Todos en conjunto dan manifestación de la competencia que el estudiante alcanza para realizar una tarea específica para sí y para los demás y que en definitiva tiene una fuerte lazo de unión con la estructura cognoscitiva de quien la desempeña o produce y por supuesto, responde a las normas y criterios de quienes lo evalúan e interpretan.

Con lo anterior es posible afirmar que las competencias en la educación pueden definirse como la convergencia entre los conocimientos de la disciplina, las habilidades genéricas y la comunicación de ideas.

Los conocimientos de la disciplina relacionadas con todas aquellas ideas que estructuran en forma de contenido la disciplina; las habilidades genéricas relacionadas con el trabajo en equipo, la búsqueda de información, la resolución de problemas, el uso de las nuevas tecnologías, así como con las comunicación de ideas que tiene que ver con la capacidad de expresión en todas las formas.

Para que el nuevo aprendizaje sea significativo es necesarios que el que aprende tome plena conciencia de las implicaciones personales que tiene el aprendizaje de este tipo; le debe quedar claro desde un principio que es lo qué se produce con ese aprendizaje, que proceso realiza para poder producirlo así como la metodología que deberá seguir para poder alcanzar el aprendizaje de ese nivel. Así pues, el adulto deberá tener clara conciencia de lo que se espera de cada actividad que el realice con el fin de poder evaluar su propio avance que será la parte última de este proceso.

Entonces, la educación basada en competencias debe implicar conocimientos, habilidades, actitudes inherentes a una competencia así como la evaluación permanente mediante el desempeño o productos.
Esta nueva educación implicará el establecimiento de nuevas políticas operativas, de diseño curricular, de planeación estratégica de aprendizaje junto con algunos modelos de administración del aprendizaje.

Las competencias se construyen de acuerdo a las necesidades de la Institución; para tal efecto se deberá considerar su misión, sus valores, su visión y su propia filosofía como institución; todos estos elementos en conjunto le dan un sello característico. Es importante que la institución sepa analizar y responder cuestiones en relación a cuáles son las competencias necesarias y básicas para que las personas puedan obtener buenos resultados en la práctica profesional; otra cuestión importante es saber cuáles son los indicadores que te permiten elegir las competencias que se van a construir y por supuesto, cuáles son los medios más idóneos para construir estas competencias y al mismo tiempo comprobar que los alumnos han construido estas competencias?

Aunque existe diversas clasificaciones de lo que deben ser las habilidades básicas que se deben tener para ser competente en la realización de tareas, en general, las competencias básicas necesarias están relacionadas con el dominio de los conocimientos de la disciplina así como de tareas y contenidos; las de comunicación relacionadas con el poderse expresar claramente en todas sus facetas ya sea en forma oral o escrita o a través del ordenador; las de pensamiento crítico donde la evaluación es el elemento importante junto con el análisis y la resolución de problemas así como la toma de decisiones; las de relación referidas a actitudes, cultura, relaciones interdisciplinarias y relaciones interpersonales; las de función relacionadas con la administración, planificaciones, responsabilidades y estimulación del desempeño; las de liderazgo, las de investigación para la docencia y las de integración de conocimientos.


Las habilidades básicas y necesarias para el logro de la competencia son necesarias como parte de una convergencia de ellas y no como una mezcla de ellas. La persona que es competente es una persona que cuenta con todas las habilidades necesarias lo que implica poder dar sentido y alcances a las competencias;

Ahora bien, en términos pedagógicos y a partir de lo que se quiere lograr en la Institución, será menester cambiar el diseño curricular junto con las prácticas de enseñanza tradicionales que ya no responden más a las exigencias de la educación basada en competencias. La evaluación que se centraba anteriormente en la capacidad de almacenamiento de los estudiantes también que ser replanteadas en esta nueva modalidad.

Por otro lado habrá que hacer una consideración importante en la planeación de los objetivos que implican intención y que no refleja las habilidades relacionadas con la práctica; esta desvinculación deja al margen del modelo el utilizar los objetivos tradiciones en el logro de enseñanzas. De hecho es mejor utilizar para la planificación la palabra resultados donde convergen todos los elementos necesarios para que alumno logre la competencia que busca en cada conocimiento.

Conocer las relaciones entre los conocimientos, las habilidades y los valores del alumno egresado contribuirá a conseguir un lenguaje común entre los educadores y una integración más rápida al mercado laboral dado que el alumno ha desarrollado otras competencias que si bien es cierto no responden en conocimientos a un determinado campo, pueden adaptarse rápidamente a nuevas dinámicas.

Ahora bien, pensar que los adultos pueden participar en forma similar a como lo hacen los jóvenes en este modelo educativo, podría ser aventurado ya que existen algunos elementos que no presentan la misma problemática y por lo tanto tendría que ser abordado de diferente manera. En primer lugar, debemos considerar que las personas adultas enfrentan mayores problemas personales lo que les resta tiempo y concentración a sus estudios en relación a los más jóvenes; otro elemento importante a considerar es el tiempo que han dejado pasar sin estudiar y las circunstancias sociales, económicas e incluso políticas que han rodeado las circunstancias para no continuar estudiando.

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