Desde siempre ha existido una brecha entre las artes y la alfabetización, pues al final de la jerarquía de todas las materias tenemos al arte.
Como resultado de ello, tenemos a cientos de niños y jóvenes quebrándose la cabeza por resolver operaciones matemáticas, y realmente no nos damos cuenta de que podríamos tener al próximo Picasso sentado frente a una pizarra.
Desde siempre ha existido una brecha entre las artes y la alfabetización, pues al final de la jerarquía de todas las materias tenemos al arte. Karele Felix Piña, Coordinadora de Posgrado de la Unidad Académica Escuela de Artes, menciona “si comprendiéramos la importancia del arte socialmente, estuviera posicionada en los primeros lugares de importancia y nivel de formación de asignaturas en un currículo formal, el arte desvalorizado desde término académico, brindando la importancia a otras asignaturas”.
Como resultado de ello, tenemos a cientos de niños y jóvenes quebrándose la cabeza por resolver operaciones matemáticas, y realmente no nos damos cuenta de que podríamos tener al próximo Picasso sentado frente a una pizarra. Se hace evidente entonces, la necesidad de educar su ser por completo, darles las herramientas para que encuentren su verdadero propósito y no encerrarlos en un currículo estricto y reducido.
En el aula de clases, a las artes se les dedicaba si acaso una hora semanal, en la cual los alumnos realizaban alguna manualidad, aprendían canciones o ensayaban una danza. Pese a que era poco tiempo los alumnos tenían un acercamiento directo, los profesores podían darse cuenta de las capacidades y la creatividad que cada uno de ellos poseía, y de este modo continuar nutriéndolas. Pero frente a la pandemia por covid-19, se han dejado de lado (aún más) las materias que no son consideradas primordiales, los alumnos han perdido esta motivación para trabajar en actividades relacionadas con el arte, y si bien es difícil abordar las distintas materias, el arte ha propuesto un gran reto.
Al fortalecer la educación en el campo de las artes estamos abriendo a los alumnos un mundo de posibilidades, en el cual ellos tendrán la oportunidad de decidir qué es lo que quieren hacer, que les gusta y para qué tienen talento, hacer lo que realmente disfrutan, porque hay que recordar que no todos nacimos para lo mismo. Aunque no solo quienes tienen talento innato pueden introducirse en las artes, todos podemos adquirir una habilidad, todos podemos bailar, pintar, cantar. Se trata de cómo formar mejores seres humanos, más sensibles, más compasivos y empáticos, el objetivo es fomentar en los alumnos la creatividad, que sean capaces de ponerla en práctica sin tener miedo a equivocarse.