Con todo, cualquiera que sea la gravedad o intensidad del problema de lenguaje, en menor o en mayor grado éste repercutirá en el desenvolvimiento académico. De tal manera que detectarlo o diagnosticarlo lo más precozmente que se pueda será dar un paso adelante en la prevención de futuros problemas de aprendizaje en la edad escolar.
DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO
En la actualidad ya nadie pone en duda que tanto el diagnóstico como el tratamiento de un niño que no habla o habla mal deben estar a cargo de un equipo interdisciplinario que en forma integral maneje cada caso.
A pesar de algunos cuestionamientos, este equipo básicamente debe estar constituido por el neurólogo (si es experto en neurología del desarrollo, mejor), el psicólogo clínico y el especialista en desórdenes de lenguaje y podrá contar con el asesoramiento de otros profesionales en algunos casos en particular.
Cada uno de ellos, desde su visión profesional propia asimilada a la filosofía del trabajo en equipo, contribuirá al oportuno diagnóstico diferencial utilizando las pruebas de su especialidad, a la apropiada terapia individual y, lo que es también importante, al seguimiento del caso.
El neurólogo juega un rol que no se puede soslayar en la identificación de los factores etiopatogénicos en estas alteraciones del desarrollo, los que sin ninguna duda son sumamente importantes para establecer el adecuado diagnóstico diferencial.
Tendrá a su cargo la historia clínica, el examen neurológico (en el que buscará los signos clínicos netos de un compromiso difuso o focalizado del encéfalo o los signos aún llamados "blandos" propios de las alteraciones mínimas del desarrollo neurológico) y recomendará los exámenes auxiliares complementarios, para lo cual podrá tener en cuenta, por ejemplo, los que recomienda la Academia Norteamericana de Pediatría (4) y otros autores (s) y que serán realizados por los demás miembros del equipo.
PRONÓSTICO
Como es lógico pensar, las expectativas del tratamiento no serán las mismas frente a un niño con un retardo simple o madurativo del desarrollo del lenguaje que a un niño disfásico ni frente a un niño con mutismo que a otro con autismo.
Cada caso constituye un reto en sí mismo y el pronóstico, bueno, reservado o malo, dependerá tanto el diagnóstico como de la oportunidad de la terapia específica.
Con todo, cualquiera que sea la gravedad o intensidad del problema de lenguaje, en menor o en mayor grado éste repercutirá en el desenvolvimiento académico.
De tal manera que detectarlo o diagnosticarlo lo más precozmente que se pueda será dar un paso adelante en la prevención de futuros problemas de aprendizaje en la edad escolar.
Lenguaje
El retraso en el lenguaje es el motivo más frecuente de consulta fonoaudiologica ; si a los dos años no se ha iniciado el lenguaje es necesario valorar su conducta social.
En muchas ocasiones sustituyen el lenguaje por una jerga muy elaborada que puede parecer una imitación del lenguaje de los adultos pero que está desprovista de cualquier contenido semántico.
Dentro de la jerga que utilizan, en ocasiones aparece una palabra o frase sofisticada pero totalmente fuera de contexto.
Otra característica del lenguaje es la ecolalia (trastorno caracterizado por la repetición desordenada de frases o palabras que tienden a invadir todo el discurso) y la ausencia de interlocutor durante las largas conversaciones que pueden acompañar a los juegos infantiles; discursos vacíos de contenido pero con cuidada entonación como si fueran perfectamente elaborados.
En el lenguaje suele haber falta de gesticulación o de expresión facial, o esta está disociada de la comunicación; por el contrario, puede utilizar el gesto para dirigir el adulto hacia su fin, pero como si el adulto fuera un objeto más, utilizado para satisfacer sus deseos.
Un fenómeno lingüístico indicativo de la enfermedades el uso del "tu" o el "él" en lugar del "yo".