Lili Ortega López | 15/01/2022

Para las personas en situación de discapacidad los obstáculos y barreras para acceder al aprendizaje y la participación, término desarrollado por Booth y Ainscow (2002), pueden ser más frecuentes y dejar una mayor huella que para el resto de la sociedad. Las tareas cotidianas pueden convertirse en algo sumamente difícil de desarrollar debido a la variedad y multiplicidad de factores, que en algunas ocasiones puede ser tan agobiante y desesperanzador de realizar.

Las posibles causas, según Palacios (2008), se desprenden del modelo social imperante y no de otra índole. Las barreras al aprendizaje y la participación ocurren en la interacción entre las personas y sus contextos, ejemplo de ello, las políticas, instituciones, culturas, circunstancias sociales y económicas que involucran las vidas de las personas en situación de discapacidad, Booth y Ainscow, (2002). El Centro Nacional de Defectos Congénitos y Discapacidades del Desarrollo de Estados Unidos, en el año 2020, menciona que las múltiples barreras pueden presentarse de forma conjunta. Algunas de ellas son actitudinales, de comunicación, físicas, políticas, programáticas, sociales y de transporte, entre otras.

Cuando se habla de barreras de actitud se hace referencia a los estereotipos, como el pensar que la salud y su calidad de vida son deficientes. También está el estigma del prejuicio y discriminación; generalmente se ve la discapacidad como una situación que se debe curar, prevenir, rehabilitar o como una tragedia personal y familiar. Estas barreras son las más elementales, porque implica no están conscientes de lo dificultoso que es para las personas en situación de discapacidad participar en actividades de la vida diaria.

Las barreras de comunicación son las que afectan las formas de usar el lenguaje, las formas de comunicarnos de manera escrita o la comprensión de la lectura, por ejemplo, para las personas con discapacidad visual, los mensajes no pueden ser leídos ya sea por no disponer de lectores de pantalla, uso del lenguaje de Braille, entre otras. Los mensajes de audio que para las personas con discapacidad auditiva resultan inaccesibles, debiese tener subtítulos o traducción en lengua de señas para ser accesibles. El usar frases cortas y precisas permite un mejor entendimiento también para las personas con trastornos del espectro autista, que necesitan de un lenguaje conciso y breve, acompañado de imágenes, fotografías, pictogramas o íconos que dependerán del nivel cognitivo en que se encuentran.

Cuando los entornos naturales e infraestructuras imposibilitan la movilidad o desplazamiento como escalones, accesos a la entrada de un edificio, colegio o vivienda, e impiden el uso de las veredas, surgen las barreras físicas. La demora o burocracia en hacer cumplir las leyes que ya existen, no les permite a las personas en condición de discapacidad participar en los programas y actividades de acceso universal, esto es lo que se define como barreras políticas.

Las barreras programáticas se refieren a la falta de un equipo médico accesible, que cuenta con poco tiempo destinado a exámenes médicos, procedimientos médicos insuficientes y horarios inconvenientes. Es relevante mencionar la falta de comunicación del personal médico con los pacientes, las actitudes y el amplio conocimiento con relación a los diagnósticos de las personas en situación de discapacidad. El contribuir a reducir el ejercicio y funcionamiento entre las personas en situación de discapacidad como las condiciones en que ellas nacen, crecen, se desarrollan, encuentran trabajo y envejecen se denomina barreras sociales. La falta de transporte adecuado, como buses públicos y automóviles adaptados que entorpecen la capacidad de desplazamiento, movilidad y autonomía. A esto se les llama barreras de transporte.

Detectar y eliminar barreras como las anteriormente descritas permite a las personas en situación de discapacidad participar en una sociedad igualitaria, en otras palabras, una plena inclusión en actividades de la vida diaria imprescindibles en una sociedad que cultive la cultura, las políticas y las prácticas inclusivas, tal como lo menciona el Índice para la Inclusión. Booth y Ainscow, (2012).

En la actualidad la percepción y comprensión sobre el concepto de discapacidad está siendo aceptado paulatinamente. Existe mayor comprensión sobre las necesidades funcionales de las personas y que son abordadas en su entorno físico y social, no desde una deficiencia o limitación, Echeita (2002). El concepto de barreras para el aprendizaje y la participación pone énfasis en el contexto social en el cual se desenvuelven las personas y puede convertirse en una fuente de aceptación de las diferencias cuando existen estrategias de apoyo. Para Montigny (2010), la accesibilidad es tener la posibilidad de los servicios sociales, de comprender la diversidad y respetar las diferencias; también a la comprensión de las necesidades físicas como es el desplazamiento que contribuye a vivir en forma independiente, participando en todos los aspectos de la vida y ser un aporte a la sociedad. Tal como lo expresa Palacios (2008) los valores que sustentan los derechos humanos, como la dignidad, autonomía e igualdad son el reflejo pleno del actual modelo social.

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