La adquisición de la lengua de signos, lenguaje natural de las personas sordas, conlleva la distinción de diferentes aspectos de dicha lengua. En este artículo se examinan las características lingüísticas más relevantes de la lengua de signos: iconicidad y arbitrariedad y las condiciones de simetría y dominancia, presentando ejemplos en Lenguaje de Signos Chileno. Se presentan estudios sobre la adquisición de los primeros signos en bebés sordos, la evolución de los parámetros formativos (configuración, movimiento, ubicación y orientación) y la aparición de la dactilología.
Adquisición temprana del lenguaje de signos y dactilología.
Los lenguajes de signos son formas de comunicación manual, que dependen principalmente del canal visual para percibir la información lingüística, y son utilizados por las distintas comunidades de sordos del mundo como el principal medio de comunicación. Por ser un lenguaje visual, éste utiliza dimensiones de espacio y movimiento para transmitir información sobre diversos parámetros espaciales simultáneamente. Los lenguajes de signos son sistemas organizados a partir de movimientos convencionales estructurados gramaticalmente para la comunicación. El interés por el estudio de la lengua de signos radica en que constituye una lengua que posee las mismas propiedades que cualquier otra lengua oral, pero en una modalidad visual. En este sentido, García Orza (2002) ha caracterizado de manera general los distintos niveles lingüísticos en que se expresan las lenguas de signos:
1.
Fonológico: En la lengua de signos se distinguen al menos cuatro elementos básicos o parámetros formativos: la configuración de la mano, la orientación de la mano, el movimiento y el lugar en el cuerpo en donde se articula el signo. A partir de la combinación de estos parámetros básicos es posible expresar infinidad de mensajes lingüísticos.
2.
Morfológico: La mayoría de las lenguas de signos estudiadas se caracterizan por una morfología compleja. En la mayoría de ellas se pueden encontrar morfemas libres (aquellos que por sí solos pueden formar una palabra) y morfemas ligados (aquellos que necesitan combinarse con otros para formar una palabra). Sin embargo, la peculiaridad más importante de la morfología de la lengua de signos la constituyen el uso de los clasificadores, a través de éstos se marcan categorías semánticas y propiedades visuales. Los clasificadores tienen una naturaleza principalmente icónica y comúnmente están ligados al uso de verbos de movimiento o lugar, indicando el camino y la dirección del movimiento o el lugar del nombre al que se refieren.
3.
Sintáctico: En este nivel las estrategias fundamentales son la morfología no-flexiva y el orden, que generalmente suele ser Objeto-Sujeto-Verbo. El uso del espacio en la sintaxis de la lengua de signos es muy relevante, ya que en casi todas las lenguas estudiadas se utiliza el espacio para marcar relaciones gramaticales. Las distintas entidades se colocan en el espacio y a partir de estas ubicaciones, se pueden usar pronombres señalando la ubicación de cada entidad, o se pueden emplear signos verbales que conectan unos con otros en una acción.
4.
Discursivo: En este nivel el uso del espacio continúa siendo fundamental para marcar las relaciones discursivas. De este modo, durante la producción de un discurso la consistencia del signante en las localizaciones espaciales que se adscriben a cada una de las entidades es lo que da cohesión al discurso.