Un desarrollo adecuado del lenguaje , está íntimamente ligado con un desarrollo cognitivo correcto.
Las dificultades, que pueden aparecer , pueden ser muy diversas , no sólo por la características individuales que pudiesen presentar cada una de ellas , sino el grado de afectación en las que estas pudiesen presentarse.
Es necesario resaltar que es muy importante , tener en cuenta la etiología de las mimas , ya que pueden ir desde una dificultad a nivel articulatorio , hasta una afectación grave del lenguaje y la comunicación , lo que impediría al niño en este último caso a tener un acto comunicativo eficaz.
RELACIÓN PSICOAFECTIVA . COMUNICACIÓN MADRE / PADRE - HIJO
Es de especial importancia el rol que el adulto establece en su relación con el bebé .
Usualmente esta relación afectiva , se produce de forma que se establece mayoritariamente con la madre ,aunque en la actualidad el papel del padre va cobrando una mayor relevancia.
Este tipo de relación, recibe el nombre de apego, y hace referencia al lazo de afectividad que existe o se establece entre el mismo y otra persona , y que les impulsa a estar juntos en el espacio y en el tiempo .
Esta tendencia, en el caso del niño, influye de forma positiva , no sólo en el proceso comunicativo , sino en numerosos aspectos de su desarrollo evolutivo.
Un desarrollo adecuado del lenguaje , está íntimamente ligado con un desarrollo cognitivo correcto .
Las primeras manifestaciones que se dan en el bebé , en relación a la comunicación , son los gestos, unos gestos sobreinterpretados por la madre/padre y mediante los cuales puede satisfacer sus necesidades y deseos, incluyendo , claro está , el llanto , que es considerada la primera manifestación comunicativa desde el nacimiento .
Cobran especial relevancia los primeros contactos comunicativos , que se realizan entre el bebé y el interlocutor (padre/madre) , para ello se recomienda que se haga uso de un lenguaje dulce, caracterizado por una tonalidad adecuada , a intensidades no elevadas , frases sencillas y mucha expresividad , es decir que el bebé pueda percibir cambios de inflexión en la voz, con el fin de que este se “entrene”, para que posteriormente pueda asociarlo a estados anímicos.