La vejez es una etapa de recapitulación, de cosechar lo que se sembró a lo largo de la vida, para bien o para mal. Según Erikson (2002) esta etapa tiene el propósito de elaborar, integrar y asumir todas las experiencias de los años precederos, con la sabiduría que emerge producto de los aprendizajes obtenidos.
Recuerdo que, en mis tiempos de juventud, le comenté alguna vez a mi padre que no quería envejecer, obviamente él se sorprendió mucho porque no era un tema del que los jóvenes promedio hicieran alusión. Con verdadera curiosidad me preguntó el por qué, “todas las personas grandes que conozco son muy enojonas, me da la impresión de que están amargadas”- contesté. Él sonrió con ternura y me dijo algo que me cambió la vida por completo desde entonces “Tú puedes construir el viejito que quieres ser desde ahora”. Sabias palabras.
Sin duda alguna, todas las personas vamos a transitar por lo que el Psicólogo Erik H. Erikson (2002) llamó, fases del desarrollo a lo largo de la vida (infancia, niñez temprana, edad de juego, edad escolar, adolescencia, juventud, adultez y vejez), que culminan justamente con la vejez. Cada una de ellas con sus respectivas tareas o funciones, para llevarlas a cabo en tiempos específicos del ciclo vital; el éxito de la etapa precedente influirá en el desarrollo de la que le sigue, nos dice el autor.
Si estás en tu etapa de juventud, tienes aún la oportunidad de construir el adulto de la tercera edad que quieres ser o si, por otro lado, eres una persona en esta etapa de la vida, seguramente encontrarás información valiosa en este artículo.
La vejez es una etapa de recapitulación, de cosechar lo que se sembró a lo largo de la vida, para bien o para mal. Muchos procesos pueden conjuntarse en este momento de la vida, como pueden ser la jubilación o reducir la carga de trabajo, seguramente las hijas, los hijos, son mucho más autónomos o incluso han formado sus propias familias. Se incorporan temas a la vida cotidiana como el de la salud, la inquietud por la religiosidad o espiritualidad y la tan temida muerte; esta última por lo general, debido a las pérdidas de los propios padres, familiares, amigas y amigos cercanos.
Según Erikson (2002) esta etapa tiene el propósito de elaborar, integrar y asumir todas las experiencias de los años precederos, con la sabiduría que emerge producto de los aprendizajes obtenidos. De lo contrario lo que se experimentará es una gran frustración y desesperación, ya sea por no haber alcanzado las metas anheladas, por descubrir que todo aquello que se creía importante, resultó no serlo, o simplemente por no aceptar la vejez misma como parte del desarrollo.
Fernando Quintanar (2011), por su parte, expone que existen dos formas de envejecer, 1) de manera saludable o 2) patológicamente; “envejecer saludablemente tendrá que ver con la flexibilidad ante los cambios, lo que permitirá no aferrarse a una personalidad unívoca, aceptar las transformaciones propias y ajenas, construir proyectos y recrearlos, romper con rutinas rígidas, probar, innovar, realizar actividades nunca antes exploradas, cuestionar y autocuestionarse”.
Es así como podemos darnos cuenta de que toda persona puede tener un proyecto de vejez, que nos permita vivirla con plenitud y disfrutar de todo lo que hemos hecho hasta entonces.
Ehrlic, De Uslar y Molina (2013), argumentan que para confrontar los retos psicológicos que implica esta etapa, es necesario que el adulto mayor, sea una persona madura, segura de sí misma y con confianza en la vida; asegurando que, si no se hace el trabajo psicológico necesario para afrontar los retos mencionados, se experimentará un “dolor sin sentido”, teniendo como consecuencia “miedo, desorientación, inseguridad, enfermedades psicosomáticas”, entre otras.
Para estos autores, la vejez presenta dos opciones, profundizar en la comprensión y sabiduría acerca de la vida o quedarse en la amargura profunda de sentirse frágil y finito; algo similar a lo ya planteado por Quintanar sobre la vejez saludable y la patológica. La vejez entonces nos permite desarrollar sabiduría, compasión, comunión, generosidad, que nos darán seguridad y fuerza espiritual para el resto de nuestros días.
Nos proporcionan también algunos puntos esenciales para la convivencia de las y los abuelos con la familia, éstos son los siguientes:
La Gerontofobia, ha sido generada por intereses económicos creados, al grado de hacernos creer que podemos evitar envejecer. El grueso de la población gasta sumas millonarias en tratamientos de belleza, cirugías, suplementos, que muchas veces incluso, ponen en riesgo la salud integral. Cuantos rostros y cuerpos de mujeres y hombres se han deformado al grado del delirio en su edad madura, a cuantas otras personas les ha generado problemas de salud graves o incluso les ha llevado hasta la muerte.
La vejez es parte de la vida, las arrugas, las canas, la piel sin firmeza, no son nuestros enemigos, en realidad dan cuenta de nuestra maravillosa existencia.
Referencias
Erikson, Erik H. (1988) El ciclo vital completado. 1° Ed. México/Paidós.
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Ehrlich, Marc I; De Uslar, Erika y Molina, Alicia (2013) Discapacidad: Enfrentemos juntos el reto. Diagnóstico, aceptación social, rehabilitación. México/Trillas.
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Quintanar, Fernando (2011) Atención psicológica de las personas mayores: Investigación y experiencias en psicología del envejecimiento. 1° Ed. México/Pax México.