Es importante pensar en las experiencias anteriores, primarias en la vida de un sujeto en relación a cómo fue levantando y construyendo superficies que aún están distantes de diferenciar adentro/afuera, interior/exterior, ya que primero debe asegurarse en esa superficie-cuerpo-alimento-otro, superficie que se va levantando siempre y cuando ciertas rutinas no irrumpan agrietando esas superficies.
Un concepto que deviene fundamental, es el relacionado a las funciones del jugar más arcaicas y primarias aún que el juego del fort da, en tanto que éste ya implica la posibilidad de “simbolizar una desaparición, dar representación a una ausencia” (op. cit.); momento evolucionado en el proceso de estructuración subjetiva y preparatorio para el desarrollo cognitivo.
Resulta interesante considerar que las funciones del jugar plantean condiciones en el complejo proceso de estructuración subjetiva. Decía antes parafraseando a R. Rodulfo funciones más arcaicas y anteriores al juego del Fort da, como la de “fabricar superficies continuas” (op. cit.), como momento fundante y originario para la constitución de la imagen corporal, donde ese cuerpo es un gran pegado, un rejunte que comienza a estructurarse, a través del jugar, como una banda continua que dará paso a la problemática del volumen en esa dialéctica interior/exterior.
Es importante pensar en las experiencias anteriores, primarias en la vida de un sujeto en relación a cómo fue levantando y construyendo superficies que aún están distantes de diferenciar adentro/afuera, interior/exterior, ya que primero debe asegurarse en esa superficie-cuerpo-alimento-otro, superficie que se va levantando siempre y cuando ciertas rutinas no irrumpan agrietando esas superficies.
Entonces, ¿qué papel juega el lenguaje del otro en este momento fundante?. Entonares me parece una palabra adecuada para asociar a este interrogante, entonares de entonaciones que la madre va variando creativa y espontáneamente. Entonares y hamacamiento, palabra-cuerpo. Aquí podría decirse que para el bebé todo es una superficie indiferenciada: sensaciones corporales interoceptivas, exteroceptivas, voz materna, de otros, audibilización, entonación, alimento... un todo que irá dando paso en el caso de “superficie sin agujeros” al inicio de yo/no yo.
Cómo imaginar que este pequeño ser advierta distancia, espacios, ausencia, presencia si aún ese espacio/cuerpo coinciden. Pero así también ese alejamiento materno real y simbólico, esa voz entonación murmullo, que es más o menos cercana, lejana, audible, enérgica, suave, va preparando el camino para que el pequeño se defina como sujeto en el lenguaje. La percepción acústica de esos entonares de esa palabra-cuerpo va dejando restos mnésicos en el psiquismo del bebé.
Otra afirmación que parafraseando a R.Rodulfo deviene propicia para seguir en este orden de ideas, es la segunda función del jugar relativa al segundo momento en la constitución del cuerpo y que tiene que ver con la relación continente/contenido.