5.-LOS TRASTORNOS DE CONDUCTA.
La impulsividad es una característica asociada con la infancia, ya que las estructuras metapsicológicas que posibilitan la represión y la sublimación, según el esquema referencial freudiano, termina de consolidarse después del complejo de Edipo (3 a 5 años) Pero en el niño con ADD-ADHD se manifiesta de forma sobredimensionada, este tipo de niños están poco dispuestos a postergar gratificaciones, quiere obtener lo que desea en el momento que lo desea y además tiende a actuar sin medir las consecuencias de sus actos. Se ha de señalar que una de las adquisiciones del nivel madurativo es la capacidad de postergar ciertas gratificaciones y cierto desarrollo de la capacidad de pensar en vez de actuar. El acto mismo de pensar antes que actuar implica en si mismo una postergación de la descarga.
La impulsividad y fácil distractibilidad les lleva a extraviar objetos personales y para satisfacer su curiosidad muchas veces desmontan sus juguetes para ver como funcionan, esta forma de actuar lleva a sus padres a pensar que son hijos desconsiderados ante los esfuerzos que los padres realizan para gratificarlos.
Los niños con ADD-ADHD son notoriamente desordenados y desorganizados. Su habitación suele ser una muestra del desorden así como sus mochilas, cuadernos, cajones de su escritorio y su mesa de clase y útiles escolares.
Tienen un alto umbral de tolerancia al dolor de los castigos físicos, así que estos no funcionan con ellos, al margen que ofrece sus dudas esta clase de metodología. Ningún trastorno de conducta o aprendizaje se mejora con los castigos físicos y menos aún una conducta impulsiva. La violencia no es el método adecuado para resolver la impulsividad de los ADD-ADHD, aunque este recurso pueda ser utilizado por algunos padres, que a menudo son padres con ADD-ADHD residual y por lo tanto también fuertemente impulsivos.
La figura de los educadores son por medio del desplazamiento donde se canalizan los resentimientos frente a los padres, que someten a sus hijos a la cotidiana tortura de la escolaridad.
En el ámbito escolar por su fácil excitabilidad e impulsividad no reparan en las consecuencias de sus actos, por lo cual suelen desempeñar el rol de payaso de la clase.
6.-LOS TRASTORNOS EMOCIONALES.
Una de las consecuencias emocionales mas frecuentes y negativas es el daño en la autoestima debido al sostenido fracaso escolar a lo largo de los años. Sus malas notas acaban auto descalificándolos para las actividades escolares, argumentando que no están dotados para ellas.
A lo largo de su vida de estudiantes fueron descalificados por sus padres y maestros por sus bajos rendimientos intelectuales, a veces se les ha llegado a calificar de tontos y vagos. En algún aspecto, todos acabamos siendo lo que nos dicen que somos, mas aún si quienes nos lo dicen son figuras tan representativas como padres y maestros.
En este punto la psicoterapia individual cumple una función fundamental y insustituible para el paciente.
Trabajar para lograr reparar el daño en la autoestima de estos niños, posee una valor decisivo en cuanto al futuro desarrollo personal.
Al mismo tiempo es fundamental descubrir que la impulsividad y la distractibilidad son ingobernables solo por la vía de la voluntad, la psicoterapia permite superar el sentimiento de culpabilidad que tienen estos niños, y promueve el interés por trabajar a fin de minimizar los síntomas lo máximo posible.