Las niñas y niños que presentan dislalias funcionales, al igual que aquellos que no las presentan, tienen el derecho de recibir los apoyos necesarios para que consigan alcanzar el máximo desarrollo de su competencia comunicativa. El objetivo del presente artículo es resaltar la importancia de la intervención en las fallas articulatorias de los niños, tanto de aquellos que cursan educación preescolar como los que cursan primero y segundo grado de educación primaria.
INTRODUCCIÓN
Las niñas y niños que presentan dislalias funcionales, al igual que aquellos que no las presentan, tienen el derecho de recibir los apoyos necesarios para que consigan alcanzar el máximo desarrollo de su competencia comunicativa, pues en caso de no lograrlo, tendrán numerosas y serias consecuencias personales, sociales, de aprendizaje y laborales; comprendiendo que las personas que cuentan con un óptimo lenguaje oral y escrito tienen mayores posibilidades para desenvolverse tanto personal como social y laboralmente, ya que interactúan con sus congéneres de mejor manera.
El objetivo del presente artículo es resaltar la importancia de la intervención en las fallas articulatorias de los niños, tanto de aquellos que cursan educación preescolar como los que cursan primero y segundo grado de educación primaria.
DESARROLLO
La comunicación es el medio verbal y no verbal de transmitir y decodificar mensajes entre el emisor y el o los receptores. Para poder comunicarse, el ser humano necesita hacer uso del lenguaje, pues con él puede modificar sus pensamientos, adquirir hábitos y valores, expresar sus sentimientos (alegría, tristeza, dolor, emoción, enojo, etc.), aprender conocimientos, organizar su conducta, socializar con los demás seres y transmitir experiencias.
El lenguaje es un sistema formado por los siguientes cuatro componentes:
- semántico (número de palabras que el niño tiene para comunicarse y su significado)
- pragmático (si el niño utiliza las palabras adecuadas para comunicarse y si entiende las palabras cuando alguien se comunica con él)
- fonológico (la manera en que el niño articula cada vocal y/o consonante), y
- morfosintáctico (si el niño se comunica con palabras aisladas u oraciones)
Los componentes del lenguaje mantienen una relación simbiótica a lo largo del desarrollo del mismo con el fin de llegar a un óptimo nivel de comunicación. Cada uno de los componentes empieza a desarrollarse de manera paulatina desde que el niño nace, lográndose su consolidación comúnmente alrededor de los 6 y 7 años de edad.
Cuando un niño presenta dificultades en uno, en varios o en todos los componentes del lenguaje, su comunicación en general se verá afectada, pues el desarrollo de su lenguaje no se encontrará a la par de otros niños que tengan su misma edad cronológica, provocando múltiples consecuencias, tanto en el área social como en el área intelectual, lo cual se empezará a reflejar de una manera más consistente cuando el niño ingrese a un centro escolar y se acentuará cuando se lleve a cabo el aprendizaje de la lecto-escritura. En el presente artículo se hará referencia de las repercusiones que puede generarle al niño el presentar una dificultad en el componente fonológico, es decir, cuando el niño “no habla claro”, cuando se “come letras” o cuando “al hablar no se le entiende lo que dice”.