Cuando los niños ya caminan acompañan en las actividades que realizan sus padres, imitando a modo de juego lo que hace el papá o la mamá, así aprende las labores viviendo la vida. De esta manera vemos que nuestra cultura sigue viva, con su cosmovisión, sus formas de crianza de las plantas, los animales, el suelo, las semillas, y también la crianza de los niños.
Proyecto niñez y biodiversidad integrar la sabiduría local en el currículo formal.
Nuestras comunidades en la región de Cuzco en el sur del Perú se caracterizan por sus contrastes naturales y porque la biodiversidad se manifiesta en todas sus formas. Aquí la gente ha vivido por miles de años en armonía con su entorno, criando y dejándose criar. Las formas de aprender de los niños es en la vida misma. El niño cuando es wawa está en todo momento al lado de la su madre, ya sea sentado o cargado a la espalda, observando lo que ella o el padre hace. Siempre están juntos, es así como desarrolla y ejercita todos sus sentidos. Cuando los niños ya caminan acompañan en las actividades que realizan sus padres, imitando a modo de juego lo que hace el papá o la mamá, así aprende las labores viviendo la vida. De esta manera vemos que nuestra cultura sigue viva, con su cosmovisión, sus formas de crianza de las plantas, los animales, el suelo, las semillas, y también la crianza de los niños.
Uno de los aspectos fundamentales de la vida en comunidad es la Pachamama. Por eso ellos dicen aquí en la tierra se amanece, aquí se vive y al atardecer de esta vida se vuelve descansar en la Pachamama. Los padres y demás miembros de la comunidad han enseñado a los niños de generación tras generación a convivir con la Pachamama, a cultivar la tierra o criar las plantas, los animales, el suelo a través de la interrelación con la naturaleza.
Los pequeños agricultores en las comunidades se encuentran bajo una creciente presión para modernizarse e intensificar su sistema de hacer agricultura y ganadería, en el contexto económico dominado cada vez mas por el poder del mercado. El respeto y la comprensión de los valores, habilidades y el conocimiento, desarrollado a través de generaciones, están en peligro de perderse. La educación formal es un elemento que influye en este proceso, donde las comunidades se vuelven más y más alienadas de su cultura y los valores tradicionales.
La educación formal
Cuando el niño inicia su vida escolar entre en un mundo diferente, con una educación que no es acorde con su realidad: hispanohablante, homogeneizante y de un corte occidental. La educación no respeta ni considera su cultura, ni los saberes que trae consigo el niño. Los libros de texto describen la vida urbana, con atracciones y modelos que ignoran o desvaloran los principios sobre los cuales se basa la agricultura campesina. Un 90 % de los docentes carecen de una identidad cultural y por lo tanto no logran conectarse con la realidad campesina. Como resultado, un 80% de los padres de familia parecen tener desinterés por la educación formal de sus hijos.
De esta manera se priva a los niños de una importante parte de su identidad y les sirve especialmente para cuando los niños migran a las ciudades. La falta de respeto por los valores ancestrales en el sistema escolar ha significado que el conocimiento que los niños adquieren desde muy temprana edad, tomando parte en las actividades domésticas y comunales, sea casi ignorado. El descuido del conocimiento local va haciendo más difícil el conservar la comprensión de la rica biodiversidad, en la cual están basadas las prácticas agrícolas y de pastoreo.
En los últimos años el Ministerio de Educación del Perú se ha dado cuenta de la importancia de educar a los niños en sus lenguas nativas y ha establecido una Dirección Nacional de Educación Bilingüe Intercultural (DINEBI). Esta institución apoya la enseñanza en lenguas indígenas en las escuelas primarias. No obstante, hemos notado que esto no es suficiente, ya que la cultura de la escuela y el contenido del currículo oficial ofrecen muy poco para superar la brecha entre la realidad que los niños encuentran en la escuela, y la de la vida cotidiana en sus casas.
Traducir los contenidos de los textos de trabajo de los niños en español a las lenguas nativas no es suficiente para asegurar que el conocimiento colectivo se transmita de generación en generación y se inserte en las prácticas sociales, económicas y culturales de nuestras comunidades.