RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Tabla No.1
Caracterización de la Muestra atendiendo al Sexo por cada uno de los Grupos de Edades:
Fuente: Historia clínica (Anexo 1)
En la muestra estudiada predominó el sexo masculino constituyendo un 68,4% del total de la misma. Esto coincide con otros estudios, donde se plantea que estos trastornos son más comunes en los niños varones. Autores como González, Narbona y Pérez plantean que dada la frecuencia de trastornos del lenguaje en varones de una misma familia se sospecha la causa genética en muchos de ellos. (33,34)
En otro estudio realizado por la doctora Valdivia en un grupo de pacientes con Retraso Primario del Lenguaje existió un franco predominio del sexo masculino, que representó el 82,2 %, con una razón de 1:4,6 en relación con el sexo femenino. (35)
Esto coincide con algunos estudios realizados por García Tejeda acerca de retraso del lenguaje donde la proporción encontrada ha sido de dos o tres niños por niña. (36)
Generalmente se postula que las niñas empiezan a adquirir el lenguaje antes que los niños, incluso al respecto se ha señalado que las diferencias entre ambos géneros no surgen de experiencias lingüísticas distintas sino de factores fisiológicos que producen que el cerebro de las niñas madure más rápidamente que el de los niños. Ello le permitiría un mejor y más temprano control de sus órganos articulatorios de modo que a los dos años y medio pueden presentar mayor precisión articulatoria que los varones. (37) (38)
Trabajos más recientes abordan las diferencias de género intentando determinar principalmente su influencia en el procesamiento neurológico del lenguaje en la niñez. Así algunos hallazgos, basados en las técnicas de neuroimagen en las que se presentan palabras de modo visual y auditivo, sugieren que en las niñas existe una red supramodal en el procesamiento neural del lenguaje. Los varones en cambio, procesan de manera diferente las palabras según la modalidad utilizada. Ello se relaciona con que en el cerebro de las niñas se observa una mayor activación bilateral en áreas frontales inferiores, en el giro temporal superior y el giro fusiforme izquierdo en determinadas tareas lingüísticas. (16)
Por otra parte en nuestra práctica diaria a través de las consultas y la atención a escuelas y círculos especiales de lenguaje vemos que la mayoría de niños atendidos son varones, por lo que pudiéramos considerar el género masculino como un factor de riesgo para las dificultades del lenguaje.
Como resultado de la aplicación del test de inteligencia aplicado (WPPSI) pudimos determinar los Coeficientes de Inteligencia, los cuales son equivalentes a las edades mentales y cuyos resultados atendiendo a las categorías de calificación, mostramos a continuación:
Uno de los resultados a significar de la prueba aplicada es la identificación de un Deficiente mental lo que permite decantarlo de la muestra objeto de estudio quedando entonces en 18, gráficamente:
Gráfico Nro.1 Coeficientes de Inteligencia según resultados del test.
El 74% de la muestra que estuvo representada por 14 pacientes presentó una inteligencia Normal promedio, 3 pacientes presentaron un Coeficiente Intelectual que los ubicó en una puntuación normal alta y 1 de ellos Normal bajo (5%), pero con una puntuación mayor que 85 por lo que se incluyó en el estudio. Es importante destacar que otro 5% estuvo compuesto un paciente que obtuvo una puntuación de Deficiente mental, el cual salió de la muestra por no cumplir con los criterios de inclusión para el diagnóstico del TEL. En este paciente que hasta el momento no se había precisado el diagnóstico correcto fue de gran utilidad la aplicación del test, determinando que presentaba un Retraso del lenguaje secundario y no específico como se creía hasta el momento.
Tal como algunos trabajos han señalado, el número de sujetos identificados con criterios psicométricos reducen hasta un tercio los sujetos TEL identificados con criterios clínicos y aunque tales resultados hayan sido destacados en repetidas ocasiones su evolución permanece todavía pendiente de un análisis empírico desde la aparición de los trabajos mencionados, ya que existen estudios recientes realizados en otros entornos distintos del nuestro que destacan que los criterios fundamentalmente utilizados en la práctica clínica son los de inclusión y discrepancia.(39)
Binet se basó en la hipótesis de que podemos considerar al sujeto como normal si logra solucionar las tareas adecuadas para su edad, se trata de Retraso Mental cuando su rendimiento corresponde al de otro sujeto con menos edad y podemos diagnosticar la aceleración en el desarrollo si logra solucionar las tareas para sujetos de más edad que la que él tiene. (20)
El desarrollo cognitivo es un prerrequisito necesario para que emerja el lenguaje, ya que existe una relación unidireccional entre ambos. Hace décadas Vygotsky explicó profundamente la estrecha interrelación pensamiento-lenguaje como procesos mutuamente estructurantes, propuso que el pensamiento y el lenguaje se desarrollan en paralelo hasta los dos años aproximadamente. En este momento, el lenguaje y el pensamiento empiezan a unirse y a influirse mutuamente, con la ventaja de que el lenguaje puede ser utilizado para ayudar al pensamiento y el pensamiento puede ser utilizado para el lenguaje. Por otra parte Piaget argumentó que para el desarrollo de la inteligencia es preciso que el niño actúe sobre el ambiente y se dé cuenta de las consecuencias de sus acciones. De esta manera, el niño construye una comprensión del ambiente que se refleja en su inteligencia. Desde este punto de vista, el lenguaje refleja el pensamiento, aunque Piaget también admitió que la adquisición del lenguaje hace posible separar el pensamiento de la acción. (40)(41)
Tabla Nro. 2 Análisis comparativo entre Edad Mental – Edad cronológica.
Fuente: Planilla individual de vaciamiento de datos (Anexo 2)
Analizando los resultados obtenidos, en cuanto a la Edad Mental determinada, por cada uno de los grupos de edad establecidos, podemos comentar en relación al 100% de la muestra de estudio, que se debe esperar con un 95% de confianza que la media se encuentre en el rango de 55 a 63 meses, para pacientes con una edad cronológica comprendida entre 54 y 62 meses para un 95% de confianza.
Para determinar la relación existente entre las variables Edad Mental con la Edad Cronológica se realizó una comparación de muestras pareadas. Con este fin se efectuaron un conjunto de pruebas de hipótesis dentro de las que se destaca la prueba t, la cual evalúa la hipótesis de que la media para ambas edades es igual a 0,0 versus la hipótesis alterna de que la media de ellas no es igual a 0,0 obteniéndose los siguientes resultados:
Tabla Nro. 3 Comparación de Muestras Pareadas Edad Mental – Edad Cronológica.
Fuente: Planilla individual de vaciamiento de datos (Anexo 2)
Como se puede apreciar el valor-P de 0,33 para esta prueba es mayor o igual a 0,05, por lo que no se puede rechazar la hipótesis nula, con un nivel de confianza del 95,0%. Lo anterior nos permite afirmar con un 95% de confiabilidad que las medias de dichas muestras son iguales. Esta comparación se aplicó a la muestra total y por separado a cada rango de edad obteniendo resultados equivalentes, lo cual corrobora la correspondencia entre las edades mentales y cronológicas para los pacientes que cumplieron con los criterios diagnósticos de inclusión.
Los resultados de nuestra evaluación corroboran lo planteado por otros autores. Según Allen et al, este trastorno se da en niños con una inteligencia normal, su coeficiente intelectual no debe estar por debajo de 85. Es decir, son niños que superficialmente pueden parecer tener un desarrollo típico pero presentan un retraso general de lenguaje.
Hay niños con Retraso Mental cuya capacidad psicolingüística está muy por debajo de sus capacidades cognitivas, por lo que se les puede asignar un doble diagnóstico. Lo mismo puede suceder con algunos niños con hipoacusia, parálisis cerebral, síndrome pseudobulbar o con alguna forma ligera del espectro autista. Por lo tanto, en las investigaciones actuales los criterios de discrepancia cognitiva (diferencia entre la edad mental y la lingüística) han ido desplazando a los de discrepancia cronológica (diferencia entre la edad cronológica y la lingüística). (42)
Luego del análisis anterior, donde quedó determinado que dichas muestras son estadísticamente similares con un 95% de significancia, se procedió a establecer una comparación entre las edades mentales y lingüísticas, no realizándose así entre las edades cronológicas y lingüísticas puesto sería de esperar iguales resultados.
Tabla Nro.4 Análisis comparativo entre la Edad mental y las Edades lingüísticas.
Fuente: Planilla individual de vaciamiento de datos (Anexo 2)
De la tabla anterior se puede comentar que tanto para la edad lingüística expresiva como para la receptiva se aprecian diferencias en relación a la edad mental precisándose conocer si estas son estadísticamente significativas para lo cual se aplica el procedimiento de comparación para muestras pareadas que a continuación se describe.
Tabla Nro.5 Análisis comparativo entre la Edad Mental y la Edad de Lenguaje Expresivo.
Fuente: Planilla individual de vaciamiento de datos (Anexo 2)
Al comparar la edad Mental con la de lenguaje expresivo mediante la prueba t-se evaluó la hipótesis de que la media de Edad Mental-Edad Lenguaje Expresivo es igual a 0,0 versus la hipótesis alterna de que la media de Edad Mental-Edad Lenguaje Expresivo es diferente a 0,0. Debido a que el valor-P para esta prueba es menor que 0,05, se puede rechazar la hipótesis nula con un 95,0% de confianza.
Lo anterior significa que existe una diferencia entre estas edades, obteniendo una media muestral de 18,61 valor este superior a los 12 meses, por tanto predomina una diferencia de más de 12 meses entre estas edades cumpliéndose el criterio diagnóstico para dicha área.
Con el mismo nivel de confianza se rechaza la hipótesis nula de la igualdad de las medianas en la prueba de los signos y en la prueba de rangos con signos. La mediana muestral obtenida fue de 16,8 valor este también mayor que 12 meses.
Esta comparación se le realizó a la muestra total y a cada rango de edad obteniendo resultados similares, lo cual corrobora la diferencia entre las edades mentales y lingüísticas a través de los diferentes métodos aplicados.
Estos resultados fueron similares por grupos de edades y en la muestra total.
Tabla Nro.6 Análisis comparativo entre la Edad Mental y la Edad de Lenguaje Receptivo.
Fuente: Planilla individual de vaciamiento de datos (Anexo 2)
Al comparar la edad Mental con la de lenguaje receptivo mediante la prueba t-se evaluó la hipótesis de que la media de Edad Mental-Edad Lenguaje Receptivo es igual a 0,0 versus la hipótesis alterna de que la media de Edad Mental- Edad Lenguaje Receptivo es diferente a 0,0. Debido a que el valor-P para esta prueba es menor que 0,05, se puede rechazar la hipótesis nula con un 95,0% de confianza.
Al realizar el análisis de la media muestral obtuvimos un valor de 5,78 el cual es inferior a 6 que es el valor en meses que se espera encontrar entre la edad mental y edad de lenguaje receptivo según los criterios de discrepancia para esta vertiente del trastorno. Este resultado se vio afectado por el bajo valor de la media muestral que encontramos en el rango de edades entre 48-59 meses (2,93). En este grupo la afectación fue predominantemente expresiva, conservando el área receptiva sin notables afectaciones, típico de algunos subtipos de este trastorno.
En los restantes grupos etáreos sí hubo una diferencia de más de 6 meses entre las medias muestrales para ambas edades analizadas, ya que en estos grupos los subtipos de trastornos comprometían también esta área lingüística.
Con igual nivel de confianza se rechaza la hipótesis nula de la igualdad de las medianas en la prueba de los signos y en la prueba de rangos con signos. La mediana muestral obtenida fue de 6,76 valor este mayor que 6 meses.
Como conclusión parcial de este estudio se identifica un predominio de la afectación en el área de lenguaje expresivo.
Es importante señalar que a pesar de que algunos profesionales prefieran continuar utilizando el criterio de discrepancia cronológica debe hacerse el estudio cognitivo en todos los pacientes con diagnóstico de TEL para de esta forma evitar caer en diagnósticos falsos positivos como el caso excluido de este estudio, un paciente con un supuesto TEL y en realidad era un Retraso secundario del lenguaje por Retraso Mental.
En un trabajo ilustrativo de Ardila sobre sobre prevalencia de estos trastornos, el 7,2% de los niños de 3 años tenían déficit en el desarrollo del lenguaje: exclusivamente expresivo, el 2,3%; de la comprensión, el 2,6%, y mixto, el 2,3%. Aquí observamos que hubo un discreto predominio del retraso de la vertiente receptiva lo cual no coincide con nuestro estudio. (43)