Este trabajo de investigación privilegió las variable Uso de la lengua para la comunicación de la cual se desprenden como sub variables las siguientes: competencia comunicativa y adquisición de la lengua quichua, a los fines de analizar desde una mirada crítica la función que cumple hasta hoy esta lengua nativa en la comunidad lingüística salavinera.
Variable: Uso de la lengua para la comunicación
Este trabajo de investigación privilegió las variable Uso de la lengua para la comunicación de la cual se desprenden como sub variables las siguientes: competencia comunicativa y adquisición de la lengua quichua, a los fines de analizar desde una mirada crítica la función que cumple hasta hoy esta lengua nativa en la comunidad lingüística salavinera.
Del total de la muestra 54 (cincuenta y cuatro hablantes) declaran que se comunican en castellano habitualmente; sin embargo, entienden la quichua. Mientras que 12 (doce) hablantes se comunican tanto en quichua como en castellano indistintamente, empleando los dos códigos lingüísticos alternativamente. No se registraron en la muestra casos de hablantes monolingües en lengua vernácula.
Respecto a la variable competencia lingüística, es decir, la lengua en la que se comunican sus hablantes habitualmente:
54 (cincuenta y cuatro) se comunican en castellano.
12 (doce) se comunican en quichua-castellano.
Ninguno se comunica en lengua quichua.
Esta información deja entrever cómo fue ganando terreno el bilingüismo (contacto entre el quichua-castellano), es decir, la fuerte imposición de una lengua de prestigio frente a la lengua vernácula, ya que fue relegado su uso lingüístico sólo al ámbito familiar.
Otra variable fue la vinculada al conocimiento sobre otra lengua. En esta, el 95 % de los entrevistados reconocen tener conocimiento de la quichua como otra lengua conocida, el 5 % restante entendió dicha pregunta referida a la lengua extranjera: inglés. En esta variable podemos observar la fuerte identidad lingüística que sus hablantes tienen respecto de su lengua materna: la quichua.
Isabel Requejo entiende que “nuestra identidad lingüística es uno de los aspectos más profundos, constitutivos y raigales de la subjetividad y psiquismo humano. En ocasiones, se erige en sostén y refugio último de nuestra dignidad y salud mental”. Por último, esta lingüista sostiene que “No podemos avanzar en la construcción y desarrollo científico, social y cultural ni en el aprendizaje y conocimiento de lo real desde una autoría con copyright, de propiedad privada y meramente individual”.
Respecto a la variable competencia comunicativa de la quichua, 40 (cuarenta) hablantes afirman que son bilingües activos, 12 (doce) de ellos se consideran pasivos, 6 (seis) determinaron que entienden poco y finalmente, 8 (ocho) no hablan la lengua.
En este sentido, dicha variable puede graficarse de la siguiente manera:
Hablo y entiendo bien |
40 |
Entiendo pero no hablo bien |
12 |
Entiendo poco |
6 |
No hablo |
2 |
En este gráfico muestra todavía la fuerte persistencia de una lengua que se resiste a desaparecer en el uso cotidiano de sus hablantes. Sin embargo, se puede analizar que a pesar de ser muy escasa la cifra de aquellos que la entienden pero que no la hablan bien, de los que la entienden poco y por último, de los que definitivamente no la hablan; la quichua es una lengua condenada a desaparecer en Santiago del Estero si es que no se toman decisiones cruciales de una política lingüística que tienda al modelo de revitalización lingüística de una lengua ancestral como es el quichua (variedad dialectal del quechua).
La variable adquisición de la quichua es de suma importancia, ya que tiene una intrínseca relación con el papel que juega la transmisión oral y generacional de la lengua. Los datos cuantitativos arrojan los siguientes guarismos:
oral |
46 |
Escrita |
0 |
Escuela |
12 |
No aprendieron |
8 |