He aquí a Desmond Morris: “…Es la charla vana y cortés de las ocasiones sociales, el “hoy hace buen tiempo” o el “ha leído usted últimamente algún buen libro?”. No se realiza con él ningún intercambio de ideas o informaciones importantes… su función consiste en reforzar la sonrisa del saludo y mantener la unión social.
Cuando Desmond Morris (1963) propuso la incorporación del lenguaje de cortesía al acervo de las destrezas de comunicación, había 3.000 millones de usuarios sobre la superficie de la Tierra. Hoy, cincuenta años transcurridos, superamos los 6.000 millones de homo sapiens.
Este zoólogo entendía la necesidad de familiarizarnos en el uso de esta modalidad de lenguaje como una forma de suavizar la agresividad en el contacto cotidiano de la persona con el resto de la especie humana.
Nos ofrece Morris otros tres recursos lingüísticos: lenguaje de información, lenguaje de exploración y lenguaje de sentimientos. Y si aceptamos la sugerencia del filólogo Paul Rivenc, los recursos de comunicación se multiplican por dos, con la disponibilidad de los lenguajes técnico-profesional, culto, vulgar y críptico o de grupos minoritarios.
De estas ocho modalidades de lenguaje, es el lenguaje de cortesía el objeto de nuestra reflexión.
¿En qué consiste este lenguaje?.¿Cuál es el objetivo?. O, mejor, ¿cuál es su oportunidad o necesidad?.
He aquí a Desmond Morris: “…Es la charla vana y cortés de las ocasiones sociales, el “hoy hace buen tiempo” o el “ha leído usted últimamente algún buen libro?”. No se realiza con él ningún intercambio de ideas o informaciones importantes… su función consiste en reforzar la sonrisa del saludo y mantener la unión social. Al suministrarnos una actividad social no agresiva, nos da la manera de manifestarnos unos a otros, creando y reforzando lazos de grupo…”.