Busca:   en:
Inicio > Revista

La comunicación en el autismo

Una de las respuestas más controvertidas y difíciles que realizan los padres de los niños con TEA es, si su hijo/a  va a hablar en algún momento.

La posibilidad de hablar, o no hablar, tiene una importancia decisiva en el desarrollo humano.

Introducción

El trastorno del espectro autista es  un déficit de interacción social., un déficit en la modalidad de relacionarse con otros.

Las condiciones del espectro autista determinan un trastorno primario de la comunicación,  con una gran valoración de la intervención del fonoaudiólogo, quien es el especialista, en el abordaje de déficits que impliquen compromiso de la comunicación en cualquiera de sus niveles.

La comunicación humana es una posibilidad que trasciende edades y culturas, sociedades y desiertos. La comunicación nos transmite los sentidos, las emociones y los deseos tuyos y de otros.

 

 ¿Mi hijo tiene autismo: va a hablar? ¿Cuándo? ¿Cómo podemos conseguirlo? ¿Cuáles son los requisitos para que lo logre?

 

Una de las respuestas más controvertidas y difíciles que realizan los padres de los niños con TEA es, si su hijo/a  va a hablar en algún momento.

La posibilidad de hablar, o no hablar, tiene una importancia decisiva en el desarrollo humano.

 

La función esencial del lenguaje no es cambiar el mundo físico a través de enunciados. La función del lenguaje es la de compartir el mundo mental

Nuestra actividad lingüística implica una función mucho más compleja: la de mostrar el mundo. Esa función del lenguaje se llama ostensiva o declarativa. Es el método por el que accedemos mejor a la mente del otro, pero para llegar a eso, hay que acceder primero a la noción de que el otro tiene mente. A esa noción la llamamos intersubjetividad secundaria.

 

Los niños de desarrollo típico comienzan con esta noción entre los 9 y 10 meses para establecerse cercano a los 18 meses. Ello coincide con las primeras palabras a los 12 meses y las primeras oraciones hacia los 18 meses. Desde el principio, el niño no pide primero y luego declara, sino que pide y declara en simultáneo.

Ángel Riviere da un ejemplo muy claro con respecto a esto. Cuando un nene aparece con un zapato en la mano y dice “papá”. Lo primero es, que está diciendo (sin decir) una oración: “esto es de papá”. Está mostrando algo y compartiendo con otro su experiencia sobre algo. Esa es la función ostensiva o declarativa

Muchos niños con condiciones del espectro autista, no tienen esta función comunicativa. Es muy complejo tenerla. Hay que tener la percepción del otro como sujeto de experiencia y compartir intersubjetivamente la mente con otro.

 

El discurso es la actividad más compleja que se le puede pedir a un niño autista. El lenguaje humano es el sistema simbólico más complejo que se conoce. Ningún lenguaje artificial tiene, la complejidad que tiene la lengua humana. El lenguaje es el logro ontogenético más hermoso que hacen los niños típicos con total naturalidad.

Inherentemente tenemos un cerebro lingüístico, dice Chomsky. Es mucho lo que pone el cerebro del niño. “No es sólo el ambiente porque el ambiente por mera asociación empírica nunca produciría lenguaje”. Esta observación es aceptada por psicolingüistas y neurolinguistas.

Por otra parte, según el psicólogo Bruner, no es que el niño desarrolle una habilidad narrativa y discursiva. Ya desde antes, la mente del niño es una mente de estilo discursivo.

 

El cerebro debe formatearse lingüísticamente en un periodo que es cuando tiene mayor plasticidad. Es en ese periodo con ese cerebro preparado para entender lo lingüístico, que el niño realiza la maravillosa experiencia de adquirir un lenguaje.

Entonces, cuando un padre pregunta ¿mi hijo va a tener lenguaje o no? ¿Va a tener ese aspecto fundamental que nos distingue como especie y nos permite comunicarnos?

 

Podemos clasificar dos grandes grupos de niños con condiciones del espectro autista, y en función de ello, las posibilidades de desarrollar el lenguaje verbal. Cabe destacar que en un niño en desarrollo, nada es absoluto, todo es relativo, estos grupos se clasifican en función de la evidencia pero cada niño es particular.

Para un mejor entendimiento se divide en grupos a los niños según la presencia o no del lenguaje.

 

Según Ángel Rivière, tenemos dos subtipos de autismo.

Un tipo con una capacidad  tan poderosa de descifrar códigos que hacen lenguaje. Se lo llama trastorno de Asperger con un lenguaje muy peculiar, hipersintactico, hiperformalizado. Puede aprender a escribir perfectamente y no tener la menor noción de lo que es conversar…es el tipo menos frecuente.

Otro tipo de autistas son los que describe Kanner, con las alteraciones frecuentes, como el mutismo (sin lenguaje expresivo en un 40% a 60% de los casos) y ecolalias (repite lo que oye). Según Kanner, a través de la ecolalia llegas al lenguaje espontaneo. También refiere que se adquiere lenguaje tomando emisiones concretas y ubicándolas en un contexto.

 

El compromiso del profesional fonoaudiólogo es: “la construcción del lenguaje y todo lo que ello conlleva como función superior”. No podemos pensar al TEA, desde la fonoaudiología, como un proyecto terapéutico en donde la expresión del lenguaje sea el objetivo principal.  No es la expresión, es la construcción del lenguaje.

Al niño con TEA no le sirve que solo logre  engramas motores orofaciales, que se ejerciten praxias y sonidos del lenguaje, que se apliquen técnicas de abordaje táctil-quinestésico sino le damos las herramientas necesarias para que pueda acceder a la hermosa experiencia propia de su condición humana: la adquisición del lenguaje verbal.

El abordaje terapéutico es logopedico. Ahora bien, si dentro del tratamiento, trabajamos además con la estimulación de engramas motores y demás ejercitaciones, por supuesto que va a aportar.

La idea es que se entienda que un tratamiento ortofonico, por sí mismo, no es adecuado para el abordaje de niños con condiciones del espectro autista.

Un tratamiento adecuado para niños del espectro autista contempla, entre otros objetivos:

- respetar las etapas del desarrollo del lenguaje, ubicarlo en su nivel para obtener y proyectar objetivos superadores,

.-ofrecer al niño las herramientas necesarias, en función de su desarrollo, para que curse su propio camino hacia la simbolización desde todos los aspectos posibles.

 

Podemos hablar de niveles de competencia lingüística, para lograr diferenciar fortalezas y debilidades de cada niño y así plantear los mejores objetivos terapéuticos.

 

Protocomunicador: personas que si bien parecen mostrar intencionalidad comunicativa, se expresa y sus expresiones pueden ser significadas por otros. Correspondería a un periodo perlocutorio  con expresiones no intencionales, emisiones significadas por la mamá (0-6-7 meses de edad típica).

 

Comunicador emergente: personas que tienen habilidades de comunicación iniciales, que no incluyen recursos simbólicos de comunicación. Correspondería a un periodo ilocutorio. Comunicación intencional no simbólica (7/8 meses a 12 meses aprox.) Gestos protoimperativos y protodeclarativos.

 

Comunicador dependiente: personas con habilidad para expresarse tanto con recursos simbólicos como no simbólicos. Corresponde a un periodo locutorio temprano con inicio del desarrollo del habla como expresión oral del lenguaje en construcción (12-14 meses en adelante).

 

Comunicador independiente: personas cuyas habilidades expresivas le permiten interactuar tanto con interlocutores familiarizados como nuevos (Locutorio tardío).

 

Para cada nivel, se plantean objetivos superadores con el afán de subir al nivel siguiente.

Es muy importante hacer una diferenciación entre comunicación y lenguaje.

Cuando hablamos de comunicación, hablamos de interacción, de transmisión de deseos, necesidades, de compartir información. La comunicación va mucha más allá del lenguaje verbal. Un niño puede comunicarse con lenguaje verbal, pero también con gestos, con señas, con pictogramas.

Entre los niños con TEA, encontramos los que no alcanzan a acceder al lenguaje verbal pero pueden lograr la comunicación.

 

¿Qué vamos a observar?

Habilidades, capacidad, puntos fuertes.

Puntos débiles: limitaciones funcionales

Grupo de aplicación general de Sistemas de Comunicación Aumentativa y/o alternativa.

Nivel de competencia lingüística

Funciones comunicativas

 

Los fonoaudiólogos somos los terapeutas de la comunicación, no podemos pensar un tratamiento de niños con TEA sin una terapia fonoaudiológica. No importa la corriente teórica desde la cual sea abordado sino que sigamos el mismo objetivo: facilitarle al niño con TEA todas las herramientas posibles y necesarias para mejorar su interacción.

 

Referencias

  1. Álvarez, Benavidez, Farías Almeida y Trombetta. Intervención lingüística en niños pequeños con TEA. Neurolingüística Infantil. Universidad Austral. Bs As. 2016.                                                                                    
  2. Riviere, Angel. Lenguaje y autismo. Buenos Aires. 1999.
  3. Valdez, Daniel. Autismo, enfoques actuales para padres y profesionales de la salud y de la educación. Buenos Aires, Fundec. 2001

Gastos de envío
G R A T I S
Envíos España península para pedidos superiores a 59,90 euros (más iva) (condiciones)

Compartir en:

compartir FaceBook

Síguenos en: Síguenos en Twiter | Síguenos en Facebook | Instagram | pinterest

Enlaces rápidos a temas de interés

BOLETÍN

RSS | XHTML | CSS
Mapa Web | Registro | Contacta
© Majo Producciones 2001-2024 - Prohibida la reproducción parcial o total de la información mostrada