En la dimensión social es perceptible el cambio en la actitud de estos tartamudos, expresan sus opiniones sobre la ayuda, que de forma general tiene un sentido positivo.
La existencia de respuesta anticipatoria a los espasmos (2), está dada por la mayor conciencia que tienen de su dificultad y la sobrevaloración de ella, lo que provoca fijación de la atención en la forma de hablar. Se observan movimientos asociados (7), por embolofrasias, muletillas y contracciones faciales.
En la dimensión psicológica los síntomas psicopatológicos especiales más frecuentes fueron la ansiedad en 7, trastornos del sueño en 4 y enuresis en3, también onicofagia, agresividad, fobias, inseguridad e intranquilidad. La timidez y la introversión presente en 6 adolescentes es reflejo de la conciencia y el sufrimiento del trastorno (tabla 4).
Síntomas | | Antecedentes de síntomas psicopatológicos | | Conciencia del trastorno | | Sufrimiento del trastorno |
Adolescentes | | 8 | | 8 | | 4 medio, 2 alto, 1 bajo |
Tabla 4. Manifestaciones psicológicas disfuncionales.
Se observa baja autoestima, inseguridad y tensión al hablar, con adecuado autoconocimiento, pero al no estar satisfechos consigo mismo aparecen sentimientos de minusvalía. Esto provoca funcionamiento inadecuado de la personalidad, en particular de nivel metacognitivo y motivacional afectivo. En el adolescente tartamudo las dificultades se encuentran en mayor relación con la esfera psicológica, lo que condiciona su severidad.
En la dimensión social los resultados evidencian inhibición en la comunicación oral, fundamentalmente cuando se les exige una mayor interrelación social. La comunicación social con dificultades se refleja en inseguridad, poca disposición para iniciar el diálogo y ayudar a los compañeros. En los adolescentes esta actuación se explica por la insatisfacción de necesidades básicas como la independencia, autodeterminación, el futuro y la necesidad imperiosa de comunicación (tabla4).
Contexto | Hogar | Escuela | Entorno |
Adolescentes | difícil 2 | difícil 5 | difícil 7 |
Tabla 4. a.Comunicación en diferentes contextos.
La situación familiar incide en esta dimensión pues es activa y afectuosa en 4, pasiva y no afectuosa en 2 y activa y no afectuosa en 2. La actitud es de apoyo en 3 sobreprotección en 2, hiperexigencia en 2 y despreocupación en 1. Las dificultades en el habla, no están en correspondencia directa con la situación familiar. La evaluación inicial es:
Según la repercusión psicológica | Según los síntomas verbales |
| Leve | Moderado | Severo |
Bajo sufrimiento | _ | 1 | 1 |
Medio sufrimiento | 1 | 2 | 1 |
Alto sufrimiento | 1 | 1 | _ |
Tabla 5. Diagnóstico inicial de los adolescentes con tartamudez.
Evaluación de la ayuda ofrecida.
Se aplicó la alternativa que se detallará posteriormente con una frecuencia semanal de sesión individual y grupal. Se organizó para un curso escolar e incluye entrenamiento autógeno y técnicas de trabajo en grupo. Los educadores fueron preparados para su aplicación y se ofrecieron orientaciones a la familia.
Al evaluar la dimensión logopédica se comprueba que hay mayor capacidad respiratoria y automatización de la respiración costodiafragmática en estado de reposo en todos y en el habla en cuatro. La creación de una base sensomotriz adecuada, con relación a la relajación y la respiración, en vínculo con el apoyo en la lectura y procedimientos como organizar el texto oral sin apurarse, respirar suavemente, llevar el ritmo y hablar despacio y bajito, facilitan la formación de un patrón de habla diferente.
La lectura se hizo más fluida, pausada, segura y sin espasmos. Aquí los recursos aprendidos en la autorelajación, en particular la idea de que un habla fluida esta siempre asociada a la calma, o sea la relajación, posibilitó la corrección. Esto demuestra que dicho mecanismo prepara al sujeto, le da seguridad, busca textos fáciles de expresar que le permitan una mejor emisión verbal y les ayuda a disminuir los espasmos.
Al evaluar la dimensión psicológica, en 2 no se logra controlar la ansiedad, por ejemplo 1 varón con baja asistencia a las sesiones, lo que puede vincularse con el bajo sufrimiento del trastorno en el habla, a pesar de tener una tartamudez moderada. Los síntomas psicológicos que aparecen, como la ansiedad y la impulsividad, son provocados por sus características personales, desde pequeño es intranquilo, sugestionable, cambia con frecuencia de actividad, con poca capacidad para concentrar la atención, agravado por el poco interés de los padres para la ayuda.
Al aplicar el entrenamiento autógeno, se comprueba que excepto uno, todos se muestran interesados por la ayuda, por la necesidad que tienen ya, de autodeterminarse y tener un futuro. En la relajación, 7 obtienen promedios por encima de los tres. De ellos, 6 sobrepasan los cuatro puntos y coincide con aquellos donde hay una disminución de los espasmos, sólo 1 obtiene 3,9 puntos y es un tartamudo moderado que logra pasar a leve y tiene contracciones espasmódicas perceptibles, no frecuentes.
Estos resultados muestran como los adolescentes tartamudos que logran relajarse disminuyen la tensión, los espasmos y los bloqueos en el habla. Con la autorrelajación el tartamudo logra controlar la tensión muscular, el funcionamiento respiratorio y manejar las respuestas emocionales como la anticipación a los bloqueos, la inseguridad y el miedo que su forma de hablar le produce.
En las primeras sesiones de ayuda, no incorporaban este aprendizaje a las situaciones comunicativas de la vida. Situación que varió a partir de la 9na. sesión cuando logran aprender un esquema general de relajación y la autosugestión le ayuda a disminuir la tensión y sentirse seguro y tranquilo al hablar.
La dificultad radica en emplear estos recursos en la conversación cotidiana. Para ello fue necesario apoyarse en personas cercanas que les recordasen cuando emplean una mayor velocidad verbal, de forma tal que primero lo hicieran consciente y luego con los recursos. Lograron utilizar el habla lenta sin tener que hacerlo conscientemente 4. Sólo en 2 no fue posible, coincidiendo con los tartamudos severos, los cuales continúan recibiendo la ayuda y necesitaron de más tiempo y mayores esfuerzos para disminuir los espasmos.
En las primeras técnicas grupales las dificultades se manifestaron de forma estable pues se encontraban en un proceso de familiarización, con nuevas formas de trabajo y la incorporación de los recursos. Paulatinamente aparecen las modificaciones, a partir de la posibilidad de valorar sus dificultades y la ayuda que pueden obtener del medio y de ellos mismos, aquí se refleja fundamentalmente la preocupación por la dificultad verbal en los ocho adolescentes.
Son capaces de reflexionar acerca de su problemática verbal y de buscar funcionar mejor y aceptar aquello que no puede cambiar de forma inmediata. Para tratar temas sobre la comunicación y elevar la autoestima, se dedicaron encuentros con resultados alentadores. En la medida que los tartamudos perciben avances en su habla, mejora la aceptación de sí mismo y logran, a partir del aprendizaje de recursos para relajarse, disminuir la inseguridad y la tensión al hablar. Esto propicia elevar la autoestima, tener confianza en sus potencialidades y las posibilidades de corrección.
En la dimensión social es perceptible el cambio en la actitud de estos tartamudos, expresan sus opiniones sobre la ayuda, que de forma general tiene un sentido positivo. La inseguridad para la comunicación que inicialmente se encontró en los 8 tartamudos, al terminar la intervención disminuyó en 6. Aquí hay relación entre el descenso de la tensión y la disminución de los espasmos. Esto también propicia mejores relaciones interpersonales y la no evitación de las situaciones de comunicación oral.
La integración al grupo escolar y el nivel de reflexión alcanzado les hacer sentir mejor consigo mismo y con los demás. Sienten que son útiles, que tienen su lugar en la familia, la sociedad y en su grupo de amigos. Aprenden de otros que dan diferentes puntos de vistas, tienen otras experiencias y variantes de comportamientos y donde unos a otros se ayudan.
En el grupo de adolescentes se contó con 2 casos típicos. Uno el referenciado por tartamudez severa y bajo sufrimiento del trastorno, con poco apoyo de la familia para superar la dificultad, y el otro que supera el trastorno en el habla y se sintetiza brevemente a continuación.
Adolescente de sexo masculino, fecha de nacimiento 30 de marzo de 1985, sin antecedentes patológicos personales de interés, lateralidad homogénea derecha y buen desarrollo psicomotor en las diferentes etapas. La hermana recibió ayuda logopédica por sigmatismo interdental y a veces se “traba”, una tía materna con problemas mentales, la madre tuvo tartamudez y la corrigió con recurso de habla lenta, hipofónica y monótona. Es tímido, el desarrollo fue normal aunque con vocabulario promedio, tuvo rotacismo gutural y tiene buen aprovechamiento académico.
La tartamudez surge a los tres años y se va instalando de manera gradual, en relación con las burlas de otros niños que le pusieron apodo. El medio familiar es bueno en relación con las condiciones de vida y la satisfacción de sus necesidades y motivaciones. Recibió ayuda logopédica en la escuela primaria pero mantiene las dificultades. El diagnóstico es tartamudez moderada con mediano sufrimiento. En el completamiento de frases se refleja la conciencia del trastorno y su repercusión en la personalidad.
Desde pequeño mostró actitudes para la pintura, estudió en la escuela de arte y este ha sido un recurso para la superación de la tartamudez. Actualmente tiene exposiciones colectivas y publicaciones en México y Alemania con premios.
En el entrenamiento autógeno adquirió el aprendizaje sin necesitar niveles de ayuda. El desarrollo de las técnicas con su grupo, permitió tener un patrón de habla no tartamuda de sus coetáneos, le ayudó a aprender que todas las personas tienen dificultades y a pesar de ello se aceptan y son aceptados por los demás, pues resultan más importantes los valores que poseen. Sus pinturas tuvieron acogida en el grupo y se dedicó un encuentro a la realización de caricaturas. Esto se debe también a que el grupo le ofreció la oportunidad de reflexionar, discutir, plantear sus dudas, experiencias e intercambiar con otros, tartamudos y no tartamudos.
Al concluir el proceso de ayuda a los adolescentes tartamudos, los resultados son:
· Disminución de la frecuencia y duración de los espasmos, lo que posibilita un habla más fluida en las situaciones de comunicación espontánea.
· Sigue siendo el lenguaje espontáneo la forma verbal más afectada, aunque con menor severidad.
· Disminuyen los niveles de ansiedad y hay conciencia del defecto.
· Se instaura la respiración costodiafragmática, aunque no se logra su total automatización, pues en la actividad verbal se manifiesta de forma irregular.
· Disminuye la tensión al hablar en 5 de los investigados y en menor medida en 2 de ellos.
· Hay respuesta de anticipación a los bloqueos en 3 adolescentes.
· Es notable la ausencia de limitaciones para el establecimiento de relaciones interpersonales en el grupo.
· Los adolescentes tartamudos se acepten tal como son y confían más en sus posibilidades de éxito.
· En 2 de los adolescentes tartamudos se mantienen las respuestas de evitación a las situaciones de comunicación oral, relacionadas fundamentalmente con asignaturas específicas y ante la necesidad de exposiciones orales espontáneas.
· Mejora la comunicación con familiares y coetáneos.