Así, se incentiva la motivación de los usuarios para activar y orientar su conducta en el sentido de conseguir.
Los Programas Socio motrices. Su identidad
Los Programas Socio Motrices (PSM) suponen una intervención integral a través del cuerpo y el movimiento, orientada al
mantenimiento de la competencia psicomotora. Son programas grupales de carácter preventivo-educativo, dirigidos a
todas las personas mayores de 65 años que mantienen la autonomía en las actividades básicas e instrumentales de la
vida diaria, independientemente de su nivel de forma física.
Tienen por objetivo que las personas mayores mantengan un buen estado de salud, participen activamente en el entorno próximo y contribuyan a la construcción social. En el desarrollo de los programas se atiende a los requerimientos básicos de movimiento que propician el buen funcionamiento orgánico y potencian el mantenimiento de la capacidad de acción, control y toma de decisión en lo cotidiano, dando respuesta a las necesidades de seguridad y autorrealización que precisan las personas mayores para mantener la autonomía (Maslow, 1991).
Siguiendo el Enfoque global psico-biológico Wallon, se propone un trabajo corporal sobre la unidad de la persona, dando siempre un tratamiento global (bio-psico-afectivo) a los objetivos de trabajo y proponiendo la vivencia de la situación en uno mismo a compartir con el otro y con el grupo. Por tanto, estos programas persiguen el buen equilibrio entre el yo, el mundo de los objetos y el de los demás para que las personas mayores gocen de una vejez satisfactoria (Wallon, 1998).
De acuerdo con el enfoque del Ciclo de la vida y de la acción, los PSM pretenden ser motor de educación permanente -para la salud y para el ocio-, que permita a sus usuarios integrar de manera positiva los cambios vitales y ser protagonistas del cambio, manteniendo la capacidad de toma de decisión y de creación, para "estar presentes en el presente" y no vivir sólo de la experiencia pasada (Fierro, 1994).
Dada la gran importancia de que las personas mayores tomen conciencia de sus problemas y sus necesidades y la necesidad de una buena comunicación interpersonal para que éstas los solucionen colectivamente los PSM, respetando los criterios propios de la Animación Sociocultural, basan su intervención didáctica en pedagogías no directivas, pretendiendo generar un proceso estable de participación y creatividad en torno al cuerpo y el ejercicio físico en el cual las personas mayores se conviertan en agentes activos, protagonistas de su propio desarrollo y del desarrollo de su comunidad (Simpson, 1980).
Los PSM se implementan a través de situaciones individuales y colectivas encaminadas a solucionar problemas motrices para
desarrollar la competencia motriz, fortaleciendo los esquemas de movimiento y posibilitando una mayor adaptabilidad
para que las acciones vividas en la sesión de trabajo puedan generalizarse a las propias de la vida cotidiana (Ruiz Pérez
y otros, 1996).
Así, se incentiva la motivación de los usuarios para activar y orientar su conducta en el sentido de conseguir
objetivos relacionados con la salud, la satisfacción y la calidad de vida, estimulando el sentido de competencia, el sentido
del logro, las interacciones afectivas y relacionales dentro del grupo de trabajo y la creatividad. Y todo ello mediante
técnicas corporales variadas de toma de conciencia del propio cuerpo, situaciones lúdico-recreativas y situaciones
socializantes. Según Soler Vila (2002), estos planteamientos teóricos permiten que la implementación de estos programas
contribuya a:
- Facilitar un envejecimiento bio-psico-afectivo saludable, enseñando estrategias que permitan un mejor afrontamiento a la realidad cotidiana y favoreciendo hábitos saludables que generen satisfacción y bienestar.
- Potenciar la competencia funcional para evitar la dependencia de los demás, evitando síndromes de desuso causantes de discapacidad y entrenando habilidades psicomotoras que faciliten la adaptación de patrones motrices básicos para realizar adecuadamente las actividades de autocuidado e instrumentales de la vida diaria.
- Contribuir a la realización personal, revalorizando el propio cuerpo y potenciando la autoestima a la vez que desarrollando el sentido de competencia y del logro.
- Propiciar momentos de alegría y diversión, generando deseo más que necesidad y ayudando a reencontrar el placer del cuerpo y el gusto por el movimiento.
- Promocionar la participación activa en la sociedad, a través de una interacción grupal que fomente la capacidad de decisión y el protagonismo y que posibilite nuevas vías de acción y relación para promocionar una imagen positiva de la vejez.