Tenemos que entender bien que lo que estamos expresando aquí es un sistema, una metodología de observación y análisis que la pondremos a disposición del proceso que vamos a llevar a cabo.
Si simplificamos a una bipolaridad de base, encontraremos emociones movilizadoras y que se dirigen hacia fuera, en sentido centrífugo y corresponden al movimiento espiratorio. Y en sentido contrario, emociones que se dirigen hacia el interior, centrífugas y que corresponden al movimiento inspiratorio.
Fisiológicamente podemos regular nuestras emociones controlando nuestra respiración y en concreto nuestro músculo diafragma, quien es el músculo más importante en el momento de vivir las emociones.
Cuando encontramos una patología o una actitud conflictiva, podremos valorar de inmediato a que estadio corresponde dicha actitud y trabajar en el sentido saludable o de curación. Debemos entender que una patología es un estado de bloqueo, de enquistamiento en una determinada estación, emoción, manifestación fisiológica, en definitiva un estado de enfermedad que no es capaz por sí mismo de salir de dicha situación.
Por ejemplo un niño hiperactivo lo debemos situar en Primavera y facilitar que pueda sacar su cólera y su grito para que su proceso vaya hacia el verano, es decir hacia la manifestación del canto, la expresión, la risa y posteriormente sea capaz de trasformar esa energía hacia una situación más interiorizada.
Una situación ilógica sería dar consignas de represión, de inmovilidad, es decir intentar que se quede quieto, cosa que en la mayoría de los casos además no se consigue. Este tipo de intervención va en sentido contrario de la sanación y por ello tenemos todas las probabilidades de no tener éxito.
Otro ejemplo sería dar consignas de verano a una persona depresiva. Esta persona que esta interiorizada, en su melancolía, no nos va a aceptar que le cantemos canciones alegres, o decirle no te preocupes y baila.
Podemos aquí relacionar esta forma de intervención con la teoría del ISO, (IGUAL, tempo mental -> tempo musical) del Dr. Benenzon que se desarrolla en Musicoterapia.
Como vemos en el esquema, podemos relacionar otros muchos elementos a esta rueda emocional y sacar tantas aplicaciones como veamos.
Todos los trabajos estarán dirigidos en devolver una naturalidad a la capacidad de vivir en cada uno de los estados.
Este proceso lo practicaremos como personas que vamos a dirigir luego procesos en otras personas, y sentir como nos identificamos en cada uno de ellos. Igualmente desarrollaremos nuestros recursos para resolver cada uno de ellos.
El terapeuta debe instalarse en el quinto elemento o contento para poder identificar así cada elemento o actitud patológica y no mezclarse con una situación personal. Tenemos que entender bien que lo que estamos expresando aquí es un sistema, una metodología de observación y análisis que la pondremos a disposición del proceso que vamos a llevar a cabo.
METODOLOGÍA DE LOS GRUPOS DE BIOMÚSICA
El objetivo de la Biomúsica sería el de crear un equilibrio de los tres centros vitales de la persona:
1. C. Vital -> - Ritmo 2. C. Emocional -> - Melodía 3. C. Racional -> - Armonía
En el primer nivel o centro vital, el cuerpo representa la fisiología, que es gobernada por nuestro sistema nervioso autónomo, y a nivel musical es nuestro primer instrumento sonoro y rítmico.
Todo sonido y ritmo genera movimiento y viceversa. Por ello el trabajo corporal nos va a ayudar a conectar con los instintos más básicos y primarios que tiene una persona.
En el segundo nivel o centro emocional, que representa nuestra inteligencia emocional, es gobernada por el mesencéfalo o cerebro límbico donde existe un intercambio entre todas las informaciones sensoriales, tanto externas como internas, y que regulan todas las funciones importantes de la vida, que por lo tanto van a condicionar nuestros pensamientos y decisiones. Musicalmente es la melodía y en particular el sonido de la voz la que va a afectar más a nuestras vivencias emocionales.
Nuestros sentimientos gobiernan nuestros pensamientos, que se produce por la adicción química, llamada también adicción emocional, fruto del complejo químico que se elabora en los diferentes órganos del cerebro límbico (fig. 3). Por lo tanto son los estados de ánimo quienes controlan el cuerpo y no los pensamientos. Es por ello que nuestra salud sufre la consecuencia de los prejuicios contra las emociones.
Los órganos reaccionan a los estados de ánimo y no a los pensamientos.
La salud depende más de los estados de ánimo que de los pensamientos.