La clínica con sujetos que se encuentran en la maravillosa aventura de adentrarse en el mundo de las palabras, requiere de teorías, de saberes, de objetivos programados, de recursos y estrategias de intervención propicias pero, ante todo, necesita del deseo de quien se atreva a acompañarlos y sostenerlos en su devenir como sujetos de lenguaje…
Pareciera, entonces, que saben mostrarnos todo lo que son capaces de ser y hacer, de expresar y comprender, de desear y de poder. Sólo es preciso que, nos atrevamos a apostar a ese sujeto que detrás de su nombre, se erige; ese sujeto que quizás aún no cuente con el repertorio fonemático correspondiente a su edad cronológica; ese sujeto que quizás aún no posea un léxico esperable: ese sujeto que quizás aún no haya podido dar forma a sus enunciados tal cual, la sintaxis lo propone; ese sujeto que quizás aún no ha logrado las primeras oposiciones de Jakobson que dan lugar a ese esperado “mamá y papá”. Sin embargo, algún día podrán ser capaces de mucho más si tenemos la misma osadía que ellos saben mostrar. La osadía de no permanecer atados a diagnósticos y pronósticos, a teorías y paradigmas tradicionales que, poco saben de todo lo que un sujeto es capaz de lograr con su propio deseo y el de un otro, que se atreva a mirarlo con ojos atentos y amorosos, que saben esperar el devenir de su lenguaje. Lenguaje que, quizás, se tome su tiempo en acontecer pero que, sin duda alguna, sólo podrá ser propiciado con respeto, sostén y deseo…