En el caso de los individuos altamente sensibles, la exposición a estímulos de este calibre rápidamente deja sentir sus efectos: saturación y sobreexcitación que pueden desembocar en depresión, ansiedad y otros disturbios.
El presente escrito tiene como objetivo explorar el estado de la cuestión en la inclusión en el aula de alumnos/as con el rasgo “Alta sensibilidad”.
Introducción: “Este contenido puede herir su sensibilidad”
Hace no muchos años antes de algunos videos, imágenes o películas se exhibía la advertencia “este contenido puede herir su sensibilidad”. Hoy en día observamos la proliferación de lenguaje bajo, imágenes con contenidos que en otros tiempos hubieran llevado los famosos “dos rombos”. Hoy lo vemos comiendo, con nuestros hijos, y nadie parece inmutarse.
¿Nos hemos desensibilizado? ¿El mundo camina hacia la impasibilidad? ¿O en realidad estamos saturados de estímulos que no elegimos? El desarrollo de aquello que dio en llamarse “morbo”, mediante los periódicos “amarillos” como “El caso” o algunos reality show, ha dejado sus secuelas. Como si se tratara de una adicción, los medios necesitan retener su audiencia ofreciéndole alguna escena cada vez más cruenta. El aumento de escenas violentas o intensas, insultos y lenguaje de baja calaña en los medios de comunicación en nuestra cultura son señales de una “insensibilización” que parece llegar por múltiples vías y no disminuir su impacto. Quizá es por eso la sensibilidad ha pasado de ser invisible a ser necesaria y viene a rescatarse precisamente en este momento global.
En esencia, la exposición a continuos eventos que hieren o agreden la sensibilidad acaba creando una especie de anestesia. El cuerpo, sabio, aprende las reacciones y contextos. En el caso de los individuos altamente sensibles, la exposición a estímulos de este calibre rápidamente deja sentir sus efectos: saturación y sobreexcitación que pueden desembocar en depresión, ansiedad y otros disturbios, las enfermedades del siglo XXI.
En algunos aspectos, podríamos considerar a las personas altamente sensibles como la parte tierna de la planta, su brote. Si entre los animales altamente sensibles encontramos aquellos que sienten antes un terremoto o una amenaza (Aron, 2017: 25 y ss.), ¿por qué no escuchar a este sector de nuestra raza? Los clichés que asocian lo fuerte con lo insensible han de ser superados. La reeducación comienza en la educación. ¿En qué marco? En el de la educación inclusiva. Afirma G. Porter
La educación inclusiva beneficia a todos los estudiantes. Les permite desarrollar fortalezas y dones individuales, con expectativas altas y apropiadas, y trabajar en objetivos individuales mientras participan en la vida de la clase con otros estudiantes. La inclusión fomenta una cultura escolar de respeto y pertenencia, y brinda oportunidades para aprender y aceptar las diferencias individuales, disminuyendo el impacto del acoso y la intimidación. Permite el desarrollo de la amistad con una amplia variedad de niños, cada uno con sus propias necesidades y habilidades individuales. […] Finalmente, e igualmente importante, una escuela inclusiva ayuda a la comunidad a apreciar la diversidad y la inclusión y, por lo tanto, influye en un nivel más amplio[1].
En este contexto el presente escrito tiene como objetivo explorar el estado de la cuestión en la inclusión en el aula de alumnos/as con el rasgo “Alta sensibilidad” (en adelante AS), identificado y definido por los psicólogos Arthur y Elaine N. Aron en los años 90.
A partir de la descripción de sus diferencias fisiológicas: sistema nervioso, percepción sensorial, procesamiento emocional y procesamiento cognitivo, se persigue en primera instancia explorar posibles actuaciones específicas individuales, con una mínima interferencia en el grupo. Estas medidas toman la forma de una serie de propuestas y estrategias pedagógicas que adecuen y minimicen el impacto de entornos sobre estimulantes o potencialmente agresivos para la sensibilidad. En este contexto, se consideran, de manera asistemática y no exhaustiva, experiencias educativas comprobadas entre adultos PAS.
Nacemos con mayor sensibilidad que aquella que sobrevivirá. Muchos, en momentos de su vida, pasarán por ciclos o fases de sobreexcitación o de sensibilidad exacerbada, pero no hay que confundir esos episodios con el rasgo en sí. El individuo que nace con Alta Sensibilidad la posee de continuo, como quien tiene el pelo rubio o una nariz aguileña o un tono de piel distinto. Tampoco todos los sensibles tendrán necesariamente el mismo tipo y grado de sensibilidad a lo largo de sus vidas. Un entorno adecuado puede preservar este rasgo al valorarlo como lo que es, un conjunto de datos, de información que no se ha tenido en cuenta. Por eso, incluir es clave.
Descripción y delimitación del objeto de estudio
El Decreto 135/2014 de 29 de Julio y la orden de 30 de Julio de 2014 regulan las condiciones para el éxito escolar y la excelencia de todos los alumnos de la Comunidad Autónoma de Aragón desde un enfoque inclusivo.
Este Decreto se basa en algunos principios tales como la personalización de la enseñanza, la excelencia y la equidad, la autonomía de los centros docentes, el enfoque preventivo de la intervención, la igualdad de oportunidades, la atención educativa basada en la adopción de medidas de distinto nivel de especificidad, la colaboración y coordinación con otras entidades y la accesibilidad y el diseño universal de los entornos, bienes, productos y servicios relacionados con los procesos educativos (Cap. 1, art. 3).
El nuevo decreto del 28 de noviembre de 2017 insiste en la equidad, la flexibilidad, una escuela inclusiva, la igualdad de oportunidades y la implicación efectiva de todos los grupos sociales envueltos en el proceso (ver art. 3, principios generales), e incide especialmente en el aspecto preventivo:
Es por ello necesario contemplar la prevención y la adecuada atención temprana como garantes de la equidad y la inclusión, soportes de la calidad educativa, considerando el desarrollo integral y personalizado del alumnado, que incluya también las dimensiones familiares, sociales y emocionales, y la convivencia como aspecto influyente en los procesos de enseñanza y aprendizaje.
Es responsabilidad de todo el personal del centro atender y responder de forma inclusiva al alumnado. El centro ha de disponer del profesorado y recursos necesarios para atender a la mayor diversidad. Asimismo, es precisa formación, sensibilización y capacitación de los profesionales y de todo el colectivo, o en otras palabras, concienciar a los capacitados y capacitar a los conscientes. Se busca, evidentemente, el apoyo especializado del profesorado de las especialidades de orientación educativa, servicios a la comunidad y pedagogía terapéutica.
El nuevo Decreto contempla la formación de toda la comunidad educativa en educación inclusiva y fomenta la realización de experiencias de innovación educativa. Apoya la elaboración de materiales que impulsen la calidad en la respuesta a las necesidades y la difusión de buenas prácticas en la atención al alumnado. Es ahí precisamente donde pretende encajar el presente escrito.
Es una óptima iniciativa la de que los centros docentes que manifiesten un desarrollo superior acerca de la educación inclusiva y la calidad educativa se puedan convertir en centros de referencia. Sin duda, el actual momento es eminentemente expansivo e importa elaborar y compartir el conocimiento, así como los recursos que se van creando.
Lo que el antiguo Decreto se denominaba “medidas de intervención” pasa a llamarse “actuaciones”; estas pueden ser generales o específicas. El nuevo Decreto es también más abierto en las personas que pueden elaborar la evaluación psicopedagógica, que deja de ser exclusiva competencia de los profesionales de orientación educativa y que pasa a contar con la participación del tutor o de la tutora, del conjunto del profesorado que atiende al alumnado y de la familia. No se descarta la intervención de profesionales de orientación educativa, y de otros profesionales y servicios preferentemente públicos en materia educativa, sanitaria, judicial y social. Será el informe psicopedagógico el que especifique cuáles son las actuaciones necesarias para responder a cada necesidad específica de apoyo educativo.
Una inclusión efectiva pasa por conocer y saber gestionar la heterogeneidad que se nos presenta en el aula. Los primeros autores en teorizar sobre el rasgo de la Alta Sensibilidad fueron Elaine Aron y Arthur Aron en los años 90. En las décadas siguientes hay artículos e investigaciones muy reseñables de Acevedo, Smolewska y Jagiellowicz et al. Michael Pluess también ha contribuido conceptos muy relevantes como la “vantage sensitivity” y la “environmental sensitivity” (2015 y otros, en prensa). Es un campo en continuo crecimiento y las investigaciones van arrojando rápidamente nuevos descubrimientos. Aunque no siempre, algunas veces la persona sufre por ser tan sensible y puede sentirse rara e incomprendida. Resumidamente, la Alta Sensibilidad es un rasgo comprobado científicamente que se basa en 4 características:
1. Percepción sensorial intensa acompañada de una capacidad para captar gran cantidad de matices y detalles del entorno. La elevada sensibilidad se presenta, no solamente en cuanto a los cinco sentidos, sino también en sutilezas y pequeños cambios en el entorno o en el estado emocional de las personas que tiene a su alrededor.
2. Sistema neurosensorial más fino de lo normal, por lo que la cantidad de información que reciben es proporcionalmente mucho mayor que la de una persona sin AS. Un exceso de información sensorial puede producir en cualquier individuo una saturación física o emocional. En la persona con alta sensibilidad este punto puede llegar con más frecuencia y facilidad cuando tiene que procesar a la vez mucha información (sensorial y emocional). No obstante, el aprendizaje de herramientas de gestión emocional y sensorial disminuye el impacto y puede evitar que se lleguen a desarrollar efectos físicos.
3. Procesamiento y pensamiento profundo con tendencia a la reflexión. Puesto que se procesa toda la información recibida de una manera intensa y profunda, se suele reflexionar mucho sobre los temas en general y darles muchas vueltas para una mayor comprensión. Esto conlleva el paralelo desarrollo de un fuerte sentido ético y una espiritualidad diferenciada, como manera de gestionar lo que los otros no reconocen o no perciben de en respuesta a ese aparente vacío.
4. Emocionalidad y empatía. La persona con alta sensibilidad se emociona con facilidad e intensidad ante situaciones y sensaciones. Su manera de experimentar la felicidad, tristeza, alegría, injusticia, etc. va ligada a una fuerte empatía, una característica que también forma parte del rasgo de la alta sensibilidad y que algunos estudios relacionan con la actividad de las neuronas espejo.
Estos rasgos de ninguna manera son incapacitantes. Se puede hacer mucho para encauzar la alta sensibilidad de tal manera que la persona llegue a disfrutar de ella y a saberla utilizar en beneficio individual y social; por tanto, no estamos ante un hándicap sino ante un don que puede enriquecer la vida de muchas maneras.
En la página web de la Asociación de Personas Altamente Sensibles encontramos que una persona con alta sensibilidad suele tener, además:
• Empatía con el sufrimiento ajeno por lo que tiene una gran capacidad de escucha.
• Dificultad para mantener los límites personales y decir “no” aunque si aprende a cuidarse adecuadamente suele establecer conexiones humanas enormemente profundas y enriquecedoras.
• Su sensibilidad hace que el umbral del dolor pueda ser más bajo y esa al mismo tiempo tener sensaciones placenteras muy intensas. Es bien sabido que las terminaciones nerviosas del placer y del dolor son las mismas. La reactividad por tanto será más alta.
• Facilidad para enamorarse, implicándose mucho en sus relaciones, a veces olvidándose de sí mismo.
• Tendencia al perfeccionismo que, bien encauzada puede tornarse amor por el trabajo bien hecho.
• Puede ser tanto introvertida como extrovertida.
• Habilidad para concentrarse profundamente.
• Amor por la soledad y la introspección.
• Capacidad empática muy desarrollada.
• Siempre dispuesta a ayudar.
• Más sensible a las críticas.
• Se muestra preocupada por la justicia, animales y el medio ambiente.
• Molestia con las luces intensas, los olores fuertes y el ruido fuerte.
• Sabe disfrutar de las pequeñas cosas.
• Los cambios grandes y/o repentinos no le gustan.
Resuelta brevemente la identificación del rasgo, creemos conveniente discernirlo de síndromes a veces confundidos con él, como TDAH, autismo, Asperger y otros clasificados en el DMSV como patologías y disturbios psicológicos o psíquicos. Tampoco equivale a las altas capacidades ni a la superdotación. Cabe remarcar que la Alta Sensibilidad es un rasgo innato, genético y no modificable; no es una enfermedad, por lo que no se “diagnostica”, ni se “medica”, ni se “’cura”. Lo cierto es que un trato inadecuado o el desconocimiento pueden agudizar sus características y su potencia, llegando a causar estados de desequilibrio y enfermedad.
Aunque el ser altamente sensible pueda manifestar tendencia a la soledad o introversión, sus habilidades sociales y comunicativas no sufren ningún tipo de disfunción. Su perfeccionismo y su atención al detalle no lo convierten necesariamente en un superdotado. Su resistencia a la frustración es bastante menor que la de un individuo con altas capacidades. Su intensa emotividad puede convivir con inhibición y timidez. Sus dibujos manifestarán una rica vida interior, poblada de exhaustivos detalles. No tiene a priori bloqueos de aprendizaje. Se relaciona y exhibe necesidad de atención y afecto. No rehuye la mirada, que de hecho suele ser atenta e indagadora. No evita el contacto físico siempre que este venga dosificado en un rango que su sensibilidad pueda recibir en aquel momento. Puede preferir deportes individuales pero también lo encontraremos en los de equipo. Puede mostrar inclinación o talentos habituales en algunas artes, o bien una especial habilidad para la discriminación visual, auditiva u olfativa. Su ocasional timidez no nace del retraimiento sino un de una cauta y cadenciosa observación reflexiva. Tiende a analizar concienzudamente los pros y contras de cada aventura o novedad antes de embarcarse, midiendo su capacidad. Es extremadamente autocrítico lo que puede conducirle a una baja autoestima, si bien su reactividad a los elogios es alta y su respuesta a tratamientos también tiene más posibilidades de éxito, como recoge Pluess. Es, probablemente, el caso que antes cae en un trauma pero también el que más posibilidades tiene de superarlo, por su afinada autoconciencia y receptividad. En definitiva, puede alcanzar grados de equilibrio emocional mayor que la media, pues alcanza una gama mayor de profundidad en ambos polos (tristeza, alegría, amor, odio, etc.) de manera que si estudia, podrá poseer mucha información sobre sí mismo. Con esto no queremos decir que sea per se un privilegiado en el sentir, sino que puede hacer de su capacidad una poderosa herramienta para su autorregulación.
La alta sensibilidad es, pues, un diamante en bruto que merece ser tallado para exhibir su brillo. En caso contrario, la inadaptación puede no solo crear interferencias emocionales y afectivas que obstaculicen o dificulten el aprendizaje, sino que también, dependiendo de la edad, pueden desencadenar disturbios más graves. Hoy en día recientes investigaciones sobre los procesos de enseñanza/aprendizaje y su base cognitiva apuntan hacia la importancia de la afectividad y la emoción en la memoria y la atención. Además, se han instalado ya en el diseño de aula los modelos de inteligencias múltiples, los tipos de aprendiz y conceptos tales como inteligencia emocional, resiliencia y empatía que mucho auxilian el tratamiento de este rasgo.
Todos los individuos poseen sensibilidad y esta puede verse exacerbada por circunstancias externas, viviendo situaciones de estrés como estrés postraumático, ansiedad, fobias, pánico, etc., pero es importante destacar que en el caso de las personas que se reconocen como PAS (tras haber realizado el test), no se trata de una condición temporal o fruto de factores externos, sino de una configuración intrínseca de sus sistema nervioso y sensorial, con una reactividad de la ínsula y de las células espejo 2 comprobadamente diversa al resto de individuos (Ellis & Boyce, 2008, y Pluess, 2009).
En resumen, la Alta Sensibilidad se define como una condición biológica, presente en el 20% de la población y en más de 100 especies animales, que se caracteriza por una mayor reactividad del sistema nervioso en sus aspectos sensorial y emocional. Es heredada, afecta por igual a hombres y mujeres y tiene cuatro características básicas: profundidad de procesamiento, saturación e sobreestimulación, fuerte emocionalidad y empatía, sensibilidad en la captación de sutilezas. Las investigaciones científicas apuntan a que se trata de una categoría y no una dimensión y la definen alrededor de una sensibilidad en el Procesamiento sensorial. En inglés encontramos las siglas HSP (Highly Sensitive Person) que en español se han traducido por PAS (Persona Altamente Sensible). Podemos encontrar también SPS (Sensory Processing Sensitivity).
Acevedo et al. (2014) encontraron que al comparar el funcionamiento cerebral de un PAS y un no PAS, mediante escáner y resonancia magnética, se observaba una mayor actividad en el lóbulo de la ínsula, lo que interpretaron como una mayor conexión y empatía mediante la mayor activación de las neuronas espejo.
Estos individuos no presentan disfunción cognitiva, ni merma de sus capacidades intelectuales, pero la desmotivación, los conflictos personales, la inadecuada gestión emocional, los entornos agresivos, son grandes saboteadores y les afectan más que a la media de la población. Las quejas que podemos encontrar más frecuentemente entre el alumnado PAS son: sensación de agonía ante ruidos, olores, desorden, multitudes y otros estímulos potencialmente agresivos, saturación física y mental y estrés, dificultad para expresar sus sentimientos, extrema preocupación con la opinión ajena, dolores de cabeza, contracturas musculares, intestino irritable, dolor de barriga, cansancio crónico, alergias, depresión, ansiedad, dolor profundo ante las críticas, baja autoestima, irritabilidad.
¿Dónde encajarían los individuos con Alta Sensibilidad en la descripción de la ley? Veamos lo que dice el Decreto 135, cap. 3, en su artículo 21 entiende por alumnado con necesidad específica de apoyo educativo:
aquel que requiera una atención educativa diferente a la ordinaria, por presentar necesidades educativas especiales, por dificultades específicas de aprendizaje, TDAH, por sus altas capacidades intelectuales, por haberse incorporado tarde al sistema educativo, o por condiciones personales o de historia escolar con objeto de que pueda alcanzar el máximo desarrollo posible de sus capacidades personales y, en todo caso, los objetivos establecidos con carácter general para todo el alumnado.
Dentro, por tanto, de esta clasificación de la AcNEAE, la alta sensibilidad sería tratarse de manera parecida a las altas capacidades intelectuales, con la que comparte más trazos que con los otros grupos, aunque también podría estar dentro de aquellos con condiciones personales. El artículo 26 entiende por alumnado con necesidad específica de apoyo educativo por condiciones personales o de historia escolar aquel que requiera, por un periodo de su escolarización o a lo largo de toda ella, de medidas específicas para responder a las necesidades derivadas de varias situaciones.
Nuestros alumnos PAS no están aún contemplados en ninguna de ellas, pero podrían encajar en
a) las condiciones de salud que pueden dificultar de manera significativa tanto el aprendizaje como la asistencia normalizada al centro docente. (art. 26, 1, a).
b) una situación de desventaja socioeducativa derivada de cualquier circunstancia del contexto sociofamiliar del alumno de carácter social, económico, cultural, geográfico, étnico o de otra índole (art. 26, 1, c).
Se defiende un enfoque preventivo pero se categoriza a los niños y jóvenes como susceptibles de acogerse a estas medidas solo cuando ya las condiciones de salud apremian. Tampoco el espíritu prevencionista parece coherente con la adopción de medidas específicas, pues estas solo se determinan mediante un desfase curricular significativo, riesgo evidente de padecerlo, dificultades graves de adaptación escolar. ¿Hemos de llegar a ese grado para detectarlo?
Nuestra propuesta es que la Alta Sensibilidad sea contemplada al mismo nivel que el de las Altas Capacidades. Creemos que puede beneficiarse de las medidas aplicadas a ambos colectivos. Por otro lado, cabe reseñar que se ha recogido una tendencia a que la Alta Sensibilidad vaya asociada a Altas Capacidades, pero no lo hace necesariamente. Como hemos dicho, no poseen disfunciones cognitivas ni sensoriales y con una adecuada gestión emocional y grupal pueden rendir incluso mejor que la media, dado su perfeccionismo. Es cierto que la Alta Sensibilidad comparte y/o puede compartir algunos rasgos con las Altas Capacidades, por ejemplo: el perfeccionismo, el fuerte sentido crítico, la preferencia a trabajar solos, la independencia (desarrollada precisamente si hay un entorno positivo) y un fuerte sentido moral y ético, entre otros. Sin embargo, podemos encontrar diferencias significativas en la perseverancia y la resistencia a la frustración, que pueden ser bastante menores en el caso de los PAS respecto a los individuos con Altas Capacidades. En los PAS es crucial que esta intervención y Educación para el autoconocimiento y la gestión de su idiosincrasia se dé de manera temprana. Ello garantizaría un menor riesgo de bloqueos de aprendizaje, de exclusión social, de enfermedades, etc.
Aunque una buena parte de estos alumnos, como decimos, puede pasar desapercibido y no precisar actuaciones específicas, estas pueden hacerse necesarias, y para identificar y calibrar el grado de necesidad, hemos elaborado una pequeña lista de “señales” que pueden implementarse de manera preventiva mientras llega el informe psicopedagógico:
Conductas y manifestaciones nerviosas. A veces los PAS, como otros, pueden caer en conductas como morderse las uñas, tics nerviosos, e incluso ataques de irascibilidad. En general, estas conductas repetitivas, conscientes o inconscientes, pueden ser señal de un grado de estrés o de alguna emoción que no se consigue manejar. Como docente, es necesario estar atento a estos avisos previos del cuerpo para que la situación no desemboque en algo más difícil de manejar.
Soledad. La soledad no es necesariamente negativa salvo que se sienta como tal. El tiempo a solas ayuda a recuperar el ritmo interior y armonizar emociones. Los PAS la utilizan intuitivamente para regularse y volver a equilibrarse. Como alternativa podemos ofrecer momentos de ocio, si prefiere solo, en un entorno donde se sienta seguro y relajado. Muchos PAS se vuelven solitarios o lo son por naturaleza, como respuesta al sobreestimulación. Es altamente necesario y si la persona lo busca no conviene prohibirselo, salvo en casos de riesgo para su seguridad física. Si se encuentran equilibrados buscarán naturalmente el contacto con colegas afines.
Reverberación post trauma. Según han demostrado ya algunos artículos, los PAS reaccionan antes y mejor a estímulos positivos (Pluess & Belsky, 2013, 2011). Por ejemplo, si un PAS entra en tratamiento psicológico, es probable que los avances sean más rápidos y la respuesta más duradera y efectiva. No obstante, dado su intenso modo de sentir, debemos tener en cuenta que los impactos, buenos o malos, permanecen más tiempo y son objeto de reflexión profunda, pudiendo generar espirales obsesivas y depresivas, por lo que es importante enseñar a manejar la mente y no ser manejado por ella: enseñar a cortar los círculos de pensamiento negativo, dar atención limitada y constructiva a los problemas, con vistas a resolver y no a quedarse en movimientos o sentimientos irresolutos. Es fundamental, en un momento adecuado, enfrentar el conflicto, dialogar, relativizar las diferencias.
Irritabilidad. En el recreo no estarán en medio de una pelea ni de la brusquedad, probablemente no serán de juegos de equipo y preferirán entretenimientos más calmos y menos violentos. Entrarán en contacto quizá con menos personas pero establecerán vínculos afectivos mucho más intensos. Trabajan mejor a solas o en pequeños grupos. Ante eventos ruidosos es fácil ver que se tapan los oídos o se retraen, buscando los márgenes, aunque por su sensibilidad a lo “social o políticamente correcto” también pueden intentar a toda costa esconder su diferencia o pasar desapercibidos.
Conviene que el docente mida las reacciones y pueda prever cuándo el alumno está expuesto a estímulo excesivo. Si no es capaz de pedirlo, será el docente el que deba anticiparse a sus necesidades. Muchas ocasiones será el propio docente el que identificará un alumno PAS.
Referencias
[1]https://mamenturbolin.wordpress.com/2017/12/29/la-educacion-de-calidad-y-la-educacion-inclusivason-dos-caras-de-la-misma-moneda/