Las complejidades del desarrollo y del bienestar social que coexisten en nuestra actual sociedad multicultural, originan una nueva problemática de carácter sanitario, vinculada a la atención a problemas distintos a los tradicionales, de perspectivas – tanto para la etiología como por su intervención -, pluridimensional; donde interaccionan aspectos psicológicos – preeminentemente - , junto a necesidades de reorganización laboral, sanitaria, y decisional, de tipo jurídico, legal y social.
En esta encrucijada aparecen "nuevos fenómenos" , como las etiquetadas "enfermedades nuevas", "enfermedades raras o extrañas", la ampliación de la tipología asociada al parkinsonismo, o el denominado "acoso moral-psicológico-laboral ", entre otros.
Desde nuestra aportación, consideramos necesario realizar las siguientes puntualizaciones, para la explicación, comprensión, afrontamiento y consideración legal, de estas " nuevas realidades ".
MODELOS DE INTERVENCIÓN:
Las alteraciones médicas, tradicionalmente, han sido diagnosticadas y tratadas, en ese mismo entorno. Cuando ha habido implicaciones de carácter psicológico [ decimos, psiquiátrico: modelo de intervención médica tradicional, basado en aquellas patologías mentales de clara etiología orgánica ], no se ha considerado necesario su atención.
Al amparo de la O.M.S., el componente psicológico, ya es reconocible. Pero no lo es tanto, la urgencia necesaria con la que debe acudirse a su tratamiento.
Existe toda una gama de enfermedades, donde los componentes cognitivos y afectivo-emocionales, acompañan, indefectiblemente [ Alzheimer, Parkinson, Huntington, Wilson, etc. ]. Es un hecho que, la necesidad, se anticipa a los dispositivos. Y, cuando los dispositivos se retrasan, los afectados deben reclamar su cuota de asistencia psicosocial.
No puede considerarse completo un tratamiento, mientras no se empleen a fondo los recursos disponibles o existentes. Si estos, son también psicológicos, y no se aplican, habrá que generar la conciencia sanitaria, social, política y legal, para que se realice su intervención.
Pretendemos, con este análisis - tan solo - colaborar, y dilucidar, para la presión – necesaria -, que los afectados, ante esta tipología sanitaria - que, puede, o constituye una enfermedad -, realicen – o puedan realizar -, sobre la administración de los fondos públicos; que no llegan a cubrir necesidades, imprescindibles, para paliar y/o curar-cuidar, la enfermedad y/o el sufrimiento asociado a estos trastornos, considerados emergentes, de nueva generación.
¿ Q U E ?
" Percibo siempre más, y de otra forma que veo...", escribía Sartre. Dicho de otro modo, la realidad es más compleja de lo que vemos. El modelo de diagnóstico médico, nos tiene " convencidos ", de que la enfermedad o el trastorno, sólo es real, cuando el dictamen lo sostiene.
Así, el D.S.M. – en todas sus actualizaciones -, nos define un modelo donde existen categorías o características mínimas, para hablar de enfermedad.
Sin embargo, la Psicología, viene defendiendo, desde hace mucho, un enfoque dimensional de la enfermedad, en general.
Dicho de otro modo, se incluyen aquellos aspectos que sirven para la detección precoz de signos y síntomas. Y, es a través de estos últimos, que podemos entrever la proximidad de signos que indican la " aproximación ", o propincuidad de la enfermedad.
Pongamos, por caso, la anorexia. Preguntémonos: ¿ acaso surge de pronto un patrón DSM-IV de anorexia ?; pensamos que se trata de una elaboración progresiva, y no de un salto abrupto, de salud a enfermedad.
¿ C U Á N D O ?
Conviene centrar la conceptualización del antes y el después. En Parkinson – como en otras alteraciones amiotróficas -, hay fenómenos " post ", tanto biológicos – más concretamente, bioquímicos -, como también psicológicos.
Pero también hay fenómenos " pre " - antes de producirse un claro cuadro de enfermedad -, tanto biológicos, como psicológicos – sobre todo para / en, el fenómeno del acoso -.
Y, estos fenómenos, no son " la causa ". Son correlatos, signos y síntomas propios de un estado de inicio de la enfermedad. Y necesitan atención.
Por tanto, se quiere que, el concepto etiología, es bien distinto de la fenomenología de un cuadro de enfermedad. Y es aquí donde reside la dificultad conceptual, para llegar posteriormente a un acuerdo en el cómo, y cuándo abordar su clínica. De la etiología, no se sabe casi nada, aún – ni biológica, ni psicológicamente -.
La discusión, pues, sólo cae allí donde podemos iniciar una terapéutica preventiva, tal vez paliativa o postergante, de la máxima manifestación de la enfermedad.
¿ P O R Q U É ?
Observando las enfermedades demenciales, por ejemplo, se entrevé un patrón común, si nos centramos en la pérdida funcional del lenguaje.
La merma en motricidad, afecta a los órganos fonadores. La expresión toda, por merma de la psicomotricidad, también queda afectada. Este es un proceso de deterioro observable, desde mucho antes que se produzca el " cuadro parkinsoniano ".
Si podemos observar mermas, es posible trabajar en el sentido que nos indica su evolución negativa. Por eso, estaría indicada la intervención preventiva, o de nivel secundario, en pro de evitar caídas abruptas en el deterioro.
¿ C Ó M O ?
Si la única forma que se nos da, es la intervención en contexto medicalizado, la intervención es, por regla general, trabajar sobre los signos ( señales externas y evidentes de que la enfermedad está en su momento álgido ).
Si, por el contrario, el enfoque es preventivo, la atención podría anticiparse, con el fin de paliar la evolución hacia el cuadro clínico.
Es decir, la forma sería, cambiar el enfoque diagnóstico de "todo o nada", o categorial, por un enfoque " dimensional ". El lenguaje, así, para el Parkinsonismo como ejemplo, sería una herramienta muy útil de detección precoz.
Sabemos, que en población enriquecida culturalmente, por ejemplo, el Alzheimer, ve retrasado su embate fatídico.
¿ L A J U S T I C I A ?
El modelo médico está " emparapetado " en su lógico y merecido podio. Su estrategia diagnóstica no va a cambiar. Así que, seguiremos esperando al " cuadro completo " para, después, recetar medicamentos.
La Psicología, está aún en fase de lograr el estatus que le corresponde. Así que cabe otro estamento, cuyo estatus también está consolidado: la justicia.
Ante la falta de progreso legislativo y las inexistentes vías para la búsqueda del imprescindible consenso, por ejemplo, y ante el llamado " acoso ", la víctima necesita de instrumentos que le consideren, desde el inicio.
Una vía razonable y realista, ha comenzado: la generación de jurisprudencia.
Si la Jurisprudencia entendiera lo vital de este enfoque, la vía que proponemos, tendría cuatro fases o momentos:
1º.- Un comienzo, podría consistir, en la insistencia en la denuncia y defensa del derecho de un enfermo, o víctima de maltrato, a disponer de ayuda, desde el mismo instante en que se producen los primeros síntomas. Aquí, resulta necesaria la intervención de la Psicología, para peritar el proceso.
2º.- Después, habrá que procurar el dictamen, que dé cobertura para el enfermo ( vía seguridad social o privada).
3º.- Se proseguiría, con la aplicación de directrices para el mejor cuidado de la afectación, como reclamo, también dirigido a la educación y prevención sanitaria-social.
4º.- Por ultimo, entendemos, la regulación legal de actuaciones, que concreten y especifiquen de manera nítida, la anticipación en el diagnóstico y la atención.
Conjugando la posibilidad de restringir derechos de otros, si fuera necesario, de manera temporal o excepcional; formulando las garantías y mecanismos para ejercerlos.
¿ C U A N T I F I C A R ?
Se puede, de este modo, empezar a cuantificar en años ganados de calidad de vida. En beneficios obtenidos reduciendo costes laborales y sanitarios. En mejoras de/para la salud y satisfacción social.
Una estrategia para cuantificar esta calidad de vida, consistiría en la evaluación y el diagnóstico dimensional.
Es decir, y como ejemplo, se podrá valorar que este o aquél paciente ha ganado X años de buen ajuste motriz, psicomotríz, mental. O, se puede cuantificar, el número de bajas laborales, tiempo de duración, rendimiento y satisfacción laboral, márgenes de producción, concretos.
De lo contrario, por no actuar en este sentido y pautas, podemos contemplar pérdidas funcionales, y de calidad de vida, aumento del gasto en seguridad social y daños colaterales, individuales, familiares, sociales y empresariales, también cuantificables en el tramo profesional o vital, de cualquier individuo, grupo y/o empresa.
Y su traducción jurídica, social, legal.
Referencias
(*) Este trabajo fue publicado, por primera vez, en el portal “ Psic-iust : psicología, ley, justicia, derecho ”, coordinado por estos mismos autores, y cuya url estuvo disponible, en http://www.psicologia-online.com/psic-iust.
(**) Trabajo actualmente disponible en http://cvu.rediris.es/pub/bscw.cgi/0/251556, sección documentos, de la lista Terapia y Modificación de Conducta ( TyMC ), alojado en la RedIRIS, http://www.rediris.es/list