Las enfermedades crónicas influyen profundamente en la vida del alumno y de su grupo familiar y por ende de la dinámica y configuración del vínculo docente/alumno/grupo clase. Los alumnos que padecen enfermedades crónicas y de larga duración (cáncer, diabetes, fibrosis quística, SIDA, entre otras), presentan necesidades educativas especiales.
La educación, no se circunscribe a las paredes de un edificio ni a la geografía de un organismo; transita por todos los espacios sociales que, a su vez, la atraviesan sin cesar.
“La escuela se caracteriza por ser el espacio que la sociedad ha legitimado para que sus miembros desarrollen acciones tendientes a:
· Identificar e interpretar los contenidos de la cultura;
· transformar y producir nuevos saberes.
El espacio de la escuela no es solo un edificio, con aulas, patios, bancos, escritorios, pizarrones.
Es un espacio social de construcción en el que circulan e interactúan maestros, profesores, alumnos, directores, secretarios padres, miembros de la cooperadora, personal de maestranza, etc.
Entre ellos se establecen redes de comunicación en las que se manifiestan diferencias y particularidades.
Estas formas heterogéneas de vincularse hacen de cada escuela una compleja individualidad.
Más allá de las diferencias, en el espacio que brindan las escuelas se produce un proceso pedagógico, un encuentro para enseñar y aprender.
Es esta la característica identificatoria de la institución escolar.” (extraído de “La Transformación del Sistema Educativo”, Cuadernillo Nº 5, Ministerio de Cultura y Educación de la Nación. Argentina. 1996.
Las enfermedades crónicas influyen profundamente en la vida del alumno y de su grupo familiar y por ende de la dinámica y configuración del vínculo docente/alumno/grupo clase. Los alumnos que padecen enfermedades crónicas y de larga duración (cáncer, diabetes, fibrosis quística, SIDA, entre otras), presentan necesidades educativas especiales. Cuando se le informa al docente de que un alumno de su grupo padece una enfermedad crónica y/o terminal la reacción del docente es de angustia, gran turbación, es ahí donde debe estar presente el psicólogo pues el rol del psicólogo del gabinete psicopedagógico se basa en el marco teórico de “Prevenir orientando”
En la Provincia de Córdoba hay una Reglamentación que nos enmarca la tarea de los psicólogos en los gabinetes psicopedagógicos:
“Para desarrollar las distintas tareas, el gabinete psicopedagógico se vale del diagnostico institucional y la planificación realizada por la dirección de la escuela y de los análisis situacionales, realizados por el propio gabinete psicopedagógico, como parte de un continuo ejercicio del quehacer orientador.” (Extraído del Reglamento de Funcionamiento de Gabinetes Psicopedagógicos para Establecimientos del Nivel Medio. Resolución D.E.M.E.S. 527/91)”