Las investigaciones con grupos sociales específicos permiten conocer y analizar formas de deserción escolar que no responden exclusivamente a condiciones de pobreza o de desinterés por parte de las familias.
Desde un enfoque sociocultural, planteo que es necesario entender las experiencias de los alumnos en la escuela como una integración de perspectivas colectivas culturales sobre el valor de la escuela con perspectivas de sentido personal que los propios alumnos van desarrollando al paso del tiempo.4 Los alumnos transitan cotidianamente entre mundos múltiples o contextos sociales de práctica como la familia, la escuela, los amigos, la comunidad (Dreier 1997). En cada contexto los alumnos tienen acceso a modelos culturales para interpretar la realidad o para pensarse a sí mismos. Los modelos culturales son esquemas cognitivos compartidos intersubjetivamente por un grupo social y juegan un papel muy importante en la comprensión del mundo y en la manera en cómo se actúa dentro del mismo (D’Andrade, 1987).
Al participar en contextos de práctica social los individuos conocen y se vuelven hábiles para utilizar múltiples modelos culturales a los que tienen acceso. Con ellos organizan el conocimiento que adquieren a través de su participación y pueden evaluar, dirigir, interpretar o enmarcar su conducta en relación con la de los demás (Holland y Cole 1995; Wertsch 1995). El valor de la escuela puede ser puesto en entredicho cuando los alumnos entran en contacto con actividades y modelos culturales que les permiten interpretar el sentido de la vida de modos más atractivos que lo que encuentran en las instituciones escolares.
En el enfoque sociocultural también es central ubicarse en el análisis de grupos sociales particulares para entender los aspectos de conformación histórica, de prácticas sociales y de condiciones materiales asociadas al valor de la escuela. En México, es común que las investigaciones sostengan que los alumnos desertan de la escuela porque son hijos de familias de escasos recursos y tienen que abandonar la escuela para ayudar a sus padres.5 Esto es cierto para muchas poblaciones pero no es el caso de todas. Las investigaciones con grupos sociales específicos permiten conocer y analizar formas de deserción escolar que no responden exclusivamente a condiciones de pobreza o de desinterés por parte de las familias. Al analizar las maneras en que los individuos se apropian de modelos culturales sobre el valor de la escuela y los legitiman o rechazan, podemos entender la perspectiva de los alumnos desertores sin tener que verlos como víctimas eternas de las condiciones materiales en las que viven.
2.Las familias ferrocarrileras y los hijos que abandonan la escuela.
De acuerdo a lo anterior, realicé el presente estudio a través de un método etnográfico y utilizando historias de vida, con una comunidad de familias de clase trabajadora. La comunidad se compone de aproximadamente 1000 familias en las que el padre, y en algunos casos la madre, trabajaron en la antigua compañía mexicana de ferrocarriles: Ferrocarriles Nacionales de México (FNM). Desde principios de siglo hasta la década de los sesentas, los ferrocarrileros se mantuvieron como uno de los sindicatos más pujantes en la lucha por la defensa de sus condiciones laborales y de vida. Su acción política fue mermada por el gobierno en acciones que fueron desde el encarcelamiento y la tortura de líderes, hasta las negociaciones fraudulentas propias del corporativismo sindical. Sin embargo, es uno de los grupos obreros mexicanos que obtuvieron condiciones favorables de vida como vivienda propia, un salario regular, prestaciones, etc.6