El éxito del tratamiento del TDA-H depende del compromiso que asuman los padres y maestros y de la permanente interacción de éstos con los especialistas en el área.
CAUSAS DEL TDA-H
La etiología del desorden es desconocida. La mayoría de los investigadores coinciden en que el sindrome es producto de una mezcla de factores psicosociales y biológicos. Las primeras investigaciones indicaron que esta condición estaba acompañada por algún tipo de daño cerebral, estudios más recientes empleando Técnicas imagenológicas como la Resonancia Magnética Nuclear y la Tomografía Computarizada de emisión de fotones y positrones han evidenciado cambios en el flujo cerebral de las áreas sensoriales y sensoriomotoras, así como disminución en el metabolismo cerebral de la glucosa.
Las investigaciones indican que este trastorno tiene una contribución biológica muy fuerte y que la herencia/genética juega un papel muy importante en la expresión del desorden.
Entre los factores psicosociales se han encontrado diferentes tipos de relaciones padres/hijos, desde adecuadas hasta disfuncionales, las interacciones conflictivas con las madres son más frecuentes en niños pequeños. Se han propuesto algunos factores ambientales como anormalidades pre y perinatales, consumo de toxinas en ciertos alimentos e intoxicación por azúcar refinada.
En cuanto a la epidemiología se afirma que los niños con TDA-H constituyen hasta el 3,5% de la población, este trastorno es más frecuente en varones que en hembras, en una relación de 2,1 a 8,1 aproximadamente. Es también frecuente que estos niños presenten además dificultades para el aprendizaje y desórdenes conductuales, desarrollando actividades delictivas o violaciones a los derechos de los otros. Un tercio de ellos presentará experiencias tempranas con drogas y abuso de sustancias.
Una de las características de este sindrome es el inicio temprano de síntomas, parecen surgir antes de los 7 años, es decir en la etapa preescolar, sobre todo en el tipo hiperactivo o combinado, mientras el de prevalencia desatento se observa un poco más tarde pero aun en la niñez. Sin embargo, se diagnostica en la mayoría de las veces entre los 8 y 10 años, cuando las exigencias de una escolaridad formal permiten la expresión florida de los síntomas.
Estamos ante un cuadro descrito pero poco explicado, cuya causalidad permanece no resuelta del todo. Cuadro que incluye una gama muy diversa de síntomas, que se presenta relativamente estable a lo largo del desarrollo, persistiendo hasta la adolescencia en el 80% de los casos clínicamente diagnosticados y hasta la adultez en el 66% de los casos. Los niños con TDA-H tienen un alto riesgo de presentar fracasos escolares, repitencia de grado, fracaso para completar la secundaria y bajo rendimiento en los empleos.
EL DIAGNOSTICO DEL TDA-H
El diagnóstico del TDA-H se hace en base a síntomas que han sido observados en situaciones múltiples (hogar, escuela y comunidad), de forma frecuente y estar presentes por los menos seis meses en un grado que es maladapativo e inconsistente con el nivel de desarrollo de la persona, e incluye los siguientes elementos:
1- Una historia clínica (personal y familiar)
2- Un examen físico.
3- Entrevista con los padres, el niño y su maestro.
4- Escalas para medir la conducta, completadas por los padres y maestros del niño.
5- Observación conductual del niño.
6- Una variedad de pruebas tanto médicas como psicológicas para descartar patologías asociadas.
Con lo antes expuesto quiero manifestar que el diagnóstico de un niño con TDA-H es multidisciplinario, donde intervienen diversos especialistas que abarcan todas las áreas del desarrollo evolutivo infantil.
EL TRATAMIENTO DEL TDA-H
El tratamiento del Sindrome de Déficit de Atención con Hiperactividad es individualizado para cada niño en particular e incluye varios aspectos:
1-
Tratamiento Médico: se basa en la prescripción de psicoestimulantes, el más usado es el metilfenidato (cuyo nombre comercial es el Ritalín). Este es el tratamiento médico más empleado en la actualidad, respondiendo positivamente a su uso el 70-80% de los niños. También se han indicado los antidepresivos tricíclicos, los neurolépticos y la clonidina.
Los psicoestimulantes tienen efectos positivos sobre el nivel de estimulación de activación cerebral al incrementar la disponibilidad de ciertos neurotransmisores en el cerebro. Potencian la motivación y hacen posible que se intensifique el esfuerzo intelectual, disminuyendo la fatiga.
Tratamiento Médico farmacológico el uso de la Atomoxetina (nombre comercial Strattera), es lo último en tratamiento médico, con escasos efectos secundarios y una alta efectividad.
2-
Intervención Conductual: que consiste en manipular contingencias ambientales, usar un conjunto de estrategias de modificación conductual, para incrementar conductas deseadas (atención y obediencia) y reducir o eliminar las conductas inadecuadas, disruptivas e hiperactivas. Con estas modificaciones se logran cambios de comportamientos que se generalizarán por el aumento de refuerzos positivos y la mayor aprobación social.
Estos métodos son fáciles de implementar, de bajo costo, rápidos y adaptables a múltiples contextos. Aquí se incluyen a los padres y maestros como auxiliares terapéuticos
3-
Intervención Cognitivo-Conductual: estos métodos se basan en la combinación de estrategias cognitivas (pensamiento) y técnicas conductuales para enseñar al sujeto procedimientos dirigidos a controlar su conducta y a desarrollar progresivamente su capacidad de atención.
El éxito del tratamiento del TDA-H depende del compromiso que asuman los padres y maestros y de la permanente interacción de éstos con los especialistas en el área.