Dicho con grandes palabras: La supervivencia en un mundo tan cambiante requiere del desarrollo de una capacidad crítica, reflexiva y analítica que haga posible una elección racional entre las distintas propuestas de satisfacción de las necesidades materiales, sociales y culturales; requiere capacidad de crear, de proponer soluciones nuevas, de explorar sistemáticamente los problemas (esto es, de investigar), de reconocer y jerarquizar las necesidades y los recursos disponibles utilizables para su solución; requiere capacidad de adquirir los conocimientos pertinentes para asumir retos siempre nuevos.
Hasta ahora el centro educativo era la única o fundamental fuente de información y formación de todo ciudadano. Con las recientes reediciones de los textos de Álvarez que se utilizaban en nuestra niñez hemos rememorado todos ese saber "enciclopédico" que se impartía en las escuelas, en el que se pretendía abarcar todo el conocimiento necesario para los niños en un solo texto no demasiado voluminoso. Y la misión del maestro era transmitir ese conocimiento a la siguiente generación. Pero esa realidad ha cambiado muy rápidamente.
La impresionante cantidad de información a la que estamos expuestos por distintos medios y la facilidad de acceder a todo tipo de datos hace que la escuela deba cumplir una nueva función: enseñar a los alumnos a investigar, a no perderse en un mundo de datos, a seleccionar lo que es útil y saber aprovecharlo para satisfacer las propias necesidades.
El docente se enfrenta a un doble reto, por un lado, el de aprender a usar las TIC para su provecho personal y por otro el de llevar a cabo su incorporación en el aula, lo que conlleva establecer nuevos objetivos en un modelo educativo distinto. Por ello podemos encontrar distintas opiniones al respecto. Si bien es cierto que no todos tenemos el mismo nivel de acceso a las TIC, lo que no se puede soslayar es el hecho de que estamos involucrados.
En la actualidad el conocimiento se puede encontrar en muy diversos ámbitos, organizaciones, espacios... tanto materiales como virtuales y si antes el docente tenía acceso privilegiado al conocimiento y lo transmitía a su alumnos, ahora los alumnos pueden, y de hecho tienen, acceso a determinados conocimientos con más rapidez y facilidad que sus profesores. La información le llega al alumno de todos los puntos de su entorno, las noticias no tienen fronteras y su difusión es casi instantánea, en Internet podemos encontrar casi todo el conocimiento existente de prácticamente todos los campos, naturalezas y orígenes posibles, sin distinción de quien es el receptor. Por lo tanto no podemos quedarnos encerrados en un aspecto del saber y debemos aprovechar las competencias que nuestros alumnos adquieren en esos otros ámbitos. La escuela se ha de abrir para compartir recursos de todo tipo, planes y proyectos con otras instituciones locales, regionales o internacionales con el fin de enriquecer sus procesos educativos. El docente se ha de convertir en facilitador de las herramientas y medios necesarios para que el aprendizaje tenga lugar y en orientador y dinamizador de los trabajos de los alumnos.
El maestro debe ser un educador de individuos, por definición individuales y únicos, de forma que sean capaces de integrarse plenamente como miembros activos de la sociedad de la que forman parte y sea personas responsables. Estamos inmersos en una sociedad cambiante que va a exigir la capacidad de una adaptación permanente en la mayoría de los ciudadanos y para ellos es necesario que el alumno de hoy "aprenda" a "aprender" para que sea capaz de desarrollar sus competencias de forma continua.
Dicho con grandes palabras: La supervivencia en un mundo tan cambiante requiere del desarrollo de una capacidad crítica, reflexiva y analítica que haga posible una elección racional entre las distintas propuestas de satisfacción de las necesidades materiales, sociales y culturales; requiere capacidad de crear, de proponer soluciones nuevas, de explorar sistemáticamente los problemas (esto es, de investigar), de reconocer y jerarquizar las necesidades y los recursos disponibles utilizables para su solución; requiere capacidad de adquirir los conocimientos pertinentes para asumir retos siempre nuevos.
MULTICULTURALIDAD
Por añadidura se nos está dando la paradoja de que en la escuela se van desarrollando diferentes culturas paralelas en las que nos desenvolvemos más o menos según sean nuestras circunstancias. Angel Pérez (1995) ha distinguido en el ambiente de la escuela al menos cinco culturas distintas:
· La cultura pública, constituida por los productos culturales reconocidos como patrimonio de la humanidad (ciencia, arte, técnica),
· La cultura social, difundida eficazmente por los medios masivos de comunicación, que desarrolla actitudes individualistas y pragmáticas.
· La cultura experiencial de la vida cotidiana de los jóvenes en la familia, en el barrio y dentro del conjunto de las relaciones más próximas.
· La cultura académica, en donde predomina la lectura y el reconocimiento del saber acumulado, la reflexión y la capacidad de predecir y diseñar y que se separa, a su vez, en distintas culturas académicas de acuerdo con los paradigmas de disciplinas diferentes.
· La cultura escolar, la de la vida en la escuela, cuya forma más tradicional está caracterizada por la verticalidad, la definición precisa de los roles, la separación entre los conocimientos y la actitud receptiva por parte del estudiante.
Y además si tenemos diferentes nacionalidades entre nuestros alumnos, de cada una de esas culturas podemos tener diversas variedades. En definitiva, que en muchas ocasiones las incongruencias y disparidades entre ellas hacen que los parámetros de referencia de nuestros alumnos/as sean totalmente discordante o distorsionantes.
Sin olvidar, como plantea Jesús Martín-Barbero que en la escuela se enfrentan tres formas se comunicar esos contenidos culturales:
· Una oral, propia de la experiencia cotidiana de los estudiantes.
· Una libresca, propia de la academia y de la escuela, centrada en el texto.
· Una audiovisual, propia de la publicidad y de los medios masivos de comunicación.
Medios que entran en complejas relaciones y que deben ser asumidos en su heterogeneidad por el maestro, máxime en el momento actual de hegemonía de la cultura audiovisual.