Existen tres tipos principales de bilingüismo:
*Individual. Aunque es el modo esencial como se manifiesta siempre el bilingüismo, si no alcanza características de los otros dos tipos, suele ser socialmente irrelevante.
*Institucional. A pesar de su habitual importancia, no se descarta que sea socialmente inoperante –piénsese, por ejemplo, en el latín, utilizado durante siglos por la iglesia católica o por las universidades tradicionales.
*Funcional. El tipo más determinante, se refiere a los usos lingüísticos espontáneos en las relaciones sociales y económicas de las comunidades. Fuera de este ámbito, las lenguas pueden tener una incidencia inapreciable o incluso negativa.
1 Propósito general
1.1 Dado el tiempo disponible y la extensión de los principales conceptos implicados –bilingüismo, educación y Cataluña–, doy por sentado que el ámbito estricto de la exposición se encuentra en la intersección de los tres.
Aun así, a menudo he tenido que recurrir a determinados antecedentes generales y a sentar conclusiones acaso no obvias ni justificadas. Confío en que el diálogo permita paliar o al menos aclarar posibles discrepancias.
Tanto la exposición como las actitudes que puedan desprenderse de ellas son de inspiración puramente ingenua y personal.
Prueba de ello es la circunstancia biográfica que cuento brevemente porque sin duda mediatiza la visión personal que tengo del bilingüismo y la educación. Y es que nací en un ambiente rural del Campo de Tarragona entre familiares y conocidos que sólo se expresaban en catalán, aunque escribían cartas y algunos leían el periódico y escuchaban la radio, únicamente en castellano. En la escuela del pueblo dependía del maestro, pero en general se hablaba catalán excepto en la clase de lengua, que en la práctica se reducía a la lectura y al dictado, especialmente del evangelio de los sábados, y que se hacía sólo en castellano. Ya en primero o segundo de bachillerato, en el instituto de Tarragona, donde todo era en castellano, el profesor de ciencias naturales, en vista de que las palabras no me fluían debidamente un día que me preguntó la lección, me dijo textualmente “Usted tiene que hablar castellano en casa”. Me quedé confuso y preocupado porque me pareció imposible cumplir aquella recomendación y me la guardé, como tantas otras –para hacernos una idea aproximada de ella, figúrese que su hijo adolescente de vuelta del colegio le espeta un día algo así como “My teacher suggested that we should speak in English at home from now on to improve my fluency”–. (El caso es que tampoco pude empezar a aprender a escribir en catalán hasta la facultad, en unas clases semiclandestinas). A pesar de todo, unos veinte años después de recibir aquella recomendación, obtuve, en una oposición de las celebradas en Madrid, una Agregación universitaria de Lengua Española, con D. Rafael Lapesa, D. Manuel Alvar y D. Fernando Lázaro Carreter, entre otros, como miembros del tribunal.
1.2 Distribuiré la exposición en los siguientes apartados:
– Apunte previo sobre el territorio lingüístico
– El marco legislativo
– Noción de bilingüismo
– Noción de educación
– Algunos datos sobre la realidad lingüística en Cataluña
– Apuntes finales sobre neurociencia cogn(osc)itiva y rendimiento académico
Apunte previo sobre el territorio lingüístico
Como consecuencia de circunstancias históricas bien conocidas, las fronteras lingüísticas no coinciden con las políticas.
Por ello, el catalán ocupa Andorra y parte de territorio francés, el Rosellón (oficialmente, Departamento de los Pirineos Orientales), con capital en Perpignan, y la llamada franja aragonesa.
A su vez, el Valle de Arán, con capital en Vielha, es el único territorio español con tres lenguas oficiales: el español, el catalán y el aranés, variante autóctona del occitano.