Irene Queiroz Marchesan comienza por introducir en su trabajo “Fundamentos de Fonoaudiologia ” (1964), desde lo más básico Expone, en forma clara y objetiva, la experiencia de profesionales ampliamente reconocida en la práctica clínica de la corrección del habla adaptado a fonoaudiólogos en iberoamerica y el Caribe , Destaca la importancia del diagnóstico adecuado mediante una correcta evaluación y el conocimiento profundo de las bases anatomofisiológicas de los órganos fonoarticulatorios.
En un ámbito más aplicado, también las baterías de tests de evaluación utilizadas para diagnosticar patologías de audicion y de lenguaje , presentan por lo general una visión del sistema lingüístico escindido en los distintos componentes (Smith y Leinonen, 1992: 33).
Esta focalización de los aspectos gramaticales supone, en definitiva, descuidar la competencia pragmática de los pacientes. La mayoría de subpruebas que integran los tests miden las destrezas verbales por separado; por ejemplo, en el Test de Boston, uno de los más utilizados en los centros españoles, se atiende a las siguientes posibles áreas deficitarias (Goodglass y Kaplan, 1972): articulación, pérdida de fluidez verbal, dificultad para encontrar palabras, repetición, habla seriada, pérdida de gramática y sintaxis, parafasia (literal, verbal o extensa), comprensión auditiva, lectura y escritura. En consonancia con este inventario, al paciente se le proponen ejercicios como los siguientes:
- identificación gestual (cronometrada) de las partes del cuerpo,
- preguntas lógicas de comprensión, con respuesta de sí o no ("¿Se hunde una tabla en el agua?", "¿Se hunde una piedra en el agua?", lectura de textos y preguntas del mismo tipo),
- repetición de palabras,
- completar secuencias como los días de la semana, los meses del año, etc.
- recitado y canto (completar refranes o canciones),
- identificación de objetos dibujados.
Como vemos, ninguna prueba implica el conocimiento pragmático del sujeto, sólo su dominio del código; el único ejercicio que se aproxima un poco, porque "accidentalmente" pone en juego las superestructuras textuales, consiste en la descripción de un dibujo narrativo (la conocida lámina de "El robo de galletas").