Los niños hipoacúsicos usuarios de implantes cocleares que están inmersos en procesos de integración, en algunos casos suelen no necesitar del apoyo de un docente en el aula durante la jornada escolar (docente de educación especial, de sordos o psicopedagogo formado en la temática). En su lugar, pueden requerir de una atención en consultorio particular, bajo la prestación de apoyo pedagógico especial.
Introducción
El presente trabajo está enmarcado en las investigaciones realizadas desde el Proyecto de Investigación Consolidado N° 100316: “Inclusión de personas con discapacidad. Accesibilidad. Interrelaciones entre salud y educación”; de la Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad Nacional de San Luis, San Luis, Argentina.
Este escrito no pretende ser un modelo de prácticas, sino que solo tiene como propósito describir las características de una modalidad, partiendo de la experiencia obtenida. Dicha modalidad implica la atención pedagógica en el ámbito privado del consultorio, dirigida a niños hipoacúsicos que en contraturno están integrados en escuelas comunes de la provincia de San Luis, Argentina.
En la actualidad y desde hace ya varios años, los procesos de integración de niños hipoacúsicos han manifestado en muchos casos, generalmente la mayoría, la necesidad de una configuración de apoyos que pueda sostener su Trayectoria Educativa Integral (TEI). Según lo expresa el documento del Ministerio de Educación llamado Educación Especial una modalidad del sistema educativo argentino (2011) este concepto hace referencia a “múltiples formas de atravesar la experiencia educativa, que no implican recorridos lineales por el sistema educativo. Un conjunto de imágenes simbolizan y suponen itinerarios ‘normales’ configurados a partir de una particular geometría escolar: escaleras, peldaños y pirámides, cúspides o vértices que prevalecen en un espacio simbólico. Hay un camino prefigurado trazado con independencia de quienes son los caminantes, donde las rectas se ubican en un lugar privilegiado. En contraste, lo sinuoso y curvo del camino se percibe como déficit, desvío o atajo del caminante. Las formas en las que se configuran las trayectorias educativas de cada estudiante dependen de un conjunto complejo de factores que han experimentado decisivas transformaciones y sobre los cuales es imprescindible profundizar la mirada. Pensamos las trayectorias como un recorrido de vida, de aprendizajes en contextos institucionales (familiar, escolar, laboral). Los recorridos posibles de los sujetos son singulares, pero en el seno del sistema educativo deben ser articulados, acompañados e historizados. Son desarrollados en sucesivas propuestas organizadas curricularmente, diseñadas y evaluadas por los equipos escolares interdisciplinares”.
En este sentido, hay que diferenciar entre las trayectorias escolares teóricas, las reales y las no encauzadas. Según expresa Terigi (2009) “Las trayectorias teóricas expresan recorridos de los sujetos en el sistema que siguen la progresión lineal prevista por éste en los tiempos marcados por una periodización estándar (…) Ahora bien, analizando las trayectorias reales de los sujetos, podemos reconocer itinerarios frecuentes o más probables, coincidentes con o próximos a las trayectorias teóricas; pero reconocemos también itinerarios que no siguen ese cauce, "trayectorias no encauzadas”, pues gran parte de los niños y jóvenes transitan su escolarización de modos heterogéneos, variables y contingentes (…)”. Teniendo en cuenta este aspecto, hay que considerar la importancia de asegurar estas trayectorias caracterizadas anteriormente, las cuales deben ser atendidas de forma responsable. Es aquí en donde se requieren las configuraciones de apoyo que permitan a los docentes de educación especial y otros profesionales que se dediquen a la atención en consultorio de niños sordos, abogar y ser garantes de las TEI.
Tal como se menciona en el documento de apoyo de la Dirección de Educación Especial de Mendoza, Argentina (2017): “Las configuraciones de apoyo se encuentran estrechamente vinculadas con el concepto de ‘diseño universal del aprendizaje’, constituyen andamiajes planificados desde el sistema educativo para propiciar la inclusión de estudiantes con discapacidad. Las configuraciones de apoyo se proponen generar las condiciones para lograr una ‘trayectoria educativa integral’. Un recurso por sí solo no constituye una configuración de apoyo. Sólo pasa a serlo cuando éste es activado por un agente (persona, grupo) con una intencionalidad o propósito educativo. Las configuraciones prácticas que pueden adoptar los apoyos serán definidas sobre la base de la evaluación y la valoración de las capacidades de los estudiantes, las barreras al aprendizaje, las necesidades educativas de los alumnos/as, el contexto y los recursos de las instituciones”.
Los niños hipoacúsicos usuarios de implantes cocleares que están inmersos en procesos de integración, en algunos casos suelen no necesitar del apoyo de un docente en el aula durante la jornada escolar (docente de educación especial, de sordos o psicopedagogo formado en la temática). En su lugar, pueden requerir de una atención en consultorio particular, bajo la prestación de apoyo pedagógico especial.
El profesional que lleve a cabo la misma, deberá actuar bajo la responsabilidad de procurar garantizar, mediante el trabajo conjunto con todos los actores involucrados en el proceso de integración escolar del niño hipoacúsico, una trayectoria educativa integral.
Dicha prestación (Prestación de apoyo) está enmarcada en la Ley 24901 (1997) sobre el Sistemas de Prestaciones Básicas en Habilitación y Rehabilitación Integral a favor de las Personas con Discapacidad que sostiene en su artículo 2 que “Las obras sociales, comprendiendo por tal concepto las entidades enunciadas en el artículo 1° de la ley 23660, tendrán a su cargo con carácter obligatorio, la cobertura total de las prestaciones básicas enunciadas en la presente Ley, que necesiten las personas con discapacidad afiliadas a las mismas”.
Dicha Ley, en sus aspectos generales, pretende asegurar la prestación de servicios por parte del Estado a personas con discapacidad para garantizar la universalidad de la atención mediante políticas de recursos institucionales y económicos afectados a la temática. Se puede considerar que su promulgación significó un cambio importante en la atención de personas con discapacidad ya que promueve la cobertura obligatoria. Por otro lado la misma incluye no solo prestaciones del sector salud, sino también algunas de índole educativas. En este sentido, se podría decir que existe un intento de interrelación y articulación que antes no era tan común entre estos dos ámbitos mencionados.
Por otro lado, si bien en esta Ley se explican en forma general las prestaciones que engloba, no se especifican las funciones de cada una de ellas y las diferentes tareas que se pueden desarrollar en el ámbito privado del consultorio. Esto trae como consecuencia que en muchas ocasiones la labor que se realiza en forma particular tenga unos límites difusos y sea bastante flexible. Esto también se produce por ser una actividad realizada en el ámbito de lo privado, en la mayoría de las ocasiones.
Características de la atención pedagógica de niños hipoacúsicos implantados en consultorio particular
Si bien las características de la prestación de apoyo y específicamente la tarea del profesor de educación especial en el consultorio pueden variar de acuerdo al profesional que las lleve a cabo, el presente trabajo pretende realizar una descripción y orientación en base a la labor llevada a cabo durante varios años.
En muchas ocasiones tanto padres como docentes y otros profesionales tienen dudas acerca de qué se aborda durante estas sesiones. Esto se debe a que no hay una única forma de llevar a cabo la tarea con cada niño ya que cada uno tiene necesidades específicas y cada profesional un estilo que se deriva no solo de su formación sino también de la experiencia adquirida.
En esta ocasión, solo se hará referencia a los niños con implante coclear hablantes de Lengua Oral (LO) y no de aquellos niños que, equipados o no, son hablantes de Lengua de Señas Argentina (LSA).
En la mayoría de los casos, la atención se realiza en un centro de rehabilitación o centro médico y las sesiones de trabajo de la misma pueden variar de acuerdo a las necesidades de cada alumno, pero generalmente no se extienden mas allá de 8 o 12 sesiones mensuales y en periodos de 30 minutos a 1 hora de duración, dependiendo de las características, ritmo y estilo de aprendizaje de cada niño. Esta tarea es individual, en la mayoría de los casos, y se guía por una planificación ajustada al niño al que va dirigida.
Para clarificar los límites de esta tarea y guiar su análisis, se podrían pensar en las siguientes preguntas:
Antes de responder estas preguntas, sería interesante compartir lo que Cotignola (2014) expresa acerca de los procesos de integración: “(…) Para que este proceso sea verdaderamente eficiente, las condiciones socio-familiares adecuadas deberán tener en cuenta que tal integración escolar se lleva a cabo con el acompañamiento, participación y compromiso del grupo familiar del niño. Estos servicios de apoyo, para llegar a buen puerto, deberán contar con el apoyo específico de un servicio de educación especial o bien de equipos técnicos especializados. Tales equipos podrán pertenecer a una escuela especial o actuar independientemente, debiendo capacitarse para tal fin, articulando su accionar con el equipo docente de la escuela común, contando para ello con los recursos materiales específicos que fueren necesarios. (…)”. Para esta abogada especializada en discapacidad, es necesaria la concurrencia a un apoyo pedagógico especializado para que el proceso de integración sea exitoso.