cosas que le son importantes (mamá, papá, hermanos, abuelos, cuna, etc).
Hace sonidos como respuesta a otra persona que le habla
Si alguien le habla, el niño puede contestar con sonidos repetitivos ("tata, papa, mama, nana, dada", etc.) que para otras personas no tienen sentido pero para él sí. Cuando esto sucede se le debe reforzar para que vaya desarrollando su lenguaje.